Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel: cr¨®nica de un conflicto que crece
Las diferencias y los choques entre el presidente argentino y su segunda generan problemas de gesti¨®n, mientras el Gobierno pierde legisladores en el Congreso
Desaires en p¨²blico, di¨¢logo escaso, cr¨ªticas que se disparan desde los medios y las redes sociales sin aviso previo, exclusiones en actos oficiales: la relaci¨®n entre el ultraderechista Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, se descompone d¨ªa a d¨ªa, desde hace meses. Aunque sin ataques directos entre ellos, el conflicto ya es inocultable y no lo disimulan ni en Casa Rosada ni en la presidencia del Senado, donde Villarruel ejerce la titularidad por mandato constitucional. All¨ª, en las dependencias del Congreso donde tiene su despacho, se siente confinada Villarruel, sin margen de acci¨®n pol¨ªtica despu¨¦s de que Milei rompiese su promesa de campa?a de entregarle el control de al menos dos ministerios. ¡°Es como tener a una leona enjaulada¡±, dicen cerca de la vicepresidenta. La tensi¨®n entre las principales autoridades del Gobierno no es gratuita. En la ¨²ltima semana, la raqu¨ªtica ¡°tropa¡± parlamentaria oficialista perdi¨® dos bancas y en ambos casos se cruzaron los temas que enfrentan a Milei y Villarruel.
Como observa un ministro del Ejecutivo, en el Gobierno de Milei confluyen dos l¨ªneas de la derecha argentina, ¡°una m¨¢s liberal y otra m¨¢s conservadora¡±. El presidente representar¨ªa a la primera ¡ªpese a que conspiran sus posturas contrarias al aborto y a las pol¨ªticas de g¨¦nero, entre otras cosas¡ª; la vicepresidenta se promociona como exponente de la segunda. Mientras el discurso central de Milei ha sido el de desregular la econom¨ªa y desguazar el Estado, con ¡°la casta¡± como principal enemigo, el de Villarruel, hija y nieta de militares, se ha enfocado en desarmar los consensos sociales alcanzados en democracia en torno a las pol¨ªticas de derechos humanos, expresi¨®n del negacionismo del terrorismo de Estado perpetrado durante la ¨²ltima dictadura (1976-1983).
La virtual armon¨ªa de esos roles dur¨® lo que la campa?a electoral. Ni bien asumi¨® el Gobierno ultra en diciembre pasado, Villarruel fue apartada de la toma de decisiones. El acuerdo previo era que bajo la ¨®rbita de la vicepresidenta quedar¨ªan las carteras de Defensa y de Seguridad, pero Milei los cedi¨® a referentes de la hoy disuelta alianza de centroderecha que formaban el PRO ¡ªel partido del expresidente Mauricio Macri (2015-2019)¡ª y la Uni¨®n C¨ªvica Radical (socialdem¨®crata). Villarruel no recibi¨® compensaci¨®n alguna.
De all¨ª en m¨¢s, el malestar fue creciendo y los cortocircuitos se repiten. El Ejecutivo le atribuy¨® responsabilidad a Villarruel por el esc¨¢ndalo que se desat¨® ante el aumento de las dietas de los senadores y por las ¨²ltimas derrotas que sufri¨® el oficialismo en la C¨¢mara alta, como la p¨¦rdida del control de una comisi¨®n clave ¡ªla bicameral que supervisa a la Secretar¨ªa de Inteligencia¡ª y la aprobaci¨®n de una ley que incrementa las pensiones ¡ªrevirtiendo el ajuste aplicado por Milei, quien ya firm¨® el veto a la norma¡ª. Uno de los encontronazos m¨¢s evidentes ocurri¨® cuando Villarruel defendi¨® a los futbolistas del seleccionado argentino campe¨®n de Am¨¦rica que hab¨ªan entonado cantos racistas en desmedro de sus pares franceses. A d¨ªas de una visita oficial de Milei a Par¨ªs, la vicepresidenta fue p¨²blicamente desautorizada por el Ejecutivo y la secretaria general de la Presidencia y hermana del presidente, Karina Milei, se disculp¨® personalmente ante la Embajada de Francia en Buenos Aires.
En el entorno de la vicepresidenta se quejan por el ¡°fuego amigo¡± y por que nadie les anticipa las decisiones que les incumben. Enfatizan que Villarruel no tiene incidencia sobre lo que votan los senadores -de hecho, no es senadora, aunque por su cargo sea la presidenta de la C¨¢mara y tenga un voto de desempate en caso de ser necesario-, que siempre fue leal al presidente. Dicen adem¨¢s que, ante problemas similares, el titular de la C¨¢mara de Diputados, Mart¨ªn Menem, recibe un trato bastante m¨¢s favorable por parte del Ejecutivo. Los dardos no apuntan tanto a Milei como a su c¨ªrculo m¨¢s estrecho, especialmente contra Santiago Caputo, el asesor presidencial sin cargo formal, pero tambi¨¦n a la hermana del mandatario. Con Karina Milei, matizan, hay una relaci¨®n de respeto ¡°entre dos mujeres con personalidad fuerte¡±. Villarruel defini¨® en marzo a ese v¨ªnculo dif¨ªcil: dijo que, entre ella y Karina, el presidente quedaba en medio como un ¡°pobre jamoncito¡±.
Excluida o relegada en distintos actos oficiales, la vicepresidenta desarrolla actividades propias, paralelas. Se muestra recorriendo el interior del pa¨ªs y cultiva una imagen que pretende contrastar, en las formas y los estilos, con la de Milei: se postula como una suerte de representante de la ultraderecha de ¡°buenos modales¡±, m¨¢s nacionalista y respetuosa de las reglas institucionales.
La memoria en juego
Nieta, hija y sobrina de militares, Villarruel construy¨® su figura p¨²blica a partir de la reivindicaci¨®n de las v¨ªctimas de las organizaciones pol¨ªticas que en los a?os setenta se volcaron a la lucha armada. Desde el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus V¨ªctimas (Celtyv), aboga desde hace a?os por lo que llama ¡°memoria completa¡±, un intento por instalar que en Argentina hubo una guerra civil y que los delitos de los grupos armados son equiparables a los cr¨ªmenes de lesa humanidad perpetrados desde el Estado.
En el Senado, el martes pasado, la vicepresidenta mont¨® la escenograf¨ªa para darle amparo institucional a ese discurso que legitima a la dictadura. El prop¨®sito fue conmemorar del D¨ªa Internacional de las V¨ªctimas del Terrorismo y, all¨ª, sus palabras plantearon la necesidad de ¡°dejar el pasado atr¨¢s, pero con justicia¡±. ¡°Reabriremos todas las causas de v¨ªctimas del terrorismo¡±, anunci¨® y afirm¨® que ¡°todos¡± los exintegrantes de Montoneros, la organizaci¨®n armada peronista, ¡°tienen que estar presos por ensangrentar nuestra Naci¨®n¡±. No mencion¨® que diversos casos ya fueron juzgados y que muchos de los supuestos involucrados fueron asesinados o desaparecidos durante la dictadura, sin que haya rastros de ellos. Hasta ahora los tribunales judiciales han considerado prescriptos los delitos de las organizaciones guerrilleras y han rechazado juzgarlos como cr¨ªmenes de lesa humanidad.
Apenas unas horas despu¨¦s, el Ejecutivo tomaba distancia, otra vez, de los dichos de la vicepresidenta. ¡°Obviamente es un tema de la agenda de Villarruel porque es su bandera [...] Es un tema que hoy no est¨¢ en la agenda del Presidente¡±, dijo el mi¨¦rcoles el vocero de Casa Rosada, Manuel Adorni.
Con palabras parecidas, Milei hab¨ªa buscado desligarse, d¨ªas antes, de la visita que seis diputados oficialistas hicieron a represores presos, como el exmarino Alfredo Astiz, por secuestros, torturas y asesinatos. El esc¨¢ndalo y los repudios que gener¨® esa excursi¨®n a la c¨¢rcel de Ezeiza derivaron en el debilitamiento de la bancada de La Libertad Avanza en la C¨¢mara baja: una de las diputadas que particip¨® de la reuni¨®n, Lourdes Arrieta, denunci¨® que viaj¨® enga?ada y que no sab¨ªa con qui¨¦nes se encontrar¨ªa. Revel¨® m¨¢s tarde que el objetivo del encuentro fue elaborar un proyecto para que los represores sean liberados. Abandon¨® el bloque antes de que la echaran.
Villarruel asegura no haber tenido nada que ver con la visita a los represores, pero en el oficialismo muchos desconf¨ªan. Y recuerdan que ella sol¨ªa visitar en la c¨¢rcel al exdictador Jorge Rafael Videla.
El juez y la casta
Un foco de incendio declarado entre el presidente y su vice es la Corte Suprema de Justicia. Para cubrir dos vacantes en el m¨¢ximo tribunal, Milei propuso al juez federal Ariel Lijo y al abogado conservador Manuel Garc¨ªa-Mansilla. Si el segundo es impulsado por afinidad ideol¨®gica, el primero es parte de un acuerdo entre el asesor Caputo y el actual juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, hoy en minor¨ªa dentro del tribunal, integrado por cinco magistrados.
Lijo es resistido por numerosas organizaciones de la sociedad civil, parte de la oposici¨®n e incluso aliados del Gobierno, como el expresidente Macri. Tambi¨¦n por Villarruel: ¡°Es un juez controversial que no contar¨ªa con los pergaminos necesarios¡±, dijo. Cerca de la vicepresidenta afirman que ella lo ve como a un miembro de ¡°la casta¡± judicial. Y descartan que sus objeciones se deban solo a que es uno de los jueces que se neg¨® a considerar los cr¨ªmenes de Montoneros como delitos de lesa humanidad.
El rechazo a Lijo origin¨®, el mi¨¦rcoles pasado, la p¨¦rdida de otra banca para La Libertad Avanza. En este caso, en la C¨¢mara alta, la que debe tratar la designaci¨®n de los jueces. El senador Francisco Paoltroni, que hab¨ªa estado en primera fila del acto organizado el martes por Villarruel, declar¨® abiertamente que no aprobar¨ªa el pliego del juez Lijo, a quien defini¨® como ¡°la garant¨ªa del sistema de la casta¡±. Adem¨¢s, pidi¨® la renuncia del asesor Caputo, apodado ¡°el mago del Kremlin¡±, por sus operaciones pol¨ªticas en las sombras. El Ejecutivo le baj¨® el pulgar y sus compa?eros de bancada le dirigieron una carta a Villarruel solicit¨¢ndole que lo expulsara del espacio. La vicepresidenta respondi¨® que el pedido era ¡°improcedente¡± y que esa decisi¨®n deb¨ªa tomarla el bloque y no la presidenta el Senado.
Algunos medios estimaron que la respuesta supon¨ªa un desaf¨ªo de Villarruel a Milei y la vicepresidenta, a trav¨¦s de sus redes sociales, dispar¨® este jueves: ¡°Al periodismo pautero y mala leche le digo que deje de buscar titulares que dividen y ded¨ªquense a informar sin hacer amarillismo¡±. El mensaje pretendi¨® ser un gesto de distensi¨®n hacia la Rosada, pero en la presidencia del Senado admit¨ªan incomodidad porque nadie los hab¨ªa consultado, ni les hab¨ªa adelantado la remoci¨®n de Paoltroni. En cualquier caso, el Gobierno ya hab¨ªa pagado el costo de las disputas internas: ahora tiene 6 legisladores propios sobre un total de 72 en el Senado y 32 sobre 257 en Diputados.
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