Las galer¨ªas tienen un plan(azo)
Las principales firmas en Espa?a, tras un a?o dif¨ªcil, apuestan por armar espacios de encuentro distendido en mecas del veraneo con pedigr¨ª cultural y acomodado
Se ech¨® encima otro verano pand¨¦mico: tras 18 meses eternos, los cambios de vida provocados o acelerados por el virus se notan tambi¨¦n en las vol¨¢tiles rutas migratorias del mercado del arte contempor¨¢neo. Por un lado, el teleconsumo y el teleocio casan muy mal con el di¨¢logo o la experiencia art¨ªstica en carne y hueso, y, no nos enga?emos, con el plus simb¨®lico de prestigio social que daba arreglarse con informalidad m¨¢s o menos estudiada para hacer gallery hopping y dejarse ver por las inauguraciones. Quiz¨¢ la covid y las plataformas de series, a cada cual m¨¢s peregrina, acaben carg¨¢n...
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Se ech¨® encima otro verano pand¨¦mico: tras 18 meses eternos, los cambios de vida provocados o acelerados por el virus se notan tambi¨¦n en las vol¨¢tiles rutas migratorias del mercado del arte contempor¨¢neo. Por un lado, el teleconsumo y el teleocio casan muy mal con el di¨¢logo o la experiencia art¨ªstica en carne y hueso, y, no nos enga?emos, con el plus simb¨®lico de prestigio social que daba arreglarse con informalidad m¨¢s o menos estudiada para hacer gallery hopping y dejarse ver por las inauguraciones. Quiz¨¢ la covid y las plataformas de series, a cada cual m¨¢s peregrina, acaben carg¨¢ndose la sana y barata costumbre de ir al cine, pero para las galer¨ªas las viewing rooms (y perd¨®n por tanto anglicismo) han sido un plan B de emergencia que ya fatiga a muchos clientes. Por otro, hac¨ªa tiempo que un mundillo hiperglobalizado, adicto a la novedad y adepto a las modas apuntaba maneras de complementar y matizar el modelo estacional de megasubastas, macroferias y supergaler¨ªas franquiciadas en cl¨®nicos cubos blancos por todos los barrios ricos (e igualmente cl¨®nicos) del planeta.
Ahora que la poderosa Hauser & Wirth inaugura sede en Mah¨®n, conviene recordar que antes de la pandemia fue de las primeras en intuir y armar un esquema distinto de visitas y ventas: al abrir en 2014 una filial en la campi?a de Somerset con tienda org¨¢nica, casa rural y restaurante incluidos (luego han seguido otras en St. Moritz, Gstaad, los Hamptons y M¨®naco, hace una semana) cambiaba las reglas de juego: en lugar de esperar al p¨²blico y los clientes, sal¨ªa a buscarlos en sus cuarteles de invierno o veraneo y se postulaba ella misma como destino tur¨ªstico. M¨¢s que simples obras, vend¨ªa el planazo completo: el arte y tambi¨¦n el paisaje, el paisanaje, la cultura y la comida locales. En ese sentido puede leerse no solo la jugada menorquina, sino la reapertura del Chillida Leku en 2019: invitar a visitar las esculturas, el lugar donde se crearon y la ciudad entera, porque en San Sebasti¨¢n se vive y se come y se duerme estupendamente hasta en pleno agosto.
En otras capitales como Berl¨ªn o Lisboa, que no solo no se adormilan como Madrid o Par¨ªs, sino que se animan en verano, galer¨ªas como The Ballery o Casa70 montan espacios y exposiciones ef¨ªmeras al calor de su temporada alta. Y en Estados Unidos hace ya tiempo que gigantes como Lehmann Maupin, Pace, Paula Cooper o las inglesas Lisson y White Cube siguen a los superricos por playas soleadas o cumbres nevadas, hasta los Hamptons, Aspen, Miami o Palm Beach, donde los espacios de temporada brotan como setas en la resaca pand¨¦mica.
En Espa?a, Albarr¨¢n Bourdais, con galer¨ªa en Madrid, inici¨® su proyecto Solo Houses ya en 2010 cerca de Beceite y Calaceite, en la comarca turolense del Matarra?a: un remanso muy hermoso y muy tradicional de la burgues¨ªa ilustrada catalana, madrile?a y aragonesa que por algo se hace llamar la Toscana espa?ola. El proyecto en progreso combina casas de autor, firmadas por estudios como KGDVS, que pueden alquilarse con exposiciones permanentes al aire libre, dentro de un programa ambicioso auspiciado por Hans Ulrich Obrist. Arranc¨® en 2019 con artistas como Ugo Rondinone o Fernando S¨¢nchez Castillo y acaban de inaugurar su segunda muestra con obras de Cristina Lucas, Mona Hatoum o Kiki Smith integradas en un paisaje espectacular.
Armar espacios de encuentro distendido, tras un a?o dif¨ªcil, en mecas del veraneo con pedigr¨ª cultural y acomodado: entre julio y septiembre lo hacen en el Empord¨¤ tres galer¨ªas barcelonesas, la veterana Joan Prats, la muy establecida NoguerasBlanchard (con sede tambi¨¦n en Madrid) y la reciente Bombon Projects. Han sumado fuerzas en el pueblecito de Fonteta, en un hermoso espacio fresco y ajardinado, quintaesencia del esp¨ªritu veraniego ampurdan¨¦s. Y han trabajado cuidadosamente un programa estival atento al contexto local, con Josep Pla como figura tutelar de dos colectivas de artistas de la tierra e internacionales, en torno a dos actitudes que devienen formas en la Costa Brava: parar la fresca y estar a la lluna. Lo ef¨ªmero no tiene por qu¨¦ ser improvisado.
Tampoco Hauser & Wirth estar¨¢ sola en Menorca: desde 2018 la madrile?a Cay¨®n abre en verano en Mah¨®n su espacio espectacular en el antiguo cine Victoria. Ahora expone grandes formatos de los ¨²ltimos a?os de Cruz-Diez y echa a la calle sus intervenciones crom¨¢ticas en pasos de cebra del casco antiguo. El lugar es fabuloso y solo se me ocurre compararlo con el teatro que la galer¨ªa Continua restaur¨® en 1990 en San Gimignano, en plena Toscana (la italiana, en este caso). Ha sido la otra gran pionera en esto de salirse de las grandes ciudades y los cubos blancos y tiene otra sede desde 2007 en Les Moulins, en la dulce campi?a parisiense.
Albarr¨¢n Bourdais tambi¨¦n estar¨¢ a partir de este verano en Mah¨®n, en una casa noble del centro
Albarr¨¢n Bourdais tambi¨¦n estar¨¢ a partir de este verano en Mah¨®n, en una casa noble del centro que inaugura Boltanski con una instalaci¨®n espec¨ªfica en torno a la memoria y el esp¨ªritu del lugar. En la menos recatada Ibiza, por otra parte, hab¨ªan lanzado ya espacios veraniegos la madrile?a Parra & Romero, la francesa Lune Rouge o la Galeria Tambien, especializada en mobiliario y dise?o de firma de mediados de siglo.
Haciendo de la necesidad virtud, en su en¨¦simo avatar, las galer¨ªas de arte se reinventan y, sobre todo, se relajan. Buscan espacios con sabor local y paisajes de postal, huyen de la as¨¦ptica galer¨ªa urbana (bastante asepsia hemos tenido en un a?o nefasto) y de aquellos dependientes adustos y tirando a odiosos que coleaban desde los ochenta y parec¨ªan dispuestos a examinar de selectividad al cliente desprevenido. Ya no: ahora sacan al arte de las asignaturas obligatorias del curso lectivo de todo buen urbanita culto y, covid mediante, lo convierten en el premio y el viaje de fin de curso.
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