¡®Piedra, papel, tijera¡¯ o c¨®mo despertar de la pesadilla de la historia
Los chejovianos relatos de Maxim ?sipov indagan sin juicios morales en las formas del desmoronamiento personal que acompa?aron la ca¨ªda del r¨¦gimen sovi¨¦tico
¡°Madrecita Sof¨ªa, ay¨²dame a comprar un piso m¨¢s barato y ya reformado. Y con todos los papeles en regla¡±. ¡°Ayuda a Anna a recuperar la salud y haz que regrese conmigo para siempre¡±. ¡°Ay¨²dame a olvidar a Vlad¡±. Las peticiones en el muro del monasterio son simples, pero su satisfacci¨®n no lo es, como sabe el ¡°hombre del Renacimiento¡± que protagoniza uno de los relatos m¨¢s extensos del nuevo libro de Maxim ?sipov, una de esas personas en las que ¡°est¨¢n puestas todas las esperanzas¡± del ¡°grandioso experimento¡± que, en palabras de uno de sus profesores, es la sociedad pos-sovi¨¦tica; en ella, todos los mayores de 30 a?os son ¡°emigrantes, a decir verdad¡±. No queda m¨¢s que mirar la realidad a trav¨¦s de la mira telesc¨®pica de un arma.
Maxim ?sipov (Mosc¨², 1963) es cardi¨®logo y un autor tard¨ªo; como escribi¨® Joshua Yaffa en el perfil que le dedic¨® en 2019 en The New Yorker, hasta 2007 fue ¡°un m¨¦dico que no ejerc¨ªa la medicina y un escritor que no hab¨ªa publicado ni una l¨ªnea¡±. Pero las cosas han cambiado, y Piedra, papel, tijera, su segunda colecci¨®n de relatos en espa?ol, tras El grito del ave dom¨¦stica (Club Editor, 2015), lo encuentra convertido en uno de los escritores contempor¨¢neos m¨¢s destacados de su pa¨ªs, entre otras razones, por su extraordinaria capacidad para renovar el repertorio formal del relato breve ruso, cuya referencia inexcusable es, por supuesto, Ant¨®n Ch¨¦jov; con ¨¦l ?sipov no s¨®lo comparte la pr¨¢ctica del adulterio (¡°la medicina es mi esposa legal; la literatura, s¨®lo mi amante¡±, afirm¨® el autor de La dama del perrito), sino tambi¨¦n un inter¨¦s por las vidas ¡°corrientes¡± de sus compatriotas: maestros de escuela, sacerdotes que tal vez nunca hayan cre¨ªdo, delincuentes comunes, ni?os, intelectuales acabados, cantantes l¨ªricas, peque?os y astutos empresarios y pol¨ªticos corruptos, porteros.
¡°Durante el socialismo (¡) era como todos: cre¨ªa y no cre¨ªa. Estaba el pa¨ªs, su hija. Ten¨ªan ideales, y tambi¨¦n temores. Lleg¨® el fin del socialismo y el pa¨ªs se desmoron¨®¡±, hace decir el autor a un personaje; si para unos ¡°la Uni¨®n Sovi¨¦tica era la realidad, lo era todo¡± y para otros fue ¡°una locura colectiva¡±, ?sipov no tiene inter¨¦s en tomar partido. Lo que lo mueve es la indagaci¨®n de las formas del desmoronamiento personal que acompa?aron la ca¨ªda del r¨¦gimen sovi¨¦tico; del escritor que ya no tiene lectores a la joven que trata de abrirse paso en su profesi¨®n a fuerza de relaciones ¡°convenientes¡±, del padre que arregla que su hijo no vaya a Afganist¨¢n (¡°en mi vida ha habido muchos momentos tristes, incluso vergonzosos, como en la vida de casi toda persona, sobre todo si es sovi¨¦tica, pero en actos como este no vamos a participar¡±, dice) al anciano cuyas opiniones no han cambiado mucho en las ¨²ltimas d¨¦cadas (¡°A los polacos, al pared¨®n. A los rusos, al pared¨®n. A los jud¨ªos¡ A los jud¨ªos, a uno de cada dos¡±), todos los personajes de Piedra, papel, tijera tienen la sensaci¨®n de no poder vivir su ¡°propia vida¡±, impedidos como est¨¢n por fuerzas pol¨ªticas y econ¨®micas que cambiaron de signo, dej¨¢ndolos desorientados y hu¨¦rfanos, pero no perdieron ni un ¨¢pice de su fuerza destructiva. ¡°Es asombroso, pero¡±, afirma ?sipov en ¡®Sventa¡¯, el relato m¨¢s expl¨ªcitamente autobiogr¨¢fico del volumen, ¡°mis preocupaciones de hace unos treinta a?os son exactamente las mismas que las de ahora: 1) no ensuciarme, no envilecerme, 2) no ir a parar entre rejas y 3) no dejar pasar la oportunidad cuando llegue la hora de partir para siempre¡±. Es como si, sostiene otro personaje, ¡°estuviera sentado de espaldas en un tren y mirara por la ventanilla. Y all¨ª apareciera el pasado, s¨®lo el pasado¡±.
¡°Soy maestro de lengua y literatura rusas, soltero y sin hijos. He vivido durante toda mi vida (¡) en nuestra ciudad, que es un hermoso lugar dotado de la triste belleza de la Rusia central y, si no nos fijamos en lo que ha hecho el hombre, un lugar muy hermoso. Aqu¨ª, al parecer, vivir¨¦ para siempre: aqu¨ª he nacido y aqu¨ª morir¨¦. Antes, durante mi juventud, esta idea me deprim¨ªa; ahora no¡±, escribe uno de los personajes del libro: procur¨® ser justo, y al intentarlo posiblemente haya ocasionado la muerte de una joven, pero el autor no lo juzga: como Grace Paley, como Alice Munro y Lorrie Moore, ?sipov parece haber adoptado de Ch¨¦jov la idea de que el juicio moral es in¨²til, as¨ª como la certeza de que, cualesquiera que sean las acciones de los personajes, ¨¦stas est¨¢n presididas por razones y circunstancias que s¨®lo pueden inspirarnos compasi¨®n.
Una tentaci¨®n aparentemente irresistible para ciertos lectores parece consistir en pensar que estos relatos son un ¡°retrato¡± de los habitantes de un pa¨ªs que estas semanas parece dispuesto a comenzar una nueva guerra europea a consecuencia del nacionalismo ¨¦tnico de sus dirigentes, una naci¨®n de ¡°idiotas¡± y de ¡°santos¡± que todav¨ªa pueden citar de memoria a Anna Ajm¨¢tova, a Mija¨ªl L¨¦rmontov y a Aleksei Plesx¨¦iev sin importar su origen social y son ¡°buenos en la desdicha, y en la alegr¨ªa, malos¡±, como afirma un personaje. Pero Piedra, papel, tijera no es periodismo, y la literatura no es una lecci¨®n de geograf¨ªa, o no debe necesariamente serlo. Los personajes de ?sipov escriben peticiones en los muros de los monasterios para encontrar a sus hijos, comprar el coche de sus sue?os y recuperar la salud; lo que piden, sobre todo, es conservar ¡°esa eterna esperanza, ese espejismo: el de que de pronto me despierte y toda esta pesadilla haya terminado¡±. Pero el joven Stephen Dedalus lleva 100 a?os intentando despertar de ella, sin conseguirlo, y lo m¨¢s probable es que ni los personajes de este libro ni sus lectores vayamos a superarla nunca.
Piedra, papel, tijera
Autor: Maxim ?sipov.
Traducci¨®n: Ricardo San Vicente.
Editorial: Libros del Asteroide, 2022.
Formato: tapa blanda (328 p¨¢ginas, 23,95 euros) y e-book (11,99 euros).
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.