Natalie Haynes: ¡°En el mundo griego una mujer siempre estaba en peligro, ya fuera por los hombres o los s¨¢tiros¡±
La ensayista y novelista brit¨¢nica, que narra en ¡®Las mil naves¡¯ la guerra de Troya a trav¨¦s de sus personajes femeninos, constata la espantosa violencia que se ejerce contra las hero¨ªnas de la Antig¨¹edad
Llega uno a la entrevista en Londres con la clasicista, mit¨®grafa, ensayista y novelista Natalie Haynes con la cabeza llena de amazonas, gorgonas, ninfas, sirenas, magas, reinas y princesas. La cita es en Bloomsbury pero no como cabr¨ªa suponer en el British Museum con sus extraordinarias colecciones de arte griego (de las que la autora se ha servido) y su serenidad, sino en un caf¨¦ que ha elegido ella del moderno Brunswick Center, un alegre y bullicioso complejo comercial de tiendas, bares y restaurantes que parece lo opuesto a las salas del venerable museo. La opci¨®n cobra sentido cuando se piensa en que Haynes (47 a?os, Birmingham, ¡°territorio peaky blinders¡±, recalca), es una gran y popular divulgadora del mundo cl¨¢sico, en libros, prensa y radio, con un enfoque moderno en el que destaca su reivindicaci¨®n, muy en la l¨ªnea de los tiempos que corren, de la voz de las mujeres en los mitos griegos. Autora de dos libros de no ficci¨®n, uno de ellos el extraordinariamente estimulante Pandora¡¯s Jar (Picador, 2020), una revisi¨®n iluminadora de los personajes de Medea, Medusa, Pandora, Helena, Eur¨ªdice, Pen¨¦lope o las amazonas, y tres novelas, es noticia por la publicaci¨®n en castellano de la ¨²ltima de ellas, Las mil naves (Salamandra, 2022, traducci¨®n de Aurora Echevarr¨ªa) ¡ªreferencia a la numerosa flota aquea que zarp¨® contra Troya¡ª, emocionant¨ªsima relectura de la Il¨ªada contada por sus personajes femeninos, desde la mism¨ªsima musa Cal¨ªope que le enmienda la plana a un estulto Homero a H¨¦cabe (H¨¦cuba), Casandra, Tetis, Ifigenia, Pol¨ªxena, Pen¨¦lope o Clitemnestra.
Realmente, aunque desde luego hay precedentes tan ilustres como los de Christa Wolf (Casandra), Marguerite Yourcenar (Pentesilea) y Margaret Atwood (Pen¨¦lope), por no hablar de Eur¨ªpides (a cuya Las troyanas, con la adici¨®n de cormoranes en la playa, debe tanto Las mil naves), pocas veces se ha visto dar voz a las hero¨ªnas de la guerra de Troya y ¡°ponerlas por delante¡± con tanta fuerza, sensibilidad y pertinencia como lo hace Haynes. Entre los buenos hallazgos, hacer que Laocoonte y sus hijos se enreden en algas y se ahoguen, describir a Afrodita como l¨ªquida, mostrar a Ulises volviendo a la manera de El regreso de Martin Guerre, o el que a los dioses les desagrade el hedor a muerte que emanamos los seres humanos.
La autora aparece con un vestido negro y, al tener el cabello del mismo color y los ojos oscuros, sugiere de entrada (y visto su tema) una Circe o una Medea. Sin embargo, al conversar se revela una mujer vivaz y simp¨¢tica, inclinada a la iron¨ªa y la broma inteligente y culta, como en sus libros (¡°tu secreto est¨¢ a salvo conmigo, no le dir¨¦ nada a Apolo¡±, apunta al conocer el nombre de su interlocutor). Hace bochorno en Londres, pero desde que ella se sienta con una cerveza Brewdog (que bebe directamente de la botella) y empieza a hablar como un personaje de El secreto, de Donna Tartt, una novela que le encanta, se dir¨ªa que el calor procede del mism¨ªsimo incendio de Troya.
?Con qu¨¦ personaje de su novela se identifica m¨¢s? ¡°?Con cu¨¢l te parece?¡±. Casandra. ¡°Eso mismo dice mi madre¡±. Pen¨¦lope es su segundo personaje favorito de Las mil naves: aparece en forma de cartas que le escribe a su viajero marido Ulises y que cada vez son m¨¢s clarividentes, desenga?adas e ir¨®nicas. ¡°Ulises ya est¨¢ tardando, los n¨²meros son los n¨²meros, y son demasiados a?os, demasiados pretextos para no volver a casa y demasiadas aventuras horizontales, como los siete a?os con Circe¡±. Haynes proyectaba hacer con la Odisea lo mismo que ha hecho con la Il¨ªada, pero el protagonismo de Pen¨¦lope en Las mil naves lo ha vuelto, considera, innecesario.
Pese a la mucha iron¨ªa y un notable sentido del humor, recorre la conmovedora novela un pathos terrible. En particular, la violencia que se ejerce con las mujeres es espantosa. ¡°En el mundo griego, ser mujer era muy duro¡±, subraya la escritora. ¡°Tenemos por ejemplo esa idea buc¨®lico pastoril del campo griego, pero s¨®lo era bonito si eras un hombre; las mujeres estaban en constante riesgo ah¨ª afuera por los hombres o los s¨¢tiros¡±. Heynes contin¨²a: ¡°A veces los cl¨¢sicos parecen una horror movie, muchas escenas de Las mil naves me han sido dif¨ªciles de escribir. Probablemente la que m¨¢s la de la muerte del ni?o Astianacte, el hijo de H¨¦ctor y Andr¨®maca, con la madre tratando de impedirlo e incluso proponiendo matarlo ella misma para evitarle sufrimiento. Los sacrificios de Ifigenia, por su propio padre el odioso Agamen¨®n, y de Pol¨ªxena, por Neopt¨®lemo, el hijo de Aquiles, tambi¨¦n me han resultado muy duros¡±.
?Vio la exposici¨®n sobre Troya en el British?, hab¨ªa algunas obras que plasmaban esos momentos terribles. ¡°S¨ª, en general me interes¨® mucho, aunque toda la parte sobre la realidad o no de la guerra¡ nunca he entendido la fascinaci¨®n por encontrar la verdadera Troya ¡ªhay gente que dedica a eso toda su carrera, ?puedes creerlo?¡ª o la ?taca de Ulises. Qu¨¦ importa: el mito es emocional, no geogr¨¢fico. Me gusta la leyenda de Troya m¨¢s que la arqueolog¨ªa. Yo no busco respuestas. Puedo vivir con la incertidumbre¡±. La escritora, que estudi¨® en Cambridge, muestra una familiaridad con los cl¨¢sicos envidiable. ¡°A los 14 a?os empec¨¦ a leer griego, y le¨ª la Il¨ªada en su idioma original; la Odisea a los 15¡å. Decirle que como chica probablemente preferir¨ªa la Odisea porque en la Il¨ªada hay mucha guerra es un faux pas . ¡°Pues prefiero la Il¨ªada, me encanta; es verdad que es un texto fundacional sobre la guerra y los combatientes, los hombres y la masculinidad. Pero no la hemos solido leer bien. De entrada, hay otras formas de masculinidad en ella aparte de las m¨¢s evidentes. Son muy distintas las formas de ser hombre de Agamen¨®n, Pr¨ªamo o Patroclo. Y por supuesto hay muchas mujeres, a las que Homero y los autores antiguos, con la notable excepci¨®n de Eur¨ªpides y Ovidio, dejaron en la sombra o pusieron en los m¨¢rgenes. ?Qu¨¦ pensaban ellas? Nos falta la mitad de la historia. Mi premisa al escribir Las mil naves es que la de Troya es una guerra tanto de mujeres como de hombres, y que las mujeres que viven una guerra son igual de heroicas que los hombres. Algunas incluso luchan, como la amazona Pentesilea. Y en cambio, los hombres no siempre. Mira el caso de Aquiles: el gran guerrero en realidad no combate hasta el libro 18 de los 24 de la Il¨ªada. Se pasa los primeros 17 libros, discutiendo, refunfu?ando, pidiendo ayuda a su madre, pero no peleando. Es decir que est¨¢ la mayor parte del relato entregado a la vida dom¨¦stica, la vida que se atribuir¨ªa a una mujer. Y en cambio nadie duda de su hero¨ªsmo¡±.
Hablando de Pentesilea, ?qu¨¦ apasionantes las amazonas! ¡°Eran los personajes m¨¢s populares para los griegos despu¨¦s de Heracles-H¨¦rcules; aparecen muy representadas. Eran el otro, claro, lo completamente opuesto al mundo griego, les daban morbo a los griegos y los intimidaban. Yo creo en su historicidad tal y como la ha investigado Adrienne Mayor¡± (Las amazonas, Desperta Ferro, 2017). ¡°Eran muy buenas con el hacha, mejores incluso que Clitemnestra¡±, apunta con un gui?o. Haynes detesta al gran Robert Graves por el tratamiento que le dio al enfrentamiento entre Aquiles y Pentesilea en su poema sobre la amazona, que culmima en un acto de necrofilia del guerrero. ¡°Convirti¨® la muerte heroica de la amazona, que yo considero un acto voluntario de redenci¨®n y expiaci¨®n, en un asunto masturbatorio de Aquiles¡±.
En cuanto a Helena, en Las mil naves nadie se cree que la guerra sea por ella. ¡°La misma idea de lanzar una flota y desatar un conflicto por una mujer les resulta risible, sobre todo a las mujeres. Es puro oportunismo masculino para conseguir gloria y riquezas¡±. Heynes puntualiza varias cosas que suelen olvidarse al culpabilizar a la bella Helena: que Paris tambi¨¦n estaba casado, que todo el l¨ªo de la manzana del c¨¦lebre juicio fue culpa del guapo troyano (y de los dioses), al elegir a Afrodita, y que Helena arrastraba una historia de abuso infantil: Teseo la rapt¨® para convertirl en su mujer ?a los siete a?os!
?Hay algo de g¨¦nero no binario en la Il¨ªada? ¡°Bueno, quiz¨¢ la diosa Palas Atenea. Por otro lado, no est¨¢ en la Il¨ªada pero hay aquello de Aquiles escondido disfrazado de mujer entre las hijas del rey Licomedes para no ir a la guerra¡¡±.
Haynes tiene sus personajes masculinos favoritos de la guerra de Troya (de su novela uno es el Ulises que ayuda a vengarse a H¨¦cuba del traidor Polim¨¦stor), entre ellos Patroclo y Eneas, al que sin embargo califica de ¡°terrible marido¡± que en la huida salva a su padre, pero se deja a su mujer, Cre¨²sa, una de las voces de Las mil naves. Lo imagina ¡°como en las pelis¡±, justific¨¢ndose: ¡°He tenido un d¨ªa dif¨ªcil¡±. Y en cuanto a los filmes, de Troya (2004, Wolfgang Petersen) piensa que es ¡°horrible¡±, con ese final ¡°en que Casandra se convierte en Buffy Cazavampiros matando a Agamen¨®n¡±, aunque salva la forma de mostrar la legendaria velocidad de Aquiles (Brad Pitt) y la escena de Pr¨ªamo (Peter O¡¯Toole) pidiendo de rodillas el cad¨¢ver de su hijo (¡°O¡¯Toole est¨¢ estupendo en cualquier contexto¡±). Tiene una debilidad por pel¨ªculas de serie B como Jas¨®n y los argonautas (1963, Don Chaffey) y por la Medusa de Uma Thurman en Percy Jackson y el ladr¨®n del rayo (2010, Chris Columbus). De Furia de titanes (1981, Desmond Davis) considera que la injustificada presencia del kraken, monstruo de la mitolog¨ªa n¨®rdica del siglo XIII, se debe s¨®lo al placer de Laurence Olivier (Zeus) por decir la frase ¡°soltad al kraken¡±.
Natalie Haynes ¡ªque escribe cosas tan hermosas como esto sobre Andr¨®maca: ¡°Vivi¨® el resto de su vida entre las sombras y los reflejos de todo lo que hab¨ªa perdido en las cat¨¢strofes de su juventud¡±¡ª, prepara ahora una novela sobre Medea (aclara con una sonrisa que ella no tiene hijos) y luego planea otra en la que ser¨¢ protagonista Medusa. De ambas ha escrito largo y tendido en Pandora¡¯s Jar. Aprovecha para recordar c¨®mo los h¨¦roes que aparecen junto a una y otra, Jas¨®n y Perseo, respectivamente, necesitan muchos gadgets, el segundo, y ayudas de los dioses los dos para cumplir sus misiones, mientras que Medea, hechicera semi-divina y patrona de la violencia vicaria, es resolutiva (para lo bueno y lo malo) por ella misma, y Medusa, violada de joven (por Poseid¨®n) y decapitada cruelmente, resulta un extra?o monstruo que es a la vez un s¨ªmbolo de protecci¨®n (Haynes tiene una estatuilla en su mesa de trabajo).
Al despedirnos, ella con tres ins¨®litos besos, hablamos de Ovidio (¡°lo adoro¡±), que la ha inspirado obviamente en lo de las cartas de Pen¨¦lope con sus Heroidas, y suelta que est¨¢ de moda ahora decir que el destierro del escritor en Tomis no fue real sino un recurso literario. ¡°S¨ª, la misma cara puse yo¡±. As¨ª que pasamos a¨²n un rato hablando de qu¨¦ pudo provocar el exilio de Ovidio. ¡°Yo creo que algo con Julia, la hija de Augusto, sexo turbio¡¡±. ?Y que vivan los cl¨¢sicos!
Lecturas recomendadas
Las mil naves
Natalie Haynes
Traducción de Aurora Echevarría
Salamandra, 2022. 384 páginas. 19,95 euros.
La senda de Aristóteles
Edith Hall
Traducción de Daniel Najmías
Anagrama, 2022. 312 páginas. 19,90 euros
Muros de Troya, playas de Ítaca
Jacqueline de Romilly
Traducción de Susana Prieto
Siruela, 2022. 164 páginas. 19,95 euros
Pensar como Ulises
Bianca Sorrentino
Traducción de Giovanna Gabrielle
Cátedra, 2022. 152 páginas. 15,95 euros
Clitemnestra
Kathleen L. Komar
Traducción de Amaya Bozal
Antonio Machado, 2021. 288 páginas. 20,90 euros
Músika
Javier Azpeitia
Tusquets, 2021. 400 páginas. 19,90 euros
Según natura. La bisexualidad en el mundo antiguo
Eva Cantarella
Akal, 2021. 352 páginas. 22 euros
Maneras trágicas de matar a una mujer
Nicole Loraux
Traducción de Ramón Buenaventura
A. Machado, 2020. 112 páginas. 9,50 euros
Penélope y las doce criadas
Margaret Atwood
Traducción de Gemma Rovira
Salamandra, 2020. 176 páginas. 17,10 euros
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