Pasado y presente del terror afroamericano
Impulsado por el movimiento Black Lives Matter, el ¡®horror noire¡¯ experimenta un auge ins¨®lito de obras cr¨ªticas con la brecha racial
El ¨¦xito en la taquilla estadounidense de las tres pel¨ªculas realizadas hasta la fecha por Jordan Peele ¡ªD¨¦jame salir (2017), Nosotros (2019) y NOP (2022)¡ª ha inspirado el resurgimiento de un cine afroamericano de terror y fant¨¢stico que bebe a partes iguales de la ...
El ¨¦xito en la taquilla estadounidense de las tres pel¨ªculas realizadas hasta la fecha por Jordan Peele ¡ªD¨¦jame salir (2017), Nosotros (2019) y NOP (2022)¡ª ha inspirado el resurgimiento de un cine afroamericano de terror y fant¨¢stico que bebe a partes iguales de la rabiosa actualidad del Black Lives Matter y el inter¨¦s por la genealog¨ªa cultural de toda una comunidad.
Sin duda uno de los aspectos m¨¢s sugerentes de NOP, que se estrena en nuestro pa¨ªs el 19 de agosto, es la reivindicaci¨®n por parte del director Jordan Peele de la presencia afrodescendiente en el origen mismo de la imagen en movimiento. Peele ya hab¨ªa vinculado en D¨¦jame salir y Nosotros los dilemas raciales que atraviesa su pa¨ªs con corrientes de fondo que se remontan a la g¨¦nesis misma de Estados Unidos como naci¨®n; pero en NOP va m¨¢s lejos, al recordarnos que tambi¨¦n la industria de Hollywood ha cimentado la producci¨®n de sus caracter¨ªsticos grandes espect¨¢culos en las ausencias y el silenciamiento de muchas contribuciones, en particular de los afroamericanos.
Cl¨¢sicos como ¡®El nacimiento de una naci¨®n¡¯ (1915, D. W. Griffith) son filmes de terror para la audiencia afroamericana, seg¨²n la especialista Robin R. Means Coleman
Lo cierto es que la repercusi¨®n de las pel¨ªculas de Peele ha propiciado un auge ins¨®lito de directores y, sobre todo, directoras ¡ªalgo importante dadas las insistentes reivindicaciones de los feminismos negros¡ª dispuestos a abordar el terror desde un posicionamiento cr¨ªtico con las brechas culturales y socioecon¨®micas fruto de un racismo sist¨¦mico. Pero no es la primera vez que ocurre en el cine norteamericano, como puso de manifiesto en 2011 el ensayo can¨®nico de la especialista Robin R. Means Coleman Horror Noire: A History of Black American Horror from 1890s to Present, versionado como documental en 2019. En su libro, Coleman empieza por aplicar una perspectiva subversiva a su objeto de estudio, al considerar t¨ªtulos cl¨¢sicos de Hollywood como El nacimiento de una naci¨®n (1915) ¡ªejercicio de ¨¦pica pseudohist¨®rica a cargo de D. W. Griffith¡ª pel¨ªculas de terror para la audiencia afroamericana por el retrato racista que se ofrece de ellos y el impacto consiguiente en los imaginarios del p¨²blico blanco.
A continuaci¨®n, Coleman se centra en el terror ortodoxo producido por Hollywood para diferenciar tres grandes etapas que a los aficionados al g¨¦nero les ser¨¢n familiares. En la primera, que abarca hasta finales de los a?os sesenta, los personajes de color tienen una presencia apenas testimonial y, en casos como King Kong (1933) y Yo anduve con un zombi (1943), condicionada al estereotipo ex¨®tico; si bien hay que distinguir entre el car¨¢cter pulp de la primera y la delicadeza que puso de manifiesto la segunda en su mirada sobre la esclavitud y las tradiciones relacionadas con el vud¨². Existen en cualquier caso rarezas entre los a?os veinte y cuarenta plenamente comprometidas con la experiencia afroamericana, como los reivindicativos race ?films debidos a Oscar Micheaux y otros directores independientes, que tiene uno de sus puntos culminantes en The Blood of Jesus (1941), extra?a f¨¢bula moralizante del actor y director Spencer Williams dirigida a un p¨²blico tambi¨¦n segregado en muchos Estados en las salas de cine.
La segunda etapa se halla ligada al ¨ªmpetu del movimiento por los derechos civiles y figuras como Martin Luther King y Malcolm X, cuya proyecci¨®n medi¨¢tica y destino tr¨¢gico durante la d¨¦cada de los sesenta tienen en el actor Duane Jones un reflejo perfecto. Jones es el carism¨¢tico ¡ªy malogrado¡ª protagonista de La noche de los muertos vivientes (1968) y lidera asimismo el reparto de Ganja & Hess (1973), de Bill Gunn, t¨ªtulo clave en la historia del horror noire; una reflexi¨®n sobre el vampirismo como factor de desclasamiento racial que, por sus im¨¢genes de filiaci¨®n experimental y su atenci¨®n hacia personajes eruditos, constituye un hito representativo. Ganja & Hess es una de las muestras m¨¢s legitimadas del blaxploitation, tendencia oportunista de pel¨ªculas de bajo presupuesto que reinterpreta por entonces los g¨¦neros cl¨¢sicos de Hollywood al gusto de una audiencia afroamericana orgullosa por vez primera de su idiosincrasia y sus peculiaridades expresivas. Dan cuenta de la popularidad del blaxploitation de terror t¨ªtulos tan elocuentes como Dr¨¢cula negro (1972) y Dr. Black, Mr. Hyde (1976).
Tras el revulsivo que suponen los a?os setenta para el grueso del cine de terror, los ochenta y noventa tienden a la uniformidad, algo en lo que tiene mucho que ver el insaciable mercado del v¨ªdeo dom¨¦stico. Con excepciones como El hermano de otro planeta (1984), los afroamericanos son codificados en pantalla como personajes secundarios asesinados por el psic¨®pata enmascarado de turno en uno u otro slasher. En esa coyuntura, gana peso la literatura de g¨¦nero, heredera de la tradici¨®n oral y musical en torno a los horrores de la esclavitud y las injusticias raciales acaecidas en los ¨¢mbitos rurales y urbanos. Charles W. Chesnutt, Pauline Hopkins y los autores ignotos del pulp alumbran un g¨®tico doliente que aciertan a reformular para la (pos)modernidad Alice Walker, Octavia Butler, Toni Morrison y Tananarive Due. Si el cine de terror se contagia de ese g¨®tico en el periodo de entresiglos, es mediado por una agresiva sensibilidad pop indisociable del caso de Rodney King y los disturbios en Los ?ngeles de 1992, que ejemplifican pel¨ªculas de esp¨ªritu trash como Leprechaun in the Hood (2000) y Bones (2001).
El horror noire que se produce en la actualidad ha sofisticado notablemente sus formas y adolece de una excesiva gravedad y cierto manique¨ªsmo
El horror noire que se produce en la actualidad a la sombra del Black Lives Matter y el mandato presidencial de Donald Trump ha sofisticado notablemente sus formas y adolece de una excesiva gravedad y cierto manique¨ªsmo. No por casualidad, Jordan Peele dej¨® a un lado este ¨²ltimo aspecto en la que contin¨²a siendo su mejor pel¨ªcula, D¨¦jame salir, inteligente s¨¢tira sobre la condici¨®n afroamericana en tiempos de tolerancia simulada. En su retrato paranoico de una cotidianidad bajo la que anidan todo tipo de amenazas latentes, D¨¦jame salir y las siguientes pel¨ªculas de Peele evocan adem¨¢s los trabajos del pintor Noah Davis, quiz¨¢ el artista pl¨¢stico afroamericano que mejor ha sabido plasmar la extra?eza de la civilizaci¨®n estadounidense para quienes viven bajo sus dictados sin haber tenido la oportunidad de contribuir a ella.
La paranoia es omnipresente en este ciclo. Antebellum (Prime Video) es una alegor¨ªa poco sutil centrada en una soci¨®loga que descubre en sus propias carnes hasta qu¨¦ punto la mentalidad racista imperante en ciertos sectores de la sociedad norteamericana es capaz de revivir horrores del pasado. Master (Prime Video) redunda en ese argumento a partir de las perturbadoras experiencias de una estudiante y una jefa de estudios en una universidad de prestigio, concienciada en apariencia con la cuesti¨®n racial aunque el porcentaje de alumnado y profesorado blanco entre sus muros sea abrumador. Nos parece especialmente recomendable Candyman, (Prime Video), remake del filme hom¨®nimo de 1992 con Nia DaCosta como directora y coguionista junto a Jordan Peele, que no solo alberga varias secuencias de terror memorables, sino que afronta adem¨¢s con honestidad el potencial gentrificador de los artistas afroamericanos de hoy y, por ende, la desactivaci¨®n de su talante cr¨ªtico. Y vale la pena concluir recordando una producci¨®n televisiva: Territorio Lovecraft (HBO Max), serie que ha apostado con ambici¨®n por revisar, y al tiempo actualizar, el terror c¨®smico invocado en su literatura por H. P. Lovecraft, autor capital para el g¨¦nero pero de sesgos racistas contrastados.
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