Sciascia nos invita a leer
¡®Leonardo Sciascia, escritor y editor¡¯ revela no solo la asombrosa diligencia del autor siciliano en la tarea de rese?ar y promover un libro sino, sobre todo, un mundo intelectual sin l¨ªmites. Se reedita adem¨¢s su obra sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro
Los textos que este volumen re¨²ne son los que el gran autor siciliano redact¨® con su Olivetti Lettera 22 y entre volutas de humo, para acompa?ar, en forma de solapas, puntos de lectura o notas editoriales, las obras que ve¨ªan la luz en las colecciones de la editorial Sellerio en la que ejerci¨® de editor. Forman una colecci¨®n de paratextos tal como los defini¨® Genette en Palimpsestos y a los que consagr¨® el te¨®rico franc¨¦s su estudio Umbrales, en el que define el concepto de peritexto editorial al que se acomodan de modo espec¨ªfico los textos que nos ocupan, toda vez que no son hijos del autor sino de la labor del editor, de modo que su condici¨®n de textos ancilares, subordinados, aleda?os de un texto dado, bien podr¨ªa conducirle a un lector desprevenido a considerarlos balad¨ªes y, en consecuencia, superfluos. Lejos de serlo, constituyen un corpus inexcusable a la hora de componer la imagen cabal de una figura eminente a la vez que poli¨¦drica de las letras del siglo XX como fue Sciascia, que satisfizo sus inquietudes desde la literatura, el periodismo y la pol¨ªtica pensando y escribiendo con premura, como hizo entre nosotros Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n, desempe?ando asimismo una inestimable labor en el terreno de la edici¨®n, como hicieron otros grandes escritores a lo largo del siglo pasado, y anotemos a Andr¨¦ Gide chez Gallimard, Cesare Pavese en Einaudi, la editorial turinesa en la que trabaj¨® con ah¨ªnco Italo Calvino siguiendo los pasos de su mentor Elio Vittorini y sus c¨¦lebres solapas de la colecci¨®n I Gettoni, m¨¢s tarde Michael Kr¨¹ger en Carl Hanser o, desde luego, Roberto Calasso, que redact¨® incontables textos para la cuarta de cubierta de los libros que enriquec¨ªan el magn¨ªfico cat¨¢logo de Adelphi ¡ªun centenar de los cuales, y entre ellos la solapa dedicada a la novela Todo modo de Sciascia, se agrupa en el volumen Cien cartas a un desconocido¡ª y que, por si fuera poco, quiso teorizar acerca de esta suerte de textos que, en una ¡°estrecha jaula ret¨®rica, no menos severa de la que puede ofrecer un soneto¡±, tratan de ¡°decir pocas palabras eficaces, como cuando se presenta un amigo a un amigo¡± (¡°Solapa de solapas¡±, La marca del editor), las palabras que el editor quisiera que suscitasen un feraz idilio entre autor y lector.
Fue un escritor con ojo de editor, como Andr¨¦ Gide, Cesare Pavese o Italo Calvino
Como de otras muchas pr¨¢cticas editoriales, el precursor en la elaboraci¨®n de esta suerte de textos anejos fue el ¨ªnclito Aldo Manuzio, autor de epistulae, de cartas prologales que, superando con creces la mera funci¨®n de captatio benevolentiae, le conced¨ªan al lector un protagonismo ins¨®lito en aquel tiempo. Supo el editor renacentista, algunos de cuyos textos preliminares acaban de reunirse en De re impressoria (Ampersand, 2022), que el libro deb¨ªa ganarse a su lector, certeza que han compartido desde entonces todos los editores literarios, ufanos, como confiesa el fundador de Anagrama en las p¨¢ginas de Los papeles de Herralde, de estar al cuidado de la redacci¨®n de los textos suasorios con los que referirle al lector las bondades del libro.
En su nota sobre El procurador de Judea de Anatole France le confiesa al lector, con primoroso estilo, que la obra es ¡°una apolog¨ªa del escepticismo, saludable en un momento en que mueren las certezas al mismo tiempo que morimos de certezas¡±; su iron¨ªa lo conduce a asegurar que Perorata del apestado de su amigo Bufalino fue escrita durante ¡°la glaciaci¨®n neorrealista¡±; escribe solapas para obras propias como si fuesen obras ajenas; para rese?ar la Historia de dos amantes de Piccolomini acude a Stendhal citando a Rafael; se ocupa de Voltaire a Santa Teresa, de Montesquieu ¨¤ clef a Goethe corresponsal de Guerra; se vale de Kundera y El libro de la risa y el olvido para explicar qu¨¦ es en realidad la Historia de la conquista de M¨¦xico de Sahag¨²n; en su nota sobre un ensayo de Mary McCarthy, se?ala una frase que reza ¡°desarmar y desorientar a los cr¨ªticos y a los profesores de literatura, que son los principales enemigos del lector¡±. Textos inteligentes y comparatistas que relacionan, revelan y seducen.
Su vasta cultura jam¨¢s resulta engolada porque Sciascia la usa con naturalidad
La vasta cultura de Sciascia, que sus libros reflejan sin jam¨¢s resultar engolados porque se asoma a ellos con la naturalidad con la que lo hacen G¨¦ricault, Mallarm¨¦, Freud o Bellini a la narraci¨®n de Todo modo, y que brilla en su florilegio Fine del carabiniere a cavallo. Saggi letterari (1955-1989), libro en el que tambi¨¦n exhibe sus excepcionales dotes de lector, es la que le permite al autor de El caso moro ¨Dreci¨¦n reeditado por Tusquets¨D redactar los textos de las solapas o briefings sin el menor asomo de vacuidad.
Leonardo Sciascia, escritor y editor. La felicidad de hacer libros, cuya cuarta de forros tal vez, por alambicada, no hubiese complacido al autor ¡ªsi bien sus jugosos paratextos s¨ª, en cambio, le hubieran satisfecho¡ª revela la asombrosa diligencia y la extrema inteligencia de Sciascia en la tarea de leer (y de releer para darle nueva vida a un libro, como nos apunta en ¡°Del releer¡±, Crucigramas), rese?ar y promover un libro, pero por encima de todo muestra que su mundo intelectual no conoc¨ªa l¨ªmites y que, siendo isle?o, su contexto fue infinito. Ninguna duda cabe de que al autor de Horas de Espa?a, tan entusiasta de nuestra cultura, le hubiese complacido saber que tambi¨¦n sus notas editoriales, que hace veinte a?os que vieron la luz por vez primera en Italia, se traduc¨ªan cumplidamente al espa?ol.
Leonardo Sciascia, escritor y editor. La felicidad de hacer libros
Edici¨®n a cargo de Salvatore Silvano Nigro
Libros del Kultrum, Barcelona, 2022
335 p¨¢ginas, 22 euros
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