¡®La noche del profesor Andersen¡¯, novela blanca heterosexual busca lector
Dag Solstad, uno de los autores noruegos m¨¢s importantes de su generaci¨®n, aborda los problemas de conciencia de un profesor en un buen libro situado al margen de la diversidad
¡°He sido testigo de un asesinato, tengo que denunciarlo¡±, se dice el profesor Andersen; es Nochebuena y acaba de ver c¨®mo, al otro lado de la calle, en una de las pocas ventanas iluminadas en el edificio de viviendas frente a su domicilio, un hombre joven asesinaba a una mujer. Es Oslo, el profesor Andersen tiene 55 a?os y es catedr¨¢tico de Literatura Noruega en una prestigiosa universidad; esa noche ¡°sent¨ªa paz en su interior¡±, pero el asesinato lo trastoc¨® todo: desde ese momento, ese ¡°todo¡± ¡ªuna cena con amigos, una excursi¨®n a Trondheim, sus di¨¢logos con un colega de all¨ª, el encuentro casual con dos estudiantes, una comida en el restaurante japon¨¦s de su barrio, una conversaci¨®n s¨®lo aparentemente circunstancial con su vecino de mesa¡ª va a estar presidido por el hecho del que fue testigo y por preguntas importantes en torno a ¨¦l. ?Qui¨¦n es el asesino? ?Y la v¨ªctima? ?Realmente presenci¨® Andersen un asesinato? ?Cu¨¢n confiable es su recuerdo de lo que vio? Y, en especial, ?por qu¨¦ no denunci¨® el crimen? ?Por qu¨¦ ¡°se acerc¨® al tel¨¦fono, pero no levant¨® el auricular¡±? ?Qui¨¦n es P?l Andersen y por qu¨¦ su pasividad ante el hecho s¨®lo le resulta ligeramente extra?a?
Dag Solstad naci¨® en Sandefjord en 1941 y es un¨¢nimemente reconocido como uno de los escritores noruegos m¨¢s importantes de su generaci¨®n; s¨®lo los extraordinarios Kjell Askildsen (1929-2021) y Kjartan Fl?gstad (1944) se le aproximan en importancia, pero Solstad es m¨¢s innovador y m¨¢s pol¨ªtico: su tema es la identidad, a la que el autor de Pudor y dignidad ¡ªque era su ¨²nica novela publicada en espa?ol hasta el momento, tambi¨¦n en traducci¨®n de Kirsti Baggethun y Asunci¨®n Lorenzo y editada por Lengua de Trapo en 2007¡ª expone a una mirada expl¨ªcitamente marxista. Andersen, escribe Solstad, es uno de esos ¡°estudiantes radicales¡± de los sesenta que no se convirtieron en marxistas leninistas ni en mao¨ªstas, pero ¡°estaban en contra de la OTAN y hab¨ªan dicho no a la entrada en la Comunidad Econ¨®mica Europea¡±, que protestaban contra el apartheid sudafricano y contra las armas nucleares: una buena persona. Por entonces ¡°era un paliducho jovenzuelo que fumaba 40 cigarrillos al d¨ªa, que beb¨ªa cinco o seis pintas de cerveza en locales llenos de humo tres o cuatro veces por semana, que se despertaba con resaca al menos dos veces por semana, lo que significaba que apenas era capaz de arrastrarse hasta la universidad (¡), que viv¨ªa su vida en un ambiente poco ventilado, con el cuerpo refunfu?ando y flojo, e interminables cavilaciones, pero (¡) se dejaba conmover, y eso significaba que ten¨ªa un futuro por delante¡±. Ya convertido en un respetable acad¨¦mico ¡ªSolstad lo llama en todas las ocasiones, ir¨®nicamente, ¡°el profesor Andersen¡±, como si cualquier otra denominaci¨®n fuese inapropiada para un hombre de su importancia¡ª, sus ideas acerca de la realidad no eran todo lo s¨®lidas que pod¨ªan parecerle, y un hecho banal ¡ªun crimen, por ejemplo¡ª pod¨ªa echarlas por tierra; con ellas caen tambi¨¦n las m¨¢scaras que Andersen se pon¨ªa cuando se enfrentaba a la incomodidad de detenerse frente a un espejo: los integrantes de su generaci¨®n, ¡°cada uno por su cuenta y tambi¨¦n como grupo, daban much¨ªsima importancia a parecer naturales, libres, incluso espont¨¢neos en cualquier contexto en el que se encontraban¡±, pero lo que Andersen comprende tras el crimen es que, como escribi¨® Bob Dylan, s¨®lo los muertos son libres.
Los problemas de conciencia no son frecuentes en la literatura contempor¨¢nea, cuyos lectores, en los ¨²ltimos tiempos, tienden a mostrar un inter¨¦s menguante en los de personajes cuyo creador es un hombre blanco, es aparentemente heterosexual y proviene de un pa¨ªs rico; sobre la diversidad en la escena literaria habr¨ªa mucho para decir adem¨¢s de la obviedad de que es muy necesaria y todos la deseamos, pero lo que importa aqu¨ª es que, al menos hasta que los aspectos m¨¢s superficiales ¡ª?m¨¢s de moda¡ª de ese anhelo de leer a las minor¨ªas se hayan disipado, libros como La noche del profesor Andersen nos parecer¨¢n un anacronismo. Naturalmente, que lo sean no los invalida en absoluto: si se considera que nuestra ¨¦poca establece la preeminencia absoluta de la genitalidad en la determinaci¨®n de la conciencia de los personajes, somos m¨¢s bien nosotros quienes quedamos descalificados. ¡°?Estamos excluidos de una de las posibles cualidades m¨¢s primitivas y esenciales, documentadas como pertenecientes a la naturaleza humana, al menos durante dos mil quinientos a?os?¡±, se pregunta Andersen, y agrega: ¡°En ese caso, una nueva clase de ser humano est¨¢ a punto de surgir, y, lo quiera o no, soy un representante de ella, y tambi¨¦n lo son mis alumnos, y no lo saben. Mis podres alumnos, que no lo saben¡±. Quiz¨¢s, como sospecha, la literatura ¡°s¨®lo sobrevive en apariencia. (¡) Todo entusiasmo es simult¨¢neo, y en nuestra ¨¦poca la simultaneidad es la capacidad inigualable del mercantilismo de crear entusiasmo y conmover los corazones de las masas¡±. Pero todav¨ªa se escriben muy buenos libros como este y tal vez por eso, la derrota, que Andersen considera ¡°definitiva¡± ¡ªc¨®mo ense?arle a sus alumnos las virtudes de Ibsen, por qu¨¦ seguir leyendo Casa de mu?ecas, se pregunta, sin saber qu¨¦ responderse¡ª, no lo sea tanto.
La noche del profesor Andersen
Autor: Dag Solstad.
Traducci¨®n: Kirsti Baggethun y Asunci¨®n Lorenzo.
Editorial: N¨®rdica, 2023.
Formato: tapa blanda (194 p¨¢ginas. 19,50 euros) y e-book (9,99 euros).
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