La ¨²ltima cena de los guerreros celtas en Hispania
El ensayo ¡®Historia de los pueblos b¨¢rbaros en Europa¡¯ disecciona las grandes migraciones que durante la Antig¨¹edad cambiaron la forma de vida del Continente y cuyo rastro se mantiene en la cultura actual


El ensayo Historia de los pueblos b¨¢rbaros de Europa (Almuzara, 2023), de Gonzalo Rodr¨ªguez Garc¨ªa y Daniel G¨®mez Aragon¨¦s, es un excelente libro divulgativo. No porque desvele nuevos datos sobre las grandes migraciones indoeuropeas que se produjeron a partir del segundo milenio a. C hasta la Edad Media por todo el continente, sino porque clasifica, ordena, etiqueta, diferencia y cataloga ¨Dcon una prosa sencilla y amena¨D el marem¨¢gnum cultural e incluso ¨¦tnico (los alanos, los hunos o los s¨¢rmatas no eran de origen germ¨¢nico como el resto de b¨¢rbaros) de los pueblos que hicieron frente a las legiones romanas durante seis siglos hasta el saqueo de Roma en el a?o 387 a. C.. ¡°Es decir, de c¨®mo la Europa b¨¢rbara de Viriato, Numancia, Boadicea o Breno formar¨¢ parte fundamental de nuestras ra¨ªces premodernas. Y junto a Roma y su legado, y los propios episodios de esas guerras de conquista, con Roma asediando al l¨ªder galo Vercing¨¦torix en Alesia o a los astures quit¨¢ndose la vida en el monte Medulio antes que rendirse, decanta un patrimonio identitario y espiritual que ata?e a todos los europeos. Sean de una latitud u otra¡±, escriben.
Los autores parten de la premisa de que ¡°griegos, romanos, celtas y germanos son quiz¨¢s los cuatro pilares m¨¢s importantes de las ra¨ªces de Europa. Y los celtas y lo germanos son pueblos paradigm¨¢ticos de esa Europa b¨¢rbara que a lo largo de la Antig¨¹edad se enfrent¨® a Roma en una dial¨¦ctica civilizaci¨®n versus barbarie¡±. En el siglo V a. C., en lo que se conoce como ¡°Era Celta¡±, o momento de su m¨¢xima expansi¨®n, este mundo migr¨® desde la Europa central, en direcci¨®n Este a Oeste, hasta alcanzar las islas brit¨¢nicas, la Galia interior y la fachada atl¨¢ntica y Norte de Hispania. Su potencia militar desbord¨®, incluso, el valle del Po, en la actual Italia, y saquearon la mism¨ªsima capital del futuro imperio, ¡°una humillaci¨®n tan grande, que quedar¨¢ tan honda en el recuerdo que Roma nunca lo olvidar¨¢ y estar¨¢ presente cuando siglos despu¨¦s los romanos golpeen el coraz¨®n de la Galia de la mano de Julio C¨¦sar¡±. Por el Oriente europeo, cruzar¨¢n los Balcanes, alcanzar¨¢n Macedonia y Grecia, atacar¨¢n el santuario de Apolo en Delfos en el a?o 279 a. C. y concluir¨¢n su marcha hacia el Este adentr¨¢ndose en Turqu¨ªa, donde ser¨¢n conocidos como g¨¢latas.
Pero la imparable expansi¨®n de Roma ir¨¢ siempre en detrimento del mundo celta hasta su pr¨¢cticamente desaparici¨®n, un pueblo que ¡°sobrevivir¨¢ solamente en los finisterres atl¨¢nticos, y mayormente, como sustrato de un rico folclore y tradici¨®n popular¡±, que, a la postre, termin¨® calando en el imaginario popular con las leyendas medievales relativas al mundo art¨²rico, el mago Merl¨ªn, la Tabla Redonda, Morgana o la Dama del Lago. ¡°Leyendas sin las cuales literalmente no se puede comprender el universo m¨ªtico de la tradici¨®n europea y su legado¡±.

Los autores hacen especial hincapi¨¦ en el mundo c¨¦ltico hispano, que compart¨ªa los mismos valores que el resto de los pueblos europeos con id¨¦ntica ra¨ªz hist¨®rica. As¨ª, destacan la enorme y crucial importancia que para ellos representaban algunos valores, como el perd¨®n o la libertad para sus enemigos, algo que el universo romano no compart¨ªa, provocando dantescas matanzas en ciudades ya indefensas, sin importar si se trataba de ancianos o ni?os. ¡°Llegado el momento, sin embargo, [el general Galba] rode¨® a los lusitanos [que hab¨ªan depuesto las armas tras un pacto] con un foso y envi¨® a sus soldados para que los aniquilaran a todos: hombres, mujeres y ni?os, aprovechando que estaban desarmados¡±, escribi¨® escandalizado el historiador grecorromano Apiano.
El ensayo reconstruye, igualmente, los ¨²ltimos momentos, antes de inmolarse, de numerosas tribus de toda Europa ante la posibilidad de una enorme derrota militar. Durante las guerras astur-c¨¢ntabras, por ejemplo, ¡°Roma sitiar¨¢ la monta?a misma [monte Medulio, en Le¨®n] rode¨¢ndola con un foso descomunal de 23 kil¨®metros de largo (tan grande con el de C¨¦sar en Alesia). Desde ah¨ª aislar¨¢ y cercar¨¢ la ¨²ltima resistencia astur, que hab¨ªa decidido refugiarse en lo alto del monte para resistir hasta quitarse la vida antes que rendirse. La escena misma de los astures cercados, celebrando el banquete final, en el que podemos imaginarlos despidi¨¦ndose unos de otros, muriendo juntos tras festejar su vida, y afirmando en dicha muerte que se dan a s¨ª mismos su honor, comunidad y dignidad frente al poder de Roma en una escena de una fuerza po¨¦tica arrolladora¡±.
Im¨¢genes semejantes se repiten en Numancia, Sagunto (en esta ocasi¨®n ciudad ¨ªbera cercada por el cartagin¨¦s An¨ªbal Barca), la batalla de Watling Street (60 d. C), entre celtas britanos y romanos. De esta ¨²ltima, las fuentes cl¨¢sicas describen a la reina britana (Boadicea o Boudica) ¨Duna mujer que encabez¨® el levantamiento contra Roma y que termin¨® por arrastrar a decenas de miles de descontentos¨D como de ¡°apariencia terrible, mirada fiera y voz ¨¢spera; una gran melena rubia le ca¨ªa hasta las caderas, y en torno a su cuello un torque de oro¡±.
A punto de expulsar a las legiones de Britania, Boudica se top¨®, en el ¨²ltimo y decisivo momento, con la genialidad y la tecnolog¨ªa romana. Perdi¨® la fundamental y ¨²ltima batalla, y Boadicea, siguiendo la tradici¨®n celta, se suicid¨®; no sin antes ¨Dtal y como recoge el historiador T¨¢cito¨D pronunciar un discurso. ¡°Hab¨¦is aprendido mediante la experiencia cu¨¢n distinta es la libertad de la esclavitud. Hab¨¦is probado lo uno y lo otro, hab¨¦is aprendido qu¨¦ gran error cometisteis al preferir una tiran¨ªa importada a vuestro modo de vida tradicional, y hab¨¦is llegado a dar cuenta cu¨¢n mejor es la pobreza sin amo, a la riqueza en la esclavitud¡±.
Para los autores del ensayo, los ¨ªberos, el otro gran pueblo ¡°peculiar y misterioso¡± que ocupaba la franja mediterr¨¢nea peninsular, ¡°encajan perfectamente en las culturas europeas de la Edad del Hierro y est¨¢n imbuidos as¨ª de los paradigmas heroicos y de la tradici¨®n guerrera propios de las culturas del Hierro. Su cultura y su lengua, sin embargo, no puede ser incluidas en la gran familia de las lenguas indoeuropeas. Del mismo modo que su cultura material y religiosa no es la de los celtas, ni de tampoco de ning¨²n otro pueblo b¨¢rbaro, ni puede ser considerada sin m¨¢s en un tronco com¨²n de pueblos mediterr¨¢neos no indoeuropeos; etruscos, minoicos, pelasgos...¡±.

Para Rodr¨ªguez Garc¨ªa y G¨®mez Aragon¨¦s, los ¨ªberos no son, por tanto, ¡°asimilables ni a celtas, ni a germanos, pero tampoco a griegos, romanos, fenicios, etruscos o n¨²midas norteafricanos. ¡°Todo ello cuando a d¨ªa de hoy, la ciencia gen¨¦tica, parece seguro que puede incluir a los ¨ªberos entre los pueblos protoindoeuropeos del Occidente europeo. Pueblos caracterizados por el marcador gen¨¦tico R1b. Elemento secuencial t¨ªpico del mundo c¨¦ltico y en general de indoeuropeo de la fachada atl¨¢ntica de Europa¡±. Es decir, mantienen los autores, su linaje en apariencia no ser¨ªa muy distinto del de los protoceltas del noreste de Hispania o de Britania (emigrantes provenientes de las primeras oleadas del segundo milenio a. C. ), aunque su lengua no se indoeuropea y su cultura posea rasgos propios sin paralelo en el mundo celta. ¡°Por ejemplo, el culto a la mujer de poder, con esculturas como al Dama de Elche o Baza¡±.
Un estudio gen¨¦tico de la Universidad de Oxford desvel¨® que la ¡°huella gen¨¦tica de los espa?oles del siglo XXI viene caracterizada por el factor R1b, con una media del 70% para el conjunto del pa¨ªs, un marcador gen¨¦tico caracter¨ªstico de Gales, Escocia e Irlanda, siendo inexistente en otras poblaciones asentadas en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica como godos o ¨¢rabes. ¡°Desde el punto de vista gen¨¦tico, somos fundamentalmente descendientes de ellos, de los celtas. Siendo as¨ª que en gran medida aquellas gentes de la Dama de Elche, de los toros de Guisando, del monte Medulio o de las huestes de Viriato no han dejado de ser nuestros abuelos. Y, sin lugar a dudas, nadie estrena la vida y el mundo, y todos somos fututo de un largo linaje¡±, aunque este sea un inmenso mar donde confluyeron todo tipo de razas y culturas, la celta la primera, dicen.
'Historia de los pueblos b¨¢rbaros de Europa'
Gonzalo Rodríguez García y Daniel Gómez Aragonés.
Editorial Almuzara (2023).
400 páginas.
Precio: 20,85 euros.
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