Localizado en Zaragoza el foro romano m¨¢s antiguo de Hispania
Los expertos creen que la plaza, ¡°de car¨¢cter monumental¡±, era parte de una desconocida ciudad arrasada en el a?o 70 a. C. durante las guerras civiles sertorianas
Las Guerras Sertorianas fueron un sangriento conflicto b¨¦lico que enfrent¨® en Hispania, entre los a?os 82 a. C. y 72 a. C., a las dos facciones que se disputaban el poder en Roma: los populares de Quinto Sertorio y los optimates de Quinto Cecilio Metelo y Cneo Pompeyo Magno. Los diversos pueblos que habitaban en aquellos momentos la pen¨ªnsula Ib¨¦rica tomaban parte por uno u otro bando en virtud de los peligros que los acechaban, intentando evitar la destrucci¨®n de sus asentamientos o el asesinato de sus habitantes. Y esto fue lo que le pas¨® exactamente a una ciudad situada en el actual t¨¦rmino municipal de El Burgo de Ebro (Zaragoza), que fue completamente destruida solo dos generaciones despu¨¦s de haber sido erigida, en torno al 70 a. C. El arrasamiento de una ciudad pod¨ªa ser total en el caso de elegir el bando equivocado. Ahora unas excavaciones del Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza, codirigidas por Alberto Mayayo y Borja D¨ªaz, han hallado el foro ¨Dla parte m¨¢s importante de una ciudad romana y donde se encontraban sus instituciones pol¨ªticas y religiosas m¨¢s destacadas¨D, que est¨¢ considerado el m¨¢s antiguo desenterrado nunca en el interior de Espa?a. El nombre de la ciudad romana, a orillas del Ebro, se desconoce, aunque algunos expertos creen que podr¨ªa tratarse de Castra Aelia, un campamento romano de segunda l¨ªnea que se convirti¨®, tras la derrota de los celt¨ªberos en Numancia, en una ciudad con un enorme foro.
El yacimiento de La Caba?eta, nombre con el que se conoce el lugar donde se alzaba la ciudad, fue descubierto en los a?os 80 del siglo pasado en una prospecci¨®n desarrollada por el Departamento de Ciencias de la Antig¨¹edad de la Universidad de Zaragoza. Las investigaciones se iniciaron porque en la zona exist¨ªa una ermita del siglo XVIII, a la que los vecinos del lugar denominaban Zaragoza la Vieja. La tradici¨®n dec¨ªa que all¨ª se hab¨ªan refugiado los cristianos durante las persecuciones del siglo III. Las primeras pesquisas arqueol¨®gicas confirmaron que la edificaci¨®n religiosa estaba en las proximidades de un yacimiento de cronolog¨ªa republicana (siglos II-I a. C.). Hace unos 20 a?os, los arque¨®logos Antonio Ferreruela Gonzalvo y Jos¨¦ Antonio M¨ªnguez Morales excavaron el lugar para determinar el grado de conservaci¨®n de los restos detectados. Revisaron, adem¨¢s, antiguas fotograf¨ªas a¨¦reas, lo que les permiti¨® concluir que la ciudad estaba protegida por un foso de grandes dimensiones.
La suerte tambi¨¦n les acompa?¨® y encontraron un extenso edificio de almacenes, en una de cuyas habitaciones se conservaba un pavimento con una inscripci¨®n latina que hac¨ªa referencia a unas obras de reforma llevadas a cabo por los representantes (magistri) de una asociaci¨®n de comerciantes. Igualmente, en el extremo septentrional del yacimiento, justo en el l¨ªmite de la terraza fluvial sobre el Ebro, se hallaron los restos de unas termas muy bien conservadas asociadas a una palestra porticada. Finalmente, confirmaron que se trataba de un yacimiento urbano fundado en el ¨²ltimo tercio del siglo II a. C., momento que coincide con la reordenaci¨®n del territorio que sigue a la derrota de los celtiberos en Numancia.
Adem¨¢s, el car¨¢cter it¨¢lico de los elementos constructivos localizados, el elevado porcentaje de cer¨¢mica extrapeninsular, la escasez de piezas de cer¨¢mica ib¨¦rica pintada y el hallazgo de numerosas cazuelas importadas para realizar guisos al gusto de la pen¨ªnsula It¨¢lica llevaron a los investigadores a la conclusi¨®n de que se trataba de una ciudad habitada mayoritariamente por colonos no aut¨®ctonos.
Borja D¨ªaz, actual codirector de la excavaci¨®n, lo explica: ¡°Era una ciudad trazada a cordel con urbanismo ortogonal. Se ha encontrado, adem¨¢s, un n¨²mero significativo de inscripciones latinas realizadas sobre cer¨¢mica y otros soportes, lo que demuestra que la gente que all¨ª viv¨ªa escrib¨ªa y hablaba en lat¨ªn. Posiblemente, la ciudad ten¨ªa como funci¨®n principal servir como punto de entrada y redistribuci¨®n de las mercanc¨ªas que llegaban por el r¨ªo. Lo que s¨ª es seguro que en torno al a?o 70, solo seis o siete d¨¦cadas despu¨¦s de ser construida, desapareci¨® de manera violenta, como demuestran los niveles de incendio detectado y el abundante material arqueol¨®gico abandonado por sus habitantes. No descartamos, incluso, encontrar restos humanos¡±.
Entre las termas y los almacenes, en la parte central del yacimiento, se encuentra el foro. ¡°Es una plaza porticada de grandes dimensiones¡±, a?ade D¨ªaz, ¡°a la que se abr¨ªan una serie de habitaciones probablemente destinadas a servir como locales comerciales¡±. Seg¨²n el experto, tuvo que tener ¡°un aspecto monumental¡±. ¡°Se trata de un hallazgo de excepcional importancia, no solo por sus dimensiones y la complejidad arquitect¨®nica, sino por tratarse de la plaza forense m¨¢s antigua encontrada en el interior de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica hasta la fecha, cuyo descubrimiento contribuir¨¢ a transformar de manera radical nuestro conocimiento de la fase inicial de difusi¨®n de los modelos arquitect¨®nicos romanos en Hispania¡±, asevera.
El arque¨®logo a?ade: ¡°Estamos en un yacimiento muy antiguo. No es habitual la existencia de complejos monumentales semejantes con esta cronolog¨ªa, ni siquiera en Italia, donde tampoco hay tantas ciudades que proporcionen una imagen tan n¨ªtida del urbanismo romano del siglo II a. C. Nos permite acceder a una valiosa foto fija de la fase formativa del modelo de plaza forense que terminar¨¢ por estandarizarse en ¨¦poca de Augusto y se generalizar¨¢ en los municipios hispanos en ¨¦poca Flavia [siglo I d. C.]¡±.
Los expertos de la Universidad de Zaragoza indican que es posible la existencia de una zona artesanal fuera de la ciudad, que alcanz¨® una extensi¨®n de hasta 30 hect¨¢reas. ¡°Hemos encontrado evidencias indirectas de posibles zonas alfareras, como demuestran los moldes de lucernas [l¨¢mparas] hallados. O estaban comercializando estos moldes o estaban produciendo lucernas¡±, dice. Tambi¨¦n es posible que en La Caba?eta se produjera material constructivo, en especial t¨¦gulas, ¨ªmbrices y antefijas, de las que se han recuperado abundantes ejemplares en las excavaciones, en contraste con otros yacimientos de la misma cronolog¨ªa en los que por norma general est¨¢n ausentes. En los itinerarios romanos (una especie de gu¨ªas de carreteras confeccionadas al final de la Antig¨¹edad) no se hace menci¨®n clara alguna a esta ciudad que nunca volvi¨® a ser ocupada. ¡°Todo nuestro conocimiento depende de la interpretaci¨®n que hagamos de los escritos de Tito Livio [59 a. C- 17 d. C]. La ¨²nica fuente, el Libro 91, describe las andanzas de Sertorio por el valle medio del Ebro, donde se habla de una ciudad llamada Castra Aelia. Es decir, el campamento de Aelius, pero no sabemos, ni siquiera, qui¨¦n era este personaje y si la ciudad se corresponde con la de La Caba?eta. Arque¨®logos como Jos¨¦ Antonio M¨ªnguez o Mayayo lo defienden a capa y espada, pero solo es una hip¨®tesis. Pero qui¨¦n sabe. Est¨¢ todo por descubrir¡±, concluye D¨ªaz.
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