Hayao Miyazaki: de c¨®mo el fundador del Studio Ghibli revolucion¨® nuestra imaginaci¨®n
El estreno de ¡®El chico y la garza¡¯, el posible ¨²ltimo trabajo del maestro de la animaci¨®n, sirve como excusa para recorrer la vida, la carrera y las influencias de un cineasta que a sus 82 a?os es reverenciado por millones de espectadores y directores
¡°Ya no me interesa empezar la historias de una manera convencional. Las pel¨ªculas f¨¢ciles de entender son aburridas. Las tramas l¨®gicas sacrifican la creatividad. Los ni?os lo entienden porque no funcionan con la l¨®gica¡±. Palabra de Hayao Miyazaki.
Cuando el pr¨®ximo viernes se estrene en Espa?a El chico y la garza, el duod¨¦cimo largometraje de Miyazaki, una adaptaci¨®n libre del cl¨¢sico de la literatura japonesa ?C¨®mo viv¨ªs?, de Genzabur¨ Yoshino, la l¨®gica de la edad (en enero cumpli¨® 82 a?os) pronosticar¨ªa que esta ser¨¢ la ¨²ltima obra del animador japon¨¦s que llegue a salas comerciales. Sin embargo, en la carrera de Miyazaki nunca ha regido la l¨®gica. Por eso, a cada anuncio previo de su retirada siempre le acompa?¨® la duda. ¡°Cuando no est¨¢s haciendo una pel¨ªcula, echas de menos hacerla¡±, asegura en la serie documental Diez a?os con Hayao Miyazaki, de la cadena NHK. En el pasado festival de Toronto, antes de la proyecci¨®n de El chico y la garza, Junichi Nishioka, uno de los vicepresidentes del Studio Ghibli, creado alrededor de Miyazaki, asegur¨® que el cineasta prosegu¨ªa con su rutina de llegar al estudio a las diez de la ma?ana y ponerse a trabajar tras una idea, un hilo del que salga su siguiente filme. ¡°Es la ¨²nica forma en la que puede vivir. No puede cambiar ahora¡±, cuenta en esa serie su primog¨¦nito, Gor?.
¡°Nunca se retirar¨¢. La duda es si acabar¨¢ la pr¨®xima, si llegar¨¢ a verla en cines¡±, apunta la experta en anime Laura Montero. En 2012 su libro El mundo invisible de Hayao Miyazaki, una exhaustiva inmersi¨®n de la obra del cineasta, abri¨® la veda editorial. Montero reside en Montreal, donde trabaja como jefa de producci¨®n del estudio de animaci¨®n Tonic DNA. ¡°A su ritmo actual creativo, no creo que acabe un largo. Otra cosa es que vuelva a hacer cortos para el museo Ghibli¡±, apunta Montero. ¡°En el cine mundial, Miyazaki ha aportado un respeto cr¨ªtico para la animaci¨®n comercial. Crea un cine familiar que por fin se toma en serio. Y adem¨¢s suma una profundidad psicol¨®gica a los personajes¡±.
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El estadounidense Steve Alpert es el primer gaijin (no japon¨¦s) que trabaj¨® en Studio Ghibli, y adem¨¢s desde una posici¨®n de privilegio, como responsable de 1996 a 2011 de las ventas internacionales: en realidad, el embajador y el parachoques ante el resto del mundo, un mundo que los japoneses no entend¨ªan y a su vez un mundo que no entiende a los japoneses. Ni el mismo Alpert, al que reclutaron porque trabajaba en la filial japonesa de Disney, logr¨® aprehender todos sus vericuetos. De esa ¨¦poca levant¨® testimonio en el libro Compartir casa con el hombre interminable. Y entre miles de pistas, explica c¨®mo trabaja Miyazaki: ¡°?l dibuja los storyboards, que en Ghibli reciben el nombre de ekonte, y all¨ª se convert¨ªan en una combinaci¨®n de storyboard y guion gr¨¢fico, un men¨² completo para cada pel¨ªcula. Miyazaki divide el ekonte en cinco partes: A, B, C, D y E. No son como los actos de una obra teatral, pero cada parte era aproximadamente el 20% de la pel¨ªcula. Cuando un filme se anunciaba, Miyazaki ya hab¨ªa hecho la A, con im¨¢genes espl¨¦ndidas y con todo detalle, y la mayor parte de la B la ten¨ªa en la cabeza [¡]. La pel¨ªcula empezaba a producirse cuando Miyazaki empezaba a dibujar la parte C¡±. Normalmente, en la parte D, comenzaban las dudas. Y sin idea de c¨®mo acabar, ¡°el proceso se ralentizaba hasta convertirse en un goteo¡±.
Llegaba la crisis, con cines reservados (el proceso ocupaba dos a?os y medio, para estrenar siempre en verano), y de repente aparec¨ªa la parte E, los animadores violaban las leyes laborales japonesas (ya de por s¨ª laxas), el director incluso volv¨ªa hacia atr¨¢s a retocar dibujos, y al final se grababan las voces (al contrario que en el resto del mundo, donde se registran primero para servir de gu¨ªa a la animaci¨®n; para Miyazaki, esos actores son como la banda sonora, meras herramientas). Estreno, promoci¨®n en Jap¨®n y un mes de vacaciones del creador en su caba?a en Nagano con su familia. ¡°Y no tardaba en empezar a pensar en su siguiente filme¡±, escribe Alpert. ¡°Miyazaki cree en el estr¨¦s para hacer cine. A menudo dec¨ªa que una persona solamente hace su mejor trabajo cuando tiene que enfrentarse a la posibilidad real de fracasar y sus consecuencias¡±.
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¡°Miyazaki es un hombre con una exquisita destreza t¨¦cnica, pero que tambi¨¦n ha decidido confiar en nosotros su biograf¨ªa m¨¢s ¨ªntima a trav¨¦s de su obra. Estoy seguro de que es mucho m¨¢s f¨¢cil conocerlo como ser humano viendo sus pel¨ªculas que haciendo un largo viaje por carretera con ¨¦l. Esa es la marca de un aut¨¦ntico autor. Hay un aspecto confesional y temerario en sus pel¨ªculas. La estructura no est¨¢ limitada por el orden aristot¨¦lico occidental de tres actos con una introducci¨®n, nudo y desenlace¡ ?l no lo hace as¨ª. Miyazaki prueba, una y otra vez, que no se trata de dejarte extasiado, sino de contar lo dulce y lo amargo de la vida. La p¨¦rdida, el amor, la belleza¡ todo a la vez¡±, explic¨® en septiembre Guillermo del Toro, como presentador de la sesi¨®n de El chico y la garza en el festival de Toronto.
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Miyazaki hace lo que quiere porque su talento y el productor Toshio Suzuki se lo permiten. Paco Roca, premio Nacional del C¨®mic, define ese talento: ¡°Recuerdo ver de peque?o Heidi, cuando ni sab¨ªa, claro, qui¨¦n era Miyazaki ni que trabajaba en ella, y sentir el placer de ver la vida dibujada. Ve¨ªas c¨®mo untaban queso fundido en pan y as¨ª provocaban emociones como la placidez. Por eso Miyazaki es el maestro del costumbrismo, en una mentalidad completamente alejada de Occidente, muy animista. Cuando dibuj¨¦ Arrugas pens¨¦ en c¨®mo lo har¨ªa ¨¦l¡±. Con el tiempo, el c¨ªrculo se cerr¨®: la versi¨®n en cine de Arrugas fue distribuida en Jap¨®n por Ghibli.
En cuanto a Suzuki, el productor entendi¨® que hab¨ªa que mantener unido al equipo creativo de Nausica? del valle del viento (1984), y en 1985 fund¨® con Miyazaki y el otro gran genio de la animaci¨®n, Isao Takahata, Studio Ghibli. Sobre la elecci¨®n de este nombre, con el que bautizaron los pilotos italianos de combate en la Primera Guerra Mundial a un viento caliente en Libia procedente del Sahara, sobrevuelan muchas leyendas. Alpert dice que todas pueden ser mentira o todas ciertas. El dinero lo encontraron en Yasuyoshi Tokuma, empresario a la vieja usanza, due?o de un imperio del entretenimiento. Su muerte en el a?o 2000 impuls¨® a Ghibli a buscar una independencia financiera, que logr¨® en 2005¡ aunque con un precario equilibrio. En 2014 cerr¨® sus puertas, al menos en la secci¨®n de producci¨®n, tras la primera retirada de Miyazaki. En 2017 volvi¨® a ponerse en marcha la maquinaria. Desde entonces solo han estrenado Earwig y la bruja, de Gor? Miyazaki, y El chico y la garza. Takahata, el ¨²nico al que Miyazaki consideraba a su altura, su amigo desde los inicios de ambos y su gran acicate profesional, falleci¨® en 2018.
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A finales de los noventa, Miramax era una filial de Disney, y por ello distribuy¨® en EE UU La princesa Mononoke, que cay¨® en las garras de Harvey Weinstein. En una fiesta tras su estreno en Nueva York, antes del lanzamiento comercial, Weinstein acorral¨® a Alpert y con insultos y amenazas le grit¨® que hab¨ªa que recortar la pel¨ªcula y dejarla de 130 minutos en 90. Suzuki y Miyazaki le preguntaron a su ejecutivo que por qu¨¦ Weinstein berreaba. Los tres volvieron discretamente al hotel, y el cineasta reflexion¨®: ¡°?Pero qu¨¦ 40 minutos quiere que elimine? ?40 minutos cualquiera le van bien?¡±.
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Los domingos, cuando no est¨¢ trabajando o llueve en el exterior, el chef franc¨¦s Thibaud Villanova cocina en casa con su hijo de seis a?os recetas que han aparecido en las pel¨ªculas de Ghibli. ¡°A mi cr¨ªo le gustan mucho¡±, cuenta desde su estudio multimedia. Villanova lleva diez a?os publicando libros con platos que aparecen en pel¨ªculas y libros: de El se?or de los anillos a Star Wars, de Disney a Harry Potter, Assassin¡¯s Creed o Ast¨¦rix. Desde hace un lustro se han ido editando en Espa?a. ¡°Pero las pel¨ªculas de Ghibli me llegan al coraz¨®n, crec¨ª con Miyazaki. Sus filmes te hacen ver la vida de otra manera¡±, confiesa. As¨ª naci¨® La cocina en Ghibli, un volumen con 35 recetas que aparecen en filmes del estudio japon¨¦s. Su esposa ilustra y crea la parte art¨ªstica de cada libro. ¡°Yo investigo la receta, elaboro el plato y un fot¨®grafo lo retrata¡±, contin¨²a. Y precisa: ¡°Los platos que ves en su cine son las que ¨¦l cocina algunos viernes a su equipo de trabajo. Por eso sus dibujos son tan precisos. Yo lo que hago es, despu¨¦s de investigar los detalles, trasladar la receta a un proceso m¨¢s popular, m¨¢s sencillo¡±. ?Un plato favorito? ¡°El ramen de Ponyo en el acantilado. Y todos los que aparecen en La princesa Mononoke, porque es la primera que vi¡±. ?La m¨¢s complicada? ¡°La del banquete maldito de El viaje de Chihiro. Ya desde su concepci¨®n entend¨ª que era muy dif¨ªcil de elaborar en casa¡±. Antes de lanzarse a los libros y al universo multimedia, Villanova cocinaba en conciertos. ¡°Una vez lo hice durante los dos d¨ªas de actuaciones en Par¨ªs de Joe Hiaishi [el compositor de las bandas sonoras de Ghibli]. Le di de cenar, as¨ª que ahora cierro el c¨ªrculo¡±.
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El museo abri¨® en 2001, y desde noviembre tambi¨¦n hay un parque tem¨¢tico, aunque todav¨ªa est¨¢ sin completar. A mediados del pasado septiembre se anunci¨® que la cadena Nippon TV hab¨ªa adquirido el 42,3% de las acciones de Ghibli, lo que garantiza su futuro financiero, y el acuerdo inclu¨ªa su independencia art¨ªstica. A sus 75 a?os, Suzuki ¡ªel ¨²nico que le lleva la contraria a Miyazaki, que influye en sus decisiones y que incluso le se?ala temas para futuros trabajos¡ª entiende que hay que proteger el futuro. Pero en esa b¨²squeda de traspasar el legado, fue el inductor de la creaci¨®n de la gran figura tr¨¢gica de esta historia, Gor?.
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La primera palabra que dijo Gor? Miyazaki fue pap¨¢ en japon¨¦s. Porque su progenitor pasaba mucho tiempo en casa. Era animador, pero todav¨ªa no hab¨ªan llegado sus trabajos televisivos como Lupin III o Heidi, ni su debut como director con El castillo de Cagliostro (1979). Para ese filme, el padre desapareci¨® de casa para volcarse en su trabajo. El hijo, que disfrutaba dibujando, lo dej¨®. Se convirti¨® en paisajista y as¨ª acab¨® colaborando en la creaci¨®n del museo Ghibli. Un d¨ªa, en una visita por las obras, Gor? dio su opini¨®n sobre un proyecto incipiente, Cuentos de Terramar. Suzuki, atento, le empuj¨® a dirigirlo: hab¨ªa encontrado un heredero perfecto. Miyazaki padre, horrorizado, se opuso. En el estreno en 2006, Hayao Miyazaki se sali¨® a mitad del pase a fumar. ¡°Hizo un trabajo honesto, pero debi¨® de sentirse obligado¡±, adujo. Fue un ¨¦xito de taquilla, aunque acab¨® destrozada por los cr¨ªticos.
En el documental Diez a?os con Hayao Miyazaki, a padre e hijo les graban en verano de 2010 durante el proceso de producci¨®n de La colina de las amapolas, coescrita por ambos, dirigida por Gor?. El hijo esconde bajo unos tableros los storyboards, el padre acaba vi¨¦ndolos, y exige cambios. Enfrentados, se comunican a trav¨¦s de Suzuki. ¡°Hacer dibujos sin vida no sirve de nada¡±, sentencia el progenitor.
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A Miyazaki no le gusta perder. As¨ª que tiene aversi¨®n a las ceremonias de premios. En 2002 El viaje de Chihiro fue la primera pel¨ªcula de animaci¨®n que concurs¨® en la Berlinale, y la primera que gan¨®, con su Oso de Oro, un festival de clase A. Miyazaki viaj¨® a Alemania, aunque no se qued¨® para la gala de clausura. ¡°Me motiv¨®, y desconcert¨®, lo de Berl¨ªn. Estoy encantado con que se acaben los prejuicios contra la animaci¨®n¡±, explic¨® a este periodista, v¨ªa email, en 2003, cuando tambi¨¦n apuntaba: ¡°Los ni?os de hoy en d¨ªa tienen problemas creados por sus padres y abuelos, situaciones que antes no exist¨ªan. Mis ¨²ltimos filmes los protagonizan cr¨ªos luchadores: quiero que mis espectadores sientan su fuerza y su alegr¨ªa de vivir¡±.
Tampoco fue en febrero de 2003 a los Oscar, a pesar de que John Lasseter, el genio de Pixar y su amigo, ide¨® cualquier soluci¨®n imaginable para que viajara. Gan¨® El viaje de Chihiro, aunque las estrictas normas de entonces de la Academia impidieron que alguien que no fuera Miyazaki subiera a recogerlo. Desde uno de los bares del teatro Kodak, Lasseter y Alpert llamaron al m¨®vil del asistente (y ese d¨ªa ch¨®fer) de Miyazaki para anunci¨¢rselo. Tarde: el cineasta lo hab¨ªa o¨ªdo en la megafon¨ªa de una gasolinera camino del estudio.
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Para Salvador Sim¨®, director de Bu?uel en el laberinto de las tortugas (2018) y que en 2024 estrenar¨¢ la coproducci¨®n hispanochina Dragonkeeper, ¡°lo fascinante es su sutilidad, sus malos no tan malos, su capacidad de hacer magia de la cotidianidad, del d¨ªa a d¨ªa¡±. Pablo Berger, cineasta tan minucioso como Miyazaki y que en diciembre estrena en salas Robot Dreams, llamada a crear leyenda en la animaci¨®n espa?ola, vive fascinado por Miyazaki. ¡°Decir que es el cineasta de animaci¨®n m¨¢s importante de la historia se queda corto. Amo su realismo m¨¢gico, mezcla de costumbrismo y de los esp¨ªritus y dioses del Jap¨®n tradicional, c¨®ctel de sus preocupaciones sobre los conflictos b¨¦licos y el medio ambiente con una ¨¦tica y una po¨¦tica. Cuando nos tropez¨¢bamos con problemas creativos en Robot Dreams, las soluciones las encontr¨¢bamos en su filmograf¨ªa¡±.
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En el estudio Toei, en los sesenta, Miyazaki conoci¨® a Takahata y a una animadora excepcional, Akemi ?ta. Con ella se cas¨® en 1965. Tuvieron dos hijos. Siguieron trabajando. Un d¨ªa, viendo c¨®mo volv¨ªa cansado de la guarder¨ªa el mayor, Miyazaki decidi¨® que ?ta se quedara en casa cuidando de la familia. ¡°Con el tiempo se ha arrepentido, aunque ah¨ª demostr¨® que a veces no es tan feminista como aparenta¡±, explica la ilustradora Amaia Arrazola, autora de Totoro y yo, una brillante biograf¨ªa ilustrada de Miyazaki. ¡°Me fascina su cerebro, los personajes que produce. Todos me vuelven loca¡±. Como Del Toro, Arrazola cree que la mejor manera de conocer a Miyazaki es ver su obra. ¡°Es un pesiminista optimista, preocupado por el medio ambiente, y que crea estupendos personajes femeninos, en contradicci¨®n con una educaci¨®n machista¡±, desgrana.
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Hasta El viaje de Chihiro, Miyazaki era tan famoso en su pa¨ªs como una estrella del rock. Ahora su popularidad ha trascendido las fronteras. Cada ma?ana llega a Ghibli en su Citro?n 2 CV gris. Si es el inicio de un proyecto, entra en su edificio de dos plantas de madera y all¨ª se pone su sempiterno mandil y masajea las ideas. Si est¨¢ en plena producci¨®n, se traslada a un cub¨ªculo en una esquina de la sala de los animadores de otro bloque. Cuando abri¨® el museo, ¨¦l mismo propuso trabajar all¨ª, cara al p¨²blico, un d¨ªa a la semana. Solo lo hizo un tiempo, porque las multitudes se quedaban paradas a su espalda, atascando el recorrido. Tambi¨¦n se limitaron las visitas no controladas al estudio: en los inicios de Ghibli (que est¨¢ en la periferia de Tokio, sin se?alizaci¨®n clara de qu¨¦ albergan sus edificios), cualquiera pod¨ªa entrar y charlar con ¨¦l; en el siglo XXI todo se desmand¨®. Tampoco los occidentales ayudaron: ten¨ªan la costumbre de coger los dibujos que Miyazaki tiraba a la papelera.
Nunca ha estado en Jap¨®n, pero uno de esos grandes fans es ?lvaro L¨®pez Mart¨ªn, autor de cinco libros sobre el cine de Miyazaki. ¡°Vi El viaje de Chihiro en televisi¨®n y me vol¨® la cabeza. Fue una experiencia cat¨¢rtica. Empec¨¦ a investigar, y aquel 2004 me apunt¨¦ al primer foro sobre Ghibli que hab¨ªa en Internet en espa?ol. Ve¨ªamos las pel¨ªculas pirateadas porque no llegaban aqu¨ª. En 2010 comenc¨¦ con mi blog Generaci¨®n Ghibli, y de ah¨ª salt¨¦ a los libros¡±, recuerda. ¡°En Espa?a hay una gran base fan, y hay editados una veintena de libros. Es curioso: Miyazaki lleva desde finales de los sesenta usando los mismos temas, con la misma esencia, pero no tiene fin, suena a nuevo. Su cine es sincero, ¨¦l jam¨¢s se ha vendido a las modas¡±.
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El pasado 22 de septiembre, Miyazaki recibi¨® el premio Donostia, el galard¨®n honor¨ªfico del festival de San Sebasti¨¢n. El cineasta japon¨¦s ya no sale de su pa¨ªs: la ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica en el extranjero la realiz¨® en noviembre de 2014 al recoger en Los ?ngeles el Oscar de honor. Para San Sebasti¨¢n, el animador envi¨® un v¨ªdeo de 23 segundos con el trofeo donostiarra (reproducci¨®n de una de las farolas de la playa de la Concha) a su lado. ¡°Llevamos mucho tiempo queriendo homenajearle, y esta vez conseguimos albergar su estreno europeo y que, adem¨¢s, aceptara el galard¨®n¡±, cuenta Jos¨¦ Luis Rebordinos, director del certamen de San Sebasti¨¢n y uno de sus grandes fans en Espa?a: en su despacho hay un cartel grande de Mi vecino Totoro. ¡°Para m¨ª, Miyazaki es uno de los mejores directores de la historia, comparable a Dreyer o a Ozu¡±, subraya.
El proceso de entrega del premio no fue sencillo. ¡°En Ghibli son supercelosos de su material. Y como no enviaban bajo ning¨²n concepto en ning¨²n formato la pel¨ªcula, en julio viajaron a la capital japonesa una de las subdirectoras, Luc¨ªa Olaciregui, y Roberto Cueto, miembro del comit¨¦ de selecci¨®n experto en cine asi¨¢tico. La vieron subtitulada en ingl¨¦s en Ghibli, y entusiasmados cerraron los detalles¡±. Miyazaki declin¨® una conexi¨®n en directo, aunque s¨ª acept¨® grabar ese video de agradecimiento, que pidi¨® que solo se usara para ese momento y que no se repicara. ¡°Enviamos el premio a inicios de septiembre¡ y lleg¨® deteriorado. Ellos lo apa?aron para la grabaci¨®n¡±. La semana que viene, invitados por el festival de Tokio, Olaciregui y Rebordinos ir¨¢n a Ghibli con otro Donostia, eso s¨ª, transportado a mano.
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Cuando El castillo de Cagliostro fracas¨® en taquilla en 1979, Miyazaki volvi¨® al manga, tipo de c¨®mics en los que ya hab¨ªa trabajado a finales de los sesenta. Comenz¨® a dibujar a la vez Nausica? en el valle del viento, su gran obra en este g¨¦nero literario, que empez¨® a publicarse serializada en la revista Animage, cuyo editor era un joven Toshio Suzuki, en febrero de 1982, y El viaje de Shuna (1983), que ahora se edita en Espa?a. Nausica? acab¨® en la gran pantalla, y hay rastros de El viaje de Shuna en otros filmes. D¨¦cadas m¨¢s tarde, al finalizar Ponyo en el acantilado, retirado, Miyazaki dibuja por placer otro manga, El viento se levanta, sobre la vida del ingeniero aeron¨¢utico Jir¨ Horikoshi. Suzuki lo empuj¨® a adaptarlo al cine, porque lo vio como una oportunidad de hacer algo diferente. Por cierto, manga y pel¨ªcula se parecen m¨¢s bien poco.
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Para una secuencia de carrera por los tejados de La princesa Mononoke, Miyazaki puso a un animador a repetir fondos para que funcionara un efecto de rotura y ca¨ªda de tejas. En El viento se levanta, un plano de cuatro segundos de una multitud requiri¨® de a?o y medio de trabajo. ¡°Puede que creas que no te das cuenta. Quiz¨¢s no seas consciente de lo que has visto, pero lo sientes. Y ah¨ª reside la diferencia¡±, le cuenta el cineasta a Alpert. Y s¨ª, hasta para ¨¦l es duro: ¡°Las cosas m¨¢s importantes de la vida son molestas¡±.
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El espa?ol que mejor conoce y m¨¢s tiempo ha pasado con Miyazaki es el veterano animador Ra¨²l Garc¨ªa. ¡°Est¨¢bamos a mitad de los ochenta con la animaci¨®n de ?Qui¨¦n enga?¨® a Roger Rabbit?, en Londres, y una noche un compa?ero alquil¨® una peli extra?a en el videoclub japon¨¦s de la esquina. Era Mi vecino Totoro¡±. A finales de esa d¨¦cada, Garc¨ªa trabajaba en Disney cuando coincidi¨® con el japon¨¦s en el festival de Annecy (Francia), el m¨¢s importante de animaci¨®n, y quedaron en volverse a ver en Tokio. ¡°En Ghibli, comimos con ¨¦l y nos ense?¨® el estudio. En su mesa hab¨ªa un dibujito, le preguntamos por ¨¦l, y nos regate¨®: era el germen de El viaje de Chihiro. Es un apasionado de su trabajo¡±. En el Annecy de 1993, incluso alg¨²n animador de peso estadounidense, como Glen Keane (Garc¨ªa y ¨¦l presentaban Aladdin), se ofreci¨® a trabajar en Ghibli, y Garc¨ªa recuerda la risa de Miyazaki, que estrenaba Porco Rosso: ¡°Le dijo: ¡®Lo mismo no te voy a gustar mucho como jefe, porque soy muy duro¡¯. En aquel mismo certamen, se celebr¨® un encuentro entre Miyazaki y Moebius, y estuvieron de acuerdo en que a partir de los 13 a?os los seres humanos no merecemos la pena¡±. El espa?ol define al cineasta como ¡°el gran narrador, el creador m¨¢s dotado de sensibilidad¡±. ?Se retirar¨¢? ¡°Jam¨¢s. Antes tendr¨¢n que echarlo¡±.
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El viaje puede que acabe con El chico y la garza, que resume todo su arte y sus intereses: leyendas, naturaleza, ingenier¨ªa, el animismo, bibliotecas como recintos de almacenamiento del saber, el ansia y el placer de volar, el doloroso rastro de la II Guerra Mundial en la sociedad nipona y que tanto sufri¨® Miyazaki de ni?o, el amor por su madre (a la que homenaje¨® en Ponyo), el desdoblamiento de mundos, el mensaje ecol¨®gico... Como hizo en El viaje de Chihiro (all¨ª era Kamaji, un anciano con patas de ara?a que no paraba de trabajar), Miyazaki se ha autorretratado: en esta ocasi¨®n es el t¨ªo abuelo, un personaje que est¨¢ buscando quien cuide su legado, una torre de piezas de diferentes formas colocadas en un equilibrio precario (vamos, el Studio Ghibli). Miyazaki cree en el valor de la imaginaci¨®n y de lo sagrado, de articular la fantas¨ªa en el d¨ªa a d¨ªa. Si El chico y la garza es su ¨²ltima obra, la despedida est¨¢ a la altura de las emociones que ha desprendido toda su carrera.
Libros y cine para entender el estudio Ghibli
LIBROS
¿Cómo vivís? Genzaburö Yoshino. Traducción de Víctor Illera. Editorial Montena, 2021. 282 páginas, 18 euros.
Antes de mi vecino Miyazaki. Álvaro López Martín. Editorial Diábolo, 2023. 320 páginas, 27 euros.
Compartir casa con el hombre interminable. Steve Alpert. Traducción de Luis Ali. Taketombo Books, 2021. 306 páginas, 18 euros.
Totoro y yo. Amaia Arrazola. Lunwerg, 2022. 200 páginas, 21,37 euros.
El viaje de Shuna. Hayao Miyazaki. Traducción de Marc Bernabé. Salamandra, 2023. 160 páginas, 22,80 euros.
La cocina en Ghibli. Thibaud Villanova. Traducción de Margarita Gómez. Hachette Héroes, 2023. 144 páginas, 23,70 euros.
Biblioteca Studio Ghibli: la princesa Mononoke. Laura Montero. Héroes de papel, 2021. 304 páginas, 22,80 euros.
Ghibli, una historia de amor. Toshio Suzuki. Traducción de Laura Olvera. Confluencias, 2023. 286 páginas, 17,95 euros.
OCHO PELÍCULAS DE GHIBLI
La tumba de las luciérnagas (1988), de Isao Takahata.
Mi vecino Totoro (1988), de Hayao Miyazaki.
Porco Rosso (1992), de Hayao Miyazaki.
La princesa Mononoke (1997), de Hayao Miyazaki.
El viaje de Chihiro (2001), de Hayao Miyazaki.
El castillo ambulante (2004), de Hayao Miyazaki.
Ponyo en el acantilado (2008), de Hayao Miyazaki.
La tortuga roja (2016), de Michaël Dudok de Wit.
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