Luz Arcas o c¨®mo sacudir la escena con la violencia de la verdad
La core¨®grafa malague?a agrupa en su nuevo espect¨¢culo tres obras y cinco a?os de trabajo. El resultado son tres horas de dinamita corporal y belleza contra lo establecido.
Entre la primera obra que arranc¨® este Tr¨ªptico de la Prosperidad y la ¨²ltima, estrenada hace unos d¨ªas como colof¨®n del 41? Festival de Oto?o, han pasado cinco a?os y una constataci¨®n: que Luz Arcas es depositaria de un discurso abrumador y verdadero. El tr¨ªptico arranc¨® en 2019 con La Domesticaci¨®n, sigui¨® en 2021 con Somos la guerra y se ha cerrado con La buena obra. Cinco a?os y tres montajes que pudieron verse del tir¨®n en la Sala Negra de los Teatros del Canal de Madrid y que volver¨¢n a escena el pr¨®ximo 16 de diciembre en el Teatro Central de Sevilla porque el coliseo andaluz le dedica toda una semana a la creadora y bailarina.
Son casi tres horas de espect¨¢culo con dos intermedios de unos 15 minutos en los que, si se quiere, se puede permanecer sentado y contemplar la transici¨®n del montaje y desmontaje de una obra a otra, de un acto a otro (lin¨®leo rojo, lin¨®leo azul¡). Tambi¨¦n de un tiempo a otro, porque en este tr¨ªptico la cohesi¨®n discursiva (alrededor de la juventud, la madurez y la vejez, pero tambi¨¦n de lo popular, de lo religioso y lo profano, de la colonizaci¨®n y su desapego y de la danza y el baile, que pueden no ser lo mismo) lo empapa todo. Casi tres horas de un discurso corporal y pol¨ªtico absolutamente sobrecogedor que Arcas viene trabajando desde hace m¨¢s de una d¨¦cada y que estremece con la violencia de la verdad sin tapujos.
Bekristen significa cristianos en lengua fang, la mayor etnia de Guinea Ecuatorial, donde Arcas comenz¨® este proyecto
En este sentido, hay mucho de sacudida en el tr¨ªptico como tambi¨¦n lo hay en la fisicidad con la que trabaja la bailarina el movimiento que le interesa y que deforma cualquier canon de belleza asociado a la danza. Porque en esa deconstrucci¨®n de lo establecido alrededor de los cuerpos, del imaginario popular e incluso de cualquier expectativa, reside su alegato danc¨ªstico y sin duda, la singularidad que la viste. El credo pol¨ªtico de Bekristen, que significa cristianos en lengua fang, la mayor etnia de Guinea Ecuatorial, donde Arcas comenz¨® este proyecto, se ubica en la denuncia de la supremac¨ªa de quien observa impasible el devenir de unos cuerpos exhaustos por la vida y el abandono.
El tr¨ªptico tiene m¨²sica en directo de Sole Parody y junto a la m¨¢s que entregada interpretaci¨®n de las bailarinas (cuatro en la primera pieza y seis en la segunda), mantiene la dramaturgia bien alta durante las tres horas de espect¨¢culo, con muchos momentos de aut¨¦ntico cl¨ªmax que favorecen el trance que se expone. En la tercera pieza, estrenada ahora, los int¨¦rpretes son ocho personas de m¨¢s de 65 a?os no profesionales que terminan el tr¨ªptico como empez¨®: con una aparente clase de gimnasia convertida en met¨¢fora de la desaparici¨®n y la soledad.
La interpretaci¨®n de Luz Arcas, que aparece en Somos la guerra, segunda pieza o segundo acto de esta obra, certifica la autoexigencia corporal a la que se somete, tanto en el movimiento m¨¢s expansivo como en lo gestual, y recuerda a la Luz Arcas de los comienzos con aquel solo, Sed erosiona, de 2012.
BEKRISTEN / TR?PTICO DE LA PROSPERIDAD
Luz Arcas | La Phármaco
Dirección artística, coreografía, dramaturgia, espacio escénico: Luz Arcas
41º Festival de Otoño. Teatros del Canal. Madrid. 25 y 26 de noviembre. Próxima representación: Teatro Central de Sevilla. 16 de diciembre
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.