¡®El milagro egipcio¡¯: un antropocosmos en el templo de Luxor
Tras m¨¢s de una d¨¦cada de investigaci¨®n, el te¨®sofo Schwaller de Lubicz desarroll¨® un enfoque simbolista que logr¨® emparentar la egiptolog¨ªa con la tradici¨®n esot¨¦rica
Neopitag¨®rico, alquimista y te¨®sofo, Schwaller de Lubicz se encuentra en el otro polo de la ecuaci¨®n moderna. Pas¨® 12 a?os en Luxor (1939-1951), donde encontr¨® v¨ªnculos entre la civilizaci¨®n egipcia y la tradici¨®n herm¨¦tico-pitag¨®rica. Desarroll¨® un enfoque simbolista de la egiptolog¨ªa que no sent¨® bien a los arque¨®logos. Proced¨ªa de una tierra fronteriza, Alsacia. Pensaba en alem¨¢n y escrib¨ªa en franc¨¦s. Con siete a?os tuvo su primera revelaci¨®n: la conexi¨®n entre la unidad y la dualidad. A los 14 comprob¨®, mientras preparaba ¨¢cido clorh¨ªdrico en el laboratorio de su padre, que la materia respira luz. La luz era ¡°fuego rarificado y espiritualizado¡± y pose¨ªa las mismas propiedades que el fuego. Advirti¨® un rol creador y catal¨ªtico en la luz. Pero la luz, que mide todas las cosas, es aquello que no puede medirse. Su investigaci¨®n debe ser cualitativa, partir del color. Entre el Uno y el dos hay una escala crom¨¢tica que revela las leyes de la manifestaci¨®n.
La vida crea sin cesar y de manera impredecible formas cada vez m¨¢s complejas. La fuerza creativa de lo divino (de la que todos participamos en mayor o menor medida), es tensi¨®n, polaridad, alternancia de la atracci¨®n y la repulsi¨®n. Esa es la guerra de la que hablaba Her¨¢clito. Esa tensi¨®n esencial, primordial, palpita a lo largo y ancho del universo. Emp¨¦docles, el cham¨¢n, lo vio. De ella depende la vibraci¨®n del ¨¢tomo y de la estrella (tenso equilibrio de n¨²cleos explosivos y gravedad implosiva), la pulsi¨®n de la c¨¦lula, el hambre y la muerte, la gestaci¨®n y la putrefacci¨®n. La tensi¨®n primordial ata, como una cuerda, el bien y el mal, lo estable y lo radiactivo, el mercurio y el azufre, la vida y la muerte, el cuerpo y el esp¨ªritu. Negar uno de los polos, o ignorarlo, es cerrar los ojos a la naturaleza de lo real.
El autor hall¨® un c¨®digo secreto. El cuerpo es el templo y el templo un mapa de la vida ps¨ªquica
En cuanto la Unidad se desdobla, surge la trinidad. El Uno se convierte en dos y ambos, unidad y la pluralidad, forman el primer tri¨¢ngulo. Cualquier cosa tiene esa triple naturaleza: la polaridad (tensi¨®n esencial, misterio conyugal) y el contacto con el Uno. Toda generaci¨®n, toda er¨®tica, es metaf¨ªsica. Un cosm¨®logo franc¨¦s llamaba a este estado ¡°sobrefusi¨®n¡±. El universo est¨¢ sobrefusionado. Aunque prefiero el lenguaje de los presocr¨¢ticos, ambos dicen lo mismo. La sobrefusi¨®n ocurre cuando calentamos agua muy r¨¢pido (a fuego vivo), el agua supera los 100 grados, pero no hierve. En ese estado de tensi¨®n interna y no expl¨ªcita, una semilla basta para que todo cristalice y se produzca el milagro de la creaci¨®n. Hubert Reeves pone un ejemplo gr¨¢fico. Un lago de Siberia se enfri¨® muy r¨¢pido durante la noche. El agua estaba por debajo de los cero grados, pero se manten¨ªa l¨ªquida. Un incendio en el bosque desat¨® una estampida de caballos salvajes. Conforme entraron en el lago se oy¨® un gran crujido, el agua cristaliz¨® repentinamente y los caballos murieron atrapados en el hielo.
Todo lo vivo es una reacci¨®n a dicha sobrefusi¨®n. Estamos saturados (aunque no lo sepamos) de un ¨¦ter tenso e invisible que los presocr¨¢ticos llamaban divino. Todo est¨¢ lleno de dioses. Bebemos continuamente de ese ¨¦ter deseante, aunque la mayor parte del tiempo lo ignoremos. Cuando esa ignorancia es profunda, nos desconectamos. Es lo que llamamos depresi¨®n. La tecnolog¨ªa provee falsas conexiones y, en un mundo cada vez m¨¢s conectado, prolifera el aislamiento, la falta de creatividad. A los nuevos totalitarismos les viene bien ese solipsismo (nombre filos¨®fico para el aislamiento), esa adicci¨®n a la falsa conexi¨®n, esa soledad radical.
Schwaller descubri¨® en Amenemopet un c¨®digo secreto, un antropocosmos. El cuerpo humano es el templo y el templo un mapa de la vida ps¨ªquica. El atrio es el territorio de la b¨²squeda. La puerta es el comienzo. El n¨¢rtex la primera ense?anza. La nave la oraci¨®n. El peristilo la gestaci¨®n. El santuario la entrada en el coraz¨®n. El ¨¢bside extramuros la fontanela. Los ¨®rganos de la percepci¨®n humana son al mismo tiempo ¨®rganos de autopercepci¨®n divina. La idea la recoge Tagore. ¡°El ojo no te ve a Ti, que eres la pupila de cada ojo¡±.
El milagro egipcio?
Traducci¨®n de Andr¨¦s Piquer Otero
Atalanta, 2023
432 p¨¢ginas. 34 euros
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