Gloria a Akira Toriyama, precursor del esp¨ªritu de nuestro tiempo
Con su influencia en el manga, el anime o los videojuegos, el japon¨¦s fue esencial para la cultura popular transmedia actual
La prematura muerte de Akira Toriyama deja muchos hu¨¦rfanos. Por un lado, claro est¨¢, llora la industria del manga y el anime, que en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha conseguido esparcirse por el mundo y convertirse en uno de los fen¨®menos m¨¢s importantes de soft power global surfeando la ola que inauguraron los c¨®mics del japon¨¦s y sus adaptaciones a series de dibujos. Pero por otro, y casi m¨¢s importante, llora toda una generaci¨®n no solo influida por la est¨¦tica (y ¨¦tica) de sus Superguerreros, sino criada en un entorno transmedia en el que las franquicias son accesibles desde el papel y las pantallas. A los menores de 40 a?os, la experiencia de Dragon Ball les ha llegado en forma de manga, de pel¨ªcula, de serie, de videojuego, de juguetes, de aspiraci¨®n f¨ªsica; de todo. Ha sido una constante omnipresente, casi como el escenario de fondo del desarrollo vital de toda una generaci¨®n. Ese camino transmedia, del que Toriyama fue peregrino principal, es el que luego han transitado franquicias como El se?or de los anillos, Pok¨¦mon, Harry Potter, y toda la larga ristra de manganimes que aspiran a sentarse en el trono de Goku, de Shingeki no Kyojin a Kimetsu no Yaiba.
Y, sin embargo, es en los videojuegos donde encontr¨® Dragon Ball un continente perfecto para albergar el contenido que propon¨ªa la obra del maestro japon¨¦s, especialmente en su versi¨®n de lucha. ¡°Puedes luchar con todo tu coraz¨®n con una calidad y velocidad que eran impensables incluso hace un momento¡±, dec¨ªa, fascinado por el nuevo recept¨¢culo digital en el que ahora se mov¨ªan sus criaturas. Hasta la fecha se han publicado m¨¢s de 100 videojuegos basados en la saga de las bolas de drag¨®n, con las series Fighter y Budokai a la cabeza. Pero el buen hacer de Toriyama en el mundo digital no qued¨® circunscrito a las aventuras de Goku y compa?¨ªa: esa obra maestra absoluta de los 16 bits que es Chrono Trigger (1995), la pantagru¨¦licamente famosa, sobre todo en Jap¨®n, saga Dragon Quest (1996 en adelante), o esa infravalorada obra que reimaginaba los combates de monstruos que era Blue Dragon (2006) crecieron a partir del inconfundible sello est¨¦tico de Toriyama, que siempre supo hacer entra?ables las obras en las que participaba e imbuirlas de su muy caracter¨ªstico, y muy japon¨¦s, sentido del humor.
Todos sus trabajos compart¨ªan un envoltorio est¨¦tico que mezclaba tradici¨®n japonesa e influencia europea y una forma de trabajar centrada en exprimir en sus protagonistas ¡ªlos Goku, Gohan, Crono¡ª la figura del arquetipo de la bondad y que con sus antagonistas ¡ªcon los Vegeta, Freezer, C¨¦lula, Boo, Magus¡ª se permit¨ªa mayores piruetas y alcanzaba sus mayores cotas narrativas. Todos ellos fueron los mejores embajadores de un fen¨®meno mirado con recelo hace dos d¨¦cadas pero que hoy se antoja ubicuo y al que todav¨ªa le quedan muchos a?os de expansi¨®n y crecimiento.
Casi acompasada con la muerte del mangaka nos llega una prueba de lo bien que la figura de Toriyama ejemplificaba el ensamblaje transmedia tan presente en la cultura popular de hoy. La adaptaci¨®n a pel¨ªcula del manga Sand Land (publicado en 2000) llega a las salas espa?olas el d¨ªa 20, el mismo d¨ªa que a Disney + llega la serie anime del mismo universo. Y el mes que viene llegar¨¢ a las tiendas el videojuego que adapta la historia, que por cierto promete. ?pica des¨¦rtica a lo Mad Max, Sand Land est¨¢ protagonizada por un pr¨ªncipe demonio rosa, su ayudante y un veterano militar que recorren un inmenso desierto en busca de agua. N¨®tese que las concomitancias con ciertos problemas reales, si bien de fondo, siempre ayudaron a las obras del japon¨¦s. Porque en eso, tambi¨¦n, Toriyama fue pionero. Dec¨ªamos que fue peregrino principal del camino tansmedia. ?nimo, mangaka de mangakas, ahora que en el otro mundo le toca peregrinar el mill¨®n de kil¨®metros que conforman el Camino de la Serpiente.
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