Maylis de Kerangal, escritora: ¡°La ultraderecha francesa est¨¢ a las puertas del poder. Es un periodo repugnante¡±
La escritora, convertida con ¡®Nacimiento de un puente¡¯ y ¡®Reparar a los vivos¡¯ en uno de los nombres m¨¢s interesantes de las letras europeas, vuelve con ¡®Canoas¡¯, libro de relatos breves en el que logra dar forma literaria a la voz humana
Todos los relatos recogidos en el nuevo libro de Maylis de Kerangal (Tol¨®n, 56 a?os) tienen en com¨²n el mismo protagonista: la voz humana. La autora francesa, revelada a comienzos de la d¨¦cada pasada con dos novelas magistrales como Nacimiento de un puente ¡ªsobre la construcci¨®n de un viaducto en Estados Unidos¡ª y Reparar a los vivos ¡ªacerca de un transplante de coraz¨®n¡ª regresa ahora con Canoas (Anagrama), volumen que re¨²ne una novela corta y siete relatos aut¨®nomos, aunque conectados por temas como la ausencia, la p¨¦rdida o la soledad. No por casualidad, todos ellos se gestaron y fueron escritos durante el confinamiento, como confesaba a finales de febrero durante una entrevista en un sal¨®n fastuoso y algo decadente en la sede parisiense de su editorial francesa, Gallimard.
Pregunta. En la literatura actual no abundan los autores que favorezcan el sentido del o¨ªdo por encima del de la vista. ?Por qu¨¦ escribir un libro que es, ante todo, un experimento ac¨²stico?
Respuesta. No creo que mi caso sea ¨²nico, pero es verdad que la mayor¨ªa de los escritores privilegia todo lo que es visual. Es muy importante que la literatura sea capaz de crear y de transmitir im¨¢genes, pero ese registro visual se ha vuelto todopoderoso, omnipotente y tal vez un poco arrollador. Existen otros sentidos, al margen de la vista, a los que un autor puede recurrir.
P. Dice que la idea de Canoas se le ocurri¨® durante la pandemia.
R. Pas¨¦ el confinamiento en una casa de campo donde no ten¨ªa buena cobertura. No pod¨ªa hablar con mis hijos, familiares y amigos por videoconferencia como hac¨ªa todo el mundo, ya que la conexi¨®n no era buena, as¨ª que pas¨¦ semanas llam¨¢ndolos por tel¨¦fono al fondo del jard¨ªn. Todo mi contacto con el exterior, durante esos meses, fueron las voces de los dem¨¢s. As¨ª surgi¨® la idea de dar una forma ac¨²stica a la escritura literaria, que es algo que no hab¨ªa hecho antes. Tampoco hab¨ªa escrito cuentos ni firmado un libro en primera persona, pero me pareci¨® que despu¨¦s de la pandemia no pod¨ªa seguir escribiendo como si no hubiera pasado nada, sin ning¨²n cambio.
P. ?Qu¨¦ le fascina de la voz humana?
R. Siempre me ha interesado la aparici¨®n de nuestra capacidad de hablar en la prehistoria. Desde el punto de vista evolutivo, que hoy tengamos esa facultad es fruto del azar. Si nuestra laringe no hubiera ca¨ªdo al nivel de la quinta v¨¦rtebra, hoy ser¨ªamos grandes macacos sin esa capacidad, como les sucede a los gorilas. Existen 7.500 millones de voces en el mundo y no hay dos que sean id¨¦nticas. No es casualidad que se use cada vez m¨¢s el reconocimiento vocal, y no el facial, para garantizar la seguridad de los pagos por internet: el gran sistema capitalista ha entendido que la voz es lo ¨²nico que realmente nos distingue de nuestros semejantes.
P. En su libro, varios personajes cambian de voz despu¨¦s de un hecho traum¨¢tico. ?C¨®mo lo explica?
R. Nuestras voces reflejan nuestro origen geogr¨¢fico y social, nuestro sexo y tambi¨¦n nuestra edad, pero tambi¨¦n los accidentes de la vida. Tengo una amiga que cambi¨® de timbre y de tesitura cuando perdi¨® a su marido: su voz se volvi¨® cavernosa, sombr¨ªa, como si estuviera enterrada. Las cuerdas vocales absorben y catalizan las cosas malas que nos pasan. Los llamados espectrogramas demuestran c¨®mo un duelo o una emoci¨®n dolorosa cambian la voz.
P. En uno de sus relatos escribe que hay estudios que demuestran que las voces de las mujeres se han vuelto m¨¢s graves desde los a?os setenta.
R. Nuestros timbres est¨¢n atravesados por los cambios sociales y pol¨ªticos. Para acceder al poder, las mujeres se han visto obligadas a hablar en un tono m¨¢s grave, como los hombres. Y ese cambio empieza con su entrada a los lugares de poder. En nuestra evoluci¨®n antropol¨®gica, las mujeres han adoptado las voces de los machos alfa de su clan. Las que se dedican a la pol¨ªtica son un buen ejemplo: Margaret Thatcher o S¨¦gol¨¨ne Royal tomaron clases para sonar m¨¢s graves. Las voces agudas siguen siendo un s¨ªntoma de histerismo, como si pertenecieran a personas que no son del todo de fiar.
La novela es el terreno literario de m¨¢s alto nivel para m¨ª, aunque se encuentre en un proceso de p¨¦rdida de su centralidad respecto a la autoficci¨®n¡±
P. Al escribir sus libros recurre a los textos cient¨ªficos, como si, m¨¢s que una novela, fuera a escribir un ensayo.
R. Es por mi pasi¨®n documental. No tengo una formaci¨®n literaria, sino de ciencias sociales: estudi¨¦ Filosof¨ªa e Historia y me interes¨¦ muy pronto por la sociolog¨ªa, la etnolog¨ªa y la etnograf¨ªa. Me form¨¦ intelectualmente con textos que no eran relatos de ficci¨®n, sino manuales y ensayos de especialistas. Siguen siendo herramientas fundamentales en mi escritura. Cuanto m¨¢s me documento para escribir mis libros, m¨¢s se emancipa la ficci¨®n, m¨¢s se abre ante m¨ª un posible imaginario. Para manipular esos mundos, necesito conocerlos bien. La literatura no tiene por qu¨¦ ser un lugar en el que uno aprende algo, pero reconozco que me gusta que mis libros sean un instrumento de conocimiento. Esa fue su funci¨®n mientras crec¨ªa: a los 12 o 13 a?os, empec¨¦ a leer con avidez para aprender cosas. Mi amor por la literatura viene de ah¨ª.
P. Algunas de sus novelas son retablos sociales que pueden recordar a la literatura del siglo XIX, la de Balzac o Zola. Sus libros eran panor¨¢micas de toda la sociedad.
R. No es que est¨¦ muy de moda, pero yo milito por conservar esa mirada social, lo que me ha llevado a describir entornos profesionales en algunos libros, a interesarme por el mundo del trabajo. Hoy se estila m¨¢s una literatura basada en lo autobiogr¨¢fico, un g¨¦nero en el que se publican textos remarcables, aunque sus autores tambi¨¦n eludan, a veces, la estructura de la sociedad y los mecanismos de dominaci¨®n entre clases sociales. Por otra parte, la novela del XIX fue muy importante para m¨ª porque me permiti¨® disociarme de lo que sol¨ªa llamarse literatura femenina¡
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Todo ha cambiado mucho, por suerte, pero cuando se public¨® Nacimiento de un puente, en 2010, a¨²n hab¨ªa quien se sorprend¨ªa de que una escritora de 40 a?os publicase una novela sobre la construcci¨®n de una obra fara¨®nica en California. Para m¨ª fue un gesto feminista. Quer¨ªa escribir como esos autores del XIX, y no sobre el hogar, mi familia o mis hijos. Rechac¨¦ esa literatura de la interioridad. Me pareci¨® que los hombres ten¨ªan derecho a hablar de conceptos, clases sociales e ideas pol¨ªticas, y las mujeres, solo sobre un aprendizaje emocional de la vida. Canoas es el primer libro que me permito escribir de una forma distinta: todas las protagonistas son mujeres y se desprende de sus p¨¢ginas una escritura m¨¢s ¨ªntima. Pero, hace 15 a?os, me negaba a ser ese tipo de escritora.
P. ?Dir¨ªa que la autoficci¨®n y otras variantes de la autobiograf¨ªa est¨¢n ocupando el lugar central que sol¨ªa tener la novela? ?Gana terreno el testimonio literario respecto a los relatos de ficci¨®n?
R. En la autoficci¨®n, el escritor habla al o¨ªdo del lector. Es un dispositivo muy directo que, cuando se utiliza bien, puede ser extremadamente intenso; ah¨ª est¨¢n los libros de Annie Ernaux para demostrarlo. Es verdad que, si la comparamos con la autoficci¨®n, la novela est¨¢ perdiendo su atractivo. Pero, en mi caso, por razones de temperamento, la ficci¨®n sigue siendo mi campo predilecto. En mi pr¨®ximo libro, que se publicar¨¢ en septiembre y hablar¨¢ de la ciudad donde crec¨ª, Le Havre, me negu¨¦ a utilizar mis recuerdos o mis vivencias. Quer¨ªa que fuera un libro de ficci¨®n, porque ese camino siempre me hace llegar m¨¢s lejos y ser m¨¢s libre. Para m¨ª, en la ficci¨®n hay algo pr¨¢cticamente er¨®tico. El trabajo de imaginaci¨®n del que sol¨ªa hablar Baudelaire, el hecho de conectar elementos entre s¨ª encontrando signos que los unan, solo lo encuentro en la novela, un artefacto que permite infinitas posibilidades. La novela es el terreno literario de m¨¢s alto nivel para m¨ª, aunque se encuentre, como usted apunta, en un proceso de p¨¦rdida de su centralidad.
Quise disociarme de lo femenino, escribir como los autores del siglo XIX, y no sobre el hogar, mi familia o mis hijos. Rechac¨¦ esa literatura de la interioridad¡±
P. Sus libros siempre reciben buenas cr¨ªticas, pero a veces se le reprocha que est¨¦n demasiado ¡°trabajados¡±, recargados de informaci¨®n.
R. Entiendo muy bien esas cr¨ªticas, que no me duelen, porque s¨¦ que esa inclinaci¨®n hacia lo documental es mi principal fragilidad como autora. Y, a la vez, me sorprende que moleste m¨¢s lo que resulta demasiado intenso, literario en t¨¦rminos de estilo o recargado que esa escritura estandarizada y globalizada que ha surgido como producto del ultraliberalismo. M¨¢s bien deber¨ªa preocuparnos que los lenguajes y las imaginaciones se vuelvan cada vez m¨¢s similares, y que exista un borreguismo creciente en cuanto a los temas tratados por la literatura. Para m¨ª, eso es mucho m¨¢s inquietante que un autor o autora que intente crear algo m¨ªnimamente singular. Esa singularidad, en cualquier caso, es lo que yo persigo.
P. Es hija y nieta de marineros. ?Qu¨¦ huella han dejado esos or¨ªgenes familiares en su literatura?
R. Desde peque?a me familiaric¨¦ con los mapas, con la cartograf¨ªa marina, con la noci¨®n de geograf¨ªa. Es un consejo que me dio mi padre: familiar¨ªzate siempre con la geograf¨ªa que te rodea. Es dif¨ªcil decirlo a ciencia cierta, pero sospecho que tambi¨¦n hay una relaci¨®n con la ausencia: mi padre, pero tambi¨¦n mi abuelo y mis t¨ªos, de ambos lados de mi familia, pasaban largas temporadas en el mar. La ausencia o la idea de lejan¨ªa son literariamente muy poderosas, como tambi¨¦n lo es el regreso, el relato que uno narra al volver a casa, como en la Odisea. Por el oficio de mi padre, creo que me seducen los trabajos un poco extremos, en los que hay una posibilidad de peligro. Y en los que, a menudo, reina un gran silencio.
P. A ratos, su imaginario tiene m¨¢s que ver con la literatura estadounidense que con la francesa¡
R. S¨ª, tal vez porque, de joven, viv¨ª una temporada en Colorado, del que surge Mustang, la novela breve que contiene este libro. Me dej¨® estupefacta la dimensi¨®n del cielo, de los r¨ªos, de las grandes llanuras, todos esos espacios descomunales que me recordaban, salvando las distancias, a mi infancia en Normand¨ªa. En Par¨ªs, el cielo nunca se muestra del todo, nunca revela toda su amplitud. En Le Havre, en cambio, convives todo el rato con la inmensidad del firmamento. No es de extra?ar que el impresionismo se inventara all¨ª: frente al puerto de la ciudad, al amanecer, Monet pint¨® Impresi¨®n, sol naciente en 1872.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece la Francia de Emmanuel Macron?
R. Es un pa¨ªs que hace ver que todo va bien, aunque no sea as¨ª. Para m¨ª, la extrema derecha se encuentra a las puertas del poder. Estoy muy preocupada. Y no por m¨ª misma, que soy una mujer privilegiada que reside en el centro de Par¨ªs, sino por todos aquellos que van a sufrir y cuyas vidas van a cambiar. En lugar de crear un polo fuerte de centroderecha, el Gobierno de Macron se ha ido deslizando hacia el terreno de la ultraderecha. Los medios tambi¨¦n est¨¢n dominados por sus ideas. Todo ha cambiado muy r¨¢pido. Hace solo tres o cuatro a?os no era as¨ª.
Ridiculiz¨¢bamos a la izquierda por buenista, pero hoy su discurso ha quedado sustituido por un nacionalismo antiinmigrantes y antipobres. Estoy alarmada¡±
P. ?Cu¨¢l es el reflejo de ese contexto social y pol¨ªtico en lo que escribe?
R. No uso la escritura para ejercer la militancia pol¨ªtica, a excepci¨®n de un librito que publiqu¨¦ en 2014, Lampedusa, sobre la crisis migratoria europea. Me gustar¨ªa retomar ese trabajo de no ficci¨®n. Tengo un proyecto de libro sobre la xenofobia en el mundo actual, sobre la relaci¨®n entre la ultraderecha y la figura del extranjero. Antes ridiculiz¨¢bamos a la izquierda por buenista, pero hoy su discurso ha quedado sustituido por un nacionalismo antiinmigrantes y antipobres. No hay una visi¨®n ni un horizonte. Estoy alarmada.
P. Su narrativa no es abiertamente pol¨ªtica, pero s¨ª contiene una dimensi¨®n c¨ªvica. ?Escribe, hasta cierto punto, contra la posibilidad de que la extrema derecha llegue al poder?
R. No escondo mis opiniones pol¨ªticas, que est¨¢n presentes en mis libros cuando uno presta atenci¨®n. Me disgustan los discursos pol¨ªticos inseridos en un relato de ficci¨®n porque me suelen parecer torpes y pesados, pero tal vez sea importante escribir as¨ª en este periodo tan repugnante, en Francia como en el resto de los pa¨ªses. Dicho esto, cre¨ªa que en Espa?a las cosas iban un poco mejor¡ ?No es as¨ª?
¡®Canoas¡¯. Maylis de Kerangal. Traducci¨®n de Javier Albi?ana. Anagrama, 2024. 168 p¨¢ginas. 18,90 euros.
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