¡®Los ¨¢rboles no huyen¡¯, de Verena St?ssinger, el tab¨² de los alemanes represaliados tras la Segunda Guerra Mundial
La novela de la escritora suiza es la historia de una reticencia, la de un hombre deportado de los antiguos territorios de Prusia Oriental con miedo a recordar durante un viaje d¨¦cadas despu¨¦s a los paisajes de su infancia
Era mayo. La guerra por fin hab¨ªa acabado: la gente pod¨ªa pensar en regresar a sus hogares¡±. J¨¹rgen, el protagonista de Los ¨¢rboles no huyen, no puede volver a casa, sin embargo. Varios de sus hermanos han muerto a causa del hambre. Su padre ¡ªsupuestamente un ¡°jurista en el juzgado municipal¡±¡ª falleci¨® antes de la guerra. Su madre va a morir tambi¨¦n. Est¨¢ despidi¨¦ndose de su abuela y de su t¨ªa en la estaci¨®n de trenes de Danzig y no sabe que nunca va a volver a verlas. D¨¦cadas despu¨¦s, cuando ya est¨¦ radicado en Suiza, ¨¦l y su mujer van a hacer un viaje a Polonia y a Rusia, dos de los tres pa¨ªses que se distribuyeron la antigua Prusia Oriental tras el final de la Segunda Guerra Mundial, para que J¨¹rgen recupere los sabores y los paisajes de su infancia. Pero ¨¦ste s¨®lo recuerda algunas im¨¢genes, unas pocas escenas que le gustar¨ªa comprender mejor, aunque s¨®lo si estas no fueran a poner en cuesti¨®n su recuerdo de qui¨¦nes fueron sus padres y sus ideas acerca de s¨ª mismo. ¡°En realidad, no est¨¢ seguro de querer colmar esas lagunas¡±, se dice. Los ¨¢rboles no huyen es la historia de esa reticencia.
En 1997, W. G. Sebald rompi¨® un tab¨² hist¨®rico al pronunciar en Z¨²rich unas conferencias publicadas dos a?os despu¨¦s con el t¨ªtulo de Guerra a¨¦rea y literatura (Sobre la historia natural de la destrucci¨®n, en su edici¨®n espa?ola). Ni el lugar donde se pronunciaron ¡ªSuiza¡ª ni la historia personal de quien las dict¨® ¡ªun escritor alem¨¢n, pero residente en el Reino Unido desde hac¨ªa d¨¦cadas¡ª son irrelevantes en relaci¨®n con ese gesto: s¨®lo en ese doble ¡°afuera¡± pudo Sebald abordar el sufrimiento de la poblaci¨®n civil alemana en los ¨²ltimos a?os de la Segunda Guerra Mundial: la idea de que ¡°todos¡± los alemanes eran culpables de los cr¨ªmenes del nacionalsocialismo y de la guerra y de que su padecimiento hab¨ªa sido inferior al de los habitantes de otros pa¨ªses ¡ªo, por el caso, al de las v¨ªctimas del Holocausto¡ª imped¨ªa, a ojos de Sebald, una correcta evaluaci¨®n de episodios tan abrumadores como los suicidios de Demmin y la destrucci¨®n de las ciudades alemanas en los ¨²ltimos meses de la contienda. Por entonces, ¡°no hab¨ªa que describir el verdadero estado de ruina material y moral en que se encontraba el pa¨ªs entero¡±, resume. Despu¨¦s, los problemas ser¨ªan otros. Pero el silencio en torno a las v¨ªctimas alemanas de la guerra, y al profundo desgarramiento vivido por muchos alemanes, habr¨ªa impedido sobre todo incorporar ese dolor a la historia compartida: si se lo exclu¨ªa de ella ¡ªy ¨¦ste era el problema principal para Sebald¡ª, se otorgaba a la extrema derecha y a los neofascistas una potestad sobre el pasado y un monopolio de la supuesta necesidad de reparaci¨®n o venganza que pod¨ªan desestabilizar la democracia alemana.
Sobre la historia natural de la destrucci¨®n contribuy¨® a una discusi¨®n acerca del pasado compartido por los alemanes de la que tambi¨¦n fueron parte Austerlitz, la ¨²ltima novela de Sebald, libros como Als Feuer vom Himmel fiel (cuando el fuego cay¨® del cielo), de Stephan Burgdorff y Christian Habbe, y, sobre todo, una serie documental de la ZDF. Quiz¨¢s ya fuese tarde: 25 a?os despu¨¦s, la extrema derecha est¨¢ representada en buena parte de los gobiernos regionales europeos y, con el nombre de ¡°concordia¡± o cualquier otro, intenta imponer una versi¨®n del pasado para la que los hechos hist¨®ricamente comprobados son ¡°adoctrinamiento¡±.
Los ¨¢rboles no huyen es la contribuci¨®n de la escritora suiza Verena St?ssinger (Lucerna, 1951) a una visi¨®n m¨¢s realista de la historia; m¨¢s compleja, pero tambi¨¦n m¨¢s rica. Est¨¢ magn¨ªficamente documentada y, a ratos, narrada en una prosa delicada y sensible, muy bien tra¨ªda al espa?ol por Jorge Seca. Pero tal vez sea demasiado did¨¢ctica, y sus enigmas, f¨¢ciles de resolver de antemano para quienquiera que sepa cu¨¢l era el destino de los matrimonios mixtos durante el nacionalsocialismo y por qu¨¦ algunos perduraron. Sin embargo, su novela puede ser una buena lectura para adolescentes a los que se quiera ofrecer un relato sobre el peso que el pasado hist¨®rico ejerce sobre las vidas individuales.
Los ¨¢rboles no huyen?
Traducci¨®n de Jorge Seca
Perif¨¦rica, 2024
248 p¨¢ginas. 19,50 euros
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