Nada mal para ser solo un juego navide?o
La lista de ¡®Babelia¡¯ refleja una renovaci¨®n encarnada en los t¨ªtulos de Sara Barquinero y David Ucl¨¦s, la sorpresa del inclasificable libro de Camila Ca?eque o la consolidaci¨®n de una alineaci¨®n femenina latinoamericana: Enriquez, Ojeda, Gainza, Harwicz, Wiener...
Las listas de lo mejor del a?o solo son un juego: m¨¢s all¨¢ de eso, conviene desconfiar de ellas. Pero ?por qu¨¦ empezar con semejante advertencia, si los lectores llevan a?os y a?os haciendo precisamente eso en redes sociales? Dicho lo cual, admitamos que se puede jugar mejor o peor, y este a?o en Babelia nos ha salido una lista de lo m¨¢s golosa, es decir, abundante en curiosidades e hilos de los que tirar. Por supuesto, no se trata de que la n¨®mina de libros escogidos tenga que contentarnos a todos por igual. As¨ª, por ejemplo, yo estoy convencido de que el libro m¨¢s importante que se ha publicado este a?o en Espa?a ha sido Un cor furtiu, de Xavier Pla, Un coraz¨®n furtivo en su traducci¨®n castellana, descomunal biograf¨ªa de Josep Pla cuyos principales temas permanecen vigentes, desde la relaci¨®n entre literatura y periodismo hasta el estatus del escritor en el mundo moderno, pasando por las inc¨®gnitas de la democracia en Espa?a y Europa. Hasta tal punto es as¨ª, que el libro vencedor es una cr¨®nica con pulso literario de Leila Guerriero, La llamada. Los expertos del Quadern de EL PA?S han elegido Un cor furtiu como el n¨²mero 1 de 2024 y aqu¨ª aparece en una posici¨®n discreta, si bien es cierto que hace acto de presencia. Pero esta clase de desajustes entre el criterio propio y los resultados de una consulta multitudinaria son inevitables, y revisten un inter¨¦s moderado. Lo jugoso est¨¢ en las tendencias generales que registra la encuesta.
Y la primera de esas tendencias habla de una cierta renovaci¨®n, que en Espa?a siempre es lenta, dudosa y reversible, pero que en este caso parece obvia. F¨ªjense en la escasa relevancia que tienen los grandes premios del mercado editorial. O en el paso atr¨¢s que han dado varias generaciones de consagrados oficiales (aunque no olvidemos que muchos autores que responden a dicho perfil no presentaron novedad en 2024): entre los 20 primeros, solo dos espa?oles, Mart¨ªnez de Pis¨®n y Fern¨¢ndez Mallo (s¨ª, el tiempo ha pasado y los renovadores de principios del XXI ya asumen veteran¨ªa), y un norteamericano, Paul Auster, pueden contarse entre esas presencias que son cl¨¢sicamente previsibles en listas como la nuestra desde antes de que se publiquen sus libros. En cambio, recuerdo perfectamente que, cuando rese?¨¦ con entusiasmo a David Ucl¨¦s y, sobre todo, a Sara Barquinero, no falt¨® quien pronosticase que nos ¨ªbamos a olvidar de sus respectivas novelas en dos meses: pues han pasado muchos m¨¢s y ah¨ª est¨¢n ambas. La noticia me alegra mucho no solo porque se trata de dos excelentes libros, sino, sobre todo, porque me parecen relevantes generacionalmente, al tratarse de dos apuestas por salirse de la autorreferencialidad hegem¨®nica que recuperan el hilo de ciertas tradiciones (la posmodernidad norteamericana, el realismo m¨¢gico¡) que parec¨ªan desconectadas de lo que escriben los narradores por debajo de los 35 a?os. El destino ha hermanado a Ucl¨¦s y Barquinero, aun siendo dos voces sin nada que las relacione, convirti¨¦ndolos en un giro inesperado para la narrativa espa?ola que falta por ver si tendr¨¢ consecuencias a medio plazo m¨¢s all¨¢ de sus proyecciones individuales.
Pero si algo me alegra todav¨ªa m¨¢s es la presencia de las editoriales La Umbr¨ªa y la Solana, De Conatus y La U?a Rota en los puestos m¨¢s altos. En un mundo ideal, la tarea de las editoriales independientes (las independientes de verdad: estas lo son) se medir¨ªa de t¨² a t¨² con las majors cada mes de diciembre en los grandes suplementos como Babelia. Sin embargo, la cruda realidad es que esto no sucede, no al menos en las proporciones que yo considerar¨ªa justas. Las razones son m¨²ltiples, a menudo menos relacionadas con oscuros intereses que con el efecto acumulativo que imprime el ritmo de producci¨®n de los sellos grandes; sea como sea, este a?o se hace un poco de justicia gracias a L¨ªdia Jorge, Percival Everett y, ay, la a?orada Camila Ca?eque. El 13? puesto que obtiene La ¨²ltima frase ennoblece esta lista: he aqu¨ª un libro literario, inclasificable, marginal en el mejor sentido (y en sentido m¨²ltiple: tiene algo de anotaci¨®n al margen de una personal¨ªsima historia de la literatura), que se cuela ah¨ª donde probablemente nadie lo esperaba.
Aunque no seamos injustos: a veces, hay resultados predecibles que son, aun as¨ª, de lo m¨¢s merecido. Pienso en la renovada mirada al franquismo de Nicol¨¢s Sesma, en el nuevo tocho de Mircea C?rt?rescu (en un a?o, por cierto, fecundo en tochos) o en la consolidaci¨®n de una alineaci¨®n femenina latinoamericana que empezamos a sabernos de memoria: Enriquez, Ojeda, Gainza, Harwicz, Wiener (solo esperemos que el fen¨®meno tarde todav¨ªa un poco m¨¢s en volverse mero protocolo). Y si hablo de literatura, me encanta que asomen dos nombres que encarnan una concepci¨®n estil¨ªstica y r¨ªtmica de este arte, Fres¨¢n y Banville, convertidos en la vieja guardia del Gran Estilo en sus respectivos idiomas.
Faltan cosas en la lista, claro. Falta ciencia, por ejemplo (?por qu¨¦ nunca asoma la ciencia en estos res¨²menes anuales?). Y echo en falta una mayor heterodoxia ideol¨®gica en el ensayismo. Pero creo que 2024 aparece razonablemente bien dibujado en esta n¨®mina. No est¨¢ mal para tratarse, no lo olviden, de un simple juego prenavide?o.
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