¡®Un gran se?or¡¯, de Nina Bouraoui: la p¨¦rdida como amputaci¨®n
En el nuevo libro de la autora francesa hay algo de valent¨ªa, quiz¨¢ de temeridad, en la descripci¨®n de la aflicci¨®n que se condensa en torno a la ausencia del padre tras recordar sus ¨²ltimas horas ingresado en un centro de cuidados paliativos
Hay algo en la etiqueta autoficci¨®n que empuja a algunos de sus grandes exponentes a huir de ella o, al menos, matizarla. Annie Ernaux prefiere el t¨¦rmino ¡°autosociobiograf¨ªa¡±; Nina Bouraoui, que empez¨® publicando en Gallimard hace tres d¨¦cadas, la considera una forma de c¨¢rcel pese a haber cultivado ella tambi¨¦n, adem¨¢s de la narrativa pura ¡ªsi es que eso es posible¡ª, la difusa frontera que la separa de la autobiograf¨ªa. Dej¨¦moslo en que ambas se han consagrado a lo testimonial, donde parecen haber encontrado un yacimiento que han sabido explotar con ¨¦xito y creces.
Con la publicaci¨®n de Un gran se?or, Bouraoui y Ernaux coinciden, esta vez, en la observaci¨®n de la p¨¦rdida. Si en No he salido de mi noche (Cabaret Voltaire, 2022) Ernaux acertaba entregando en crudo las notas que en su d¨ªa garabate¨® para dar fe de la degradaci¨®n de su madre, Bouraoui reelabora, en su ¨²ltimo trabajo, el recuerdo de las ¨²ltimas horas del progenitor, ingresado en un centro de cuidados paliativos. El pacto, aqu¨ª, es con la verdad: la escritora debe aprender a vivir sin la mirada de una figura que fue refugio y referente, y aun resisti¨¦ndose a soltar la mano de un padre que en su d¨ªa juzg¨® eterno, se ocupa de la reconstrucci¨®n de esa porci¨®n de la vida que ante el hachazo de la muerte se queda a la intemperie.
Un gran se?or, cuya traducci¨®n firma Malika Embarek L¨®pez, discurre en paralelo a Mis malos pensamientos, galardonado en 2005 con el Premio Renaudot. La autora recupera en ¨¦l sus obsesiones (la homosexualidad, la fractura identitaria, la relaci¨®n con la Amiga, la p¨¦rdida del lugar idealizado), y acierta conjugando im¨¢genes de notable belleza con destellos de esa prosaica realidad que acompa?a a la p¨¦rdida. En un texto marcado por la cadencia de la yuxtaposici¨®n, que en ocasiones se usa como coartada para prescindir de mayor elaboraci¨®n literaria, Bouraoui compensa con sensibilidad el car¨¢cter reiterativo del discurso, que traslada al lector la tarea de desbrozar unos recuerdos que ella misma parece convocar sobre la marcha. La sensaci¨®n de hallarse ante un conjunto algo deslavazado, que resultar¨ªa inherente a unas notas ofrecidas sin tratar ¡ªal modo de Ernaux¡ª, adquiere otra dimensi¨®n al presentar el texto como artefacto literario.
Existe valent¨ªa, incluso temeridad, en la tentativa de describir la aflicci¨®n que condensa en torno a la ausencia, a sabiendas de que carece de campo abierto para reverberar, al menos como debiera, en quienes no han llegado a enfrentarse a la p¨¦rdida. Es una cita de Roland Barthes ¡ªque a la muerte de su madre busc¨® abrazar su ausencia alimentando un Diario de duelo¡ª la que me lleva a comprender por qu¨¦ la autora, de quien celebr¨¦ en su d¨ªa Rehenes y Mis malos pensamientos, no ha logrado conmoverme: ¡°Durante meses, fui su madre¡±, escribe Barthes. ¡°Es como si hubiera perdido a mi hija (?hay dolor mayor? No hab¨ªa pensado en eso)¡±.
Es posible que en el duelo, como en la maternidad, se trate de vivir para contarla. Si las palabras de Ernaux permiten conectar con un terror primario ¡ªel de verse atrapado en un cuerpo habiendo perdido la cabeza¡ª, Un gran se?or se ve obligado a luchar contra la cerraz¨®n en la que algunos, amparados en la fortuna de no haber conocido la orfandad, nos hemos empe?ado en instalarnos.
Un gran se?or
Traducci¨®n de Malika Embarek L¨®pez
Tr¨¢nsito, 2024
196 p¨¢ginas. 19 euros
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