El sutil arte de ser ni?os en verano para volver a casa como mejores adultos
La sonrisilla que provoca el olor a 'aftersun' y a leche reci¨¦n orde?ada tiene una preciosa explicaci¨®n. Pero, ojo: la nostalgia podr¨ªa indicar que necesitas hacer cambios¡


La panader¨ªa del pueblo, el camino entre dunas hacia la playa, la campa testigo de las excursiones familiares, su protector solar de toda la vida¡ ?El olor a gallinero? ¡°Hay a quienes les puede resultar desagradable, pero para m¨ª es el est¨ªmulo que m¨¢s me retrotrae a escenas muy felices de mi vida, siendo ni?o, en verano, en casa de mi t¨ªa¡±. Esta experiencia personal que comparte Francisco Claro Izaguirre, profesor titular de Psicobiolog¨ªa de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), es com¨²n a buena parte de la poblaci¨®n cuando llega el verano; forma parte de un universo sensorial t¨ªpico de las vacaciones estivales que tiene la peculiaridad de conectarnos directamente, como si fu¨¦ramos Marty McFly viajando en su Delorean (en la m¨ªtica pel¨ªcula Regreso al futuro), con nuestro pasado en general y los momentos felices de nuestra biograf¨ªa en particular. En esta estaci¨®n se dan unas circunstancias que no se producen el resto del a?o, de ah¨ª el peculiar impacto retrospectivo que tiene.
Tal y como explica la investigadora Rosal¨ªa Baena, decana de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Navarra, ¡°son muchas las familias espa?olas que pasan los veranos con los abuelos en ¨¢mbitos rurales, lejos de la ciudad donde viven habitualmente. El reencuentro con las comidas familiares, los olores, el aire libre, los paisajes sin ruidos ni tensi¨®n supone una liberaci¨®n para la mente y para el cuerpo. En contraste con la rutina del resto del a?o, el est¨ªo ofrece la oportunidad de despertar los cinco sentidos, que son los que evocan los recuerdos nost¨¢lgicos de la infancia, los cuales, en muchos casos, tienen un fuerte efecto regenerador¡±.
?Qui¨¦n puede olvidar un perfume?
Quiz¨¢ no recuerdes el estampado del vestido de tu abuela. ?Y del olor de la crema que se pon¨ªa todos los d¨ªas¡? Si bien todos esos elementos activan los recuerdos y las emociones, sin duda son los olores los est¨ªmulos que detonan con m¨¢s intensidad y rapidez ese efecto evocador. La estrecha relaci¨®n olfato-memoria-sentimiento es compleja, pero fundamentalmente hay tres circunstancias que la explican: ¡°Por un lado, las estructuras nerviosas que dan lugar a la experiencia olfatoria son un poco particulares y est¨¢n organizadas de forma diferente de las que dan lugar a las experiencias visuales, auditivas o t¨¢ctiles. Me explico: en el resto de los sentidos, los est¨ªmulos o experiencias van del ¨®rgano sensorial a una zona del cerebro (el t¨¢lamo) como paso intermedio antes de llegar al ¨¢rea encargada de procesarlos. La arquitectura que da soporte al olfato va por otra v¨ªa: de la nariz al bulbo olfatorio y de ah¨ª a la corteza piriforme, una zona del cerebro hasta hace poco pr¨¢cticamente desconocida y en la que residen las peculiaridades de este sentido, entre ellas, su nexo con la memoria¡±, explica el profesor.
La emoci¨®n es el mecanismo que tiene el cerebro humano para seleccionar qu¨¦ se queda en nuestra memoria, qu¨¦ recordaremos en el futuroIgnacio Morgado, catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa de la UAB
El segundo elemento es la antig¨¹edad del sistema olfativo. ¡°Mientras el t¨¢lamo [recuerde: por donde pasan la informaci¨®n del resto de los sentidos] es una estructura nerviosa relativamente reciente ¨Caparece solo en humanos y en hom¨ªnidos pr¨®ximos a nuestra especie¨C, desde el punto de vista evolutivo las estructuras nerviosas implicadas en el oler son muy antiguas. Se sabe que ya estaban presentes en animales como los reptiles, que habitaban la Tierra muchos millones de a?os antes de que apareci¨¦ramos¡±, aclara el psicobi¨®logo de la UNED.
De esta veteran¨ªa del olfato tambi¨¦n habla Ignacio Morgado, catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB), qui¨¦n vincula directamente su potencial memor¨ªstico a la evoluci¨®n. ¡°El sentido del olfato se desarroll¨® de forma muy temprana en animales primitivos que viv¨ªan en el mar para permitirles detectar comida, lugares, parejas sexuales y peligros. A trav¨¦s de ¨¦l no s¨®lo percib¨ªan riesgos o est¨ªmulos sino que eran capaces de recordar lo que significaba e implicaba cada uno¡±, explica. La selecci¨®n natural hizo el resto: provoc¨® que el cerebro almacenara esta informaci¨®n, por pura supervivencia. ¡°Este mecanismo se ha perpetuado hasta la actualidad, de ah¨ª que los olores sean los est¨ªmulos m¨¢s capaces de evocar en nuestra mente memorias de la infancia y el pasado remoto¡±. Adem¨¢s, la ni?ez y la adolescencia son etapas en las que abundan las emociones ligadas a los aromas de las personas y los lugares en las que sucedieron, ¡°y esos olores, a su vez, nos los evocan¡±.
Esto que apunta Morgado conecta directamente con la tercera raz¨®n que justifica este papel de los perfumes: los recuerdos olfativos se almacenan en una zona concreta del cerebro, el sistema l¨ªmbico, que es donde se regula la felicidad, la satisfacci¨®n, la gratitud, el orgullo, la sorpresa¡ (tambi¨¦n la tristeza, la ira, el miedo¡). ¡°Por eso la experiencia olfativa es muy emocional y nada racional, es decir, va siempre asociada a sensaciones emocionales, lo que a su vez facilita la memoria. De ah¨ª que ciertos olores en determinados contextos activen instant¨¢neamente un sentimiento¡±, comenta Claro Izaguirre. ?Ay! Y esos enormes tazones de leche fresca, a¨²n tibia, para desayunar¡

Un paso al pasado para dar dos hacia el futuro
Los recuerdos generados por lo que pasa por nuestros paladares y, c¨®mo no, los que se fijan en nuestro cerebro gracias a lo que captan los ojos, completan el fest¨ªn emocional que es el que realmente lleva la batuta de la evocaci¨®n. ¡°La emoci¨®n es el principal mecanismo que tiene el cerebro humano para seleccionar qu¨¦ es lo que se queda en nuestra memoria y, por tanto, mejor recordaremos en el futuro¡±, matiza el experto de la UAB. Es decir, no son los aromas, sabores e im¨¢genes almacenados los que nos devuelven a la ni?ez, sino las emociones que suscitaron en su momento. Por eso, las vacaciones son un potente interruptor emocional: ¡°Los ni?os retienen las vivencias, no las palabras, por eso sus recuerdos son m¨¢s sentimentales y est¨¢n fundamentalmente asociados a lo que que se almacena en la zona cerebral que gestiona las emociones¡±.
Los olores son los est¨ªmulos m¨¢s capaces de evocar en nuestra mente memorias de la infancia y el pasado remotoIgnacio Morgado
En la pr¨¢ctica, todo ese engranaje biol¨®gico, cerebral, emocional, sensorial, etc¨¦tera, lo percibimos en forma de un bienestar casi inmediato. ¡°Produce fundamentalmente calma y alegr¨ªa, dos sentimientos muy asociados a su vez a sensaciones primarias de satisfacci¨®n, bienestar, protecci¨®n y/o apego con los adultos que formaban parte del entorno infantil¡±, aclara Laura Garc¨ªa Agust¨ªn, psic¨®loga cl¨ªnica y escritora. Pero hay m¨¢s: los expertos coinciden en que esa conjunci¨®n de la pausa veraniega y el poder del recuerdo supone tambi¨¦n un retorno a la simplicidad perdida que puede ser muy revelador, tal y como explica Rosal¨ªa Baena, quien ha llevado a cabo varias investigaciones en el ¨¢rea de la cultura emocional y la nostalgia: ¡°Las emociones est¨¢n muy relacionadas con lo que realmente valoramos. La a?oranza de la infancia que se activa en este contexto suele ser indicativa del anhelo que tenemos de una vida sencilla, no constre?ida a un horario fren¨¦tico, con margen para realizar acciones espont¨¢neas, tiempo para conversar, para imaginar, para la creatividad¡ algo que echamos de menos el resto del a?o, cuando la jornada viene marcada por plazos y horarios y las cosas pendientes llenan las agendas¡±.
Adem¨¢s de disfrutar de ese buen talante que proporciona un viaje al pasado, tambi¨¦n podemos sacarle partido para optimizar el momento presente, identificar ¨¢reas de mejora en nuestro estilo de vida y redefinir o redirigir planes y proyectos futuros. En definitiva, suponen un ejercicio espont¨¢neo de autoconocimiento, seg¨²n Rosal¨ªa Baena: ¡°Los recuerdos que se activan en verano son una excelente plataforma para hacer balance y entrar de nuevo en contacto con quienes somos, partiendo de quienes hemos sido, c¨®mo hemos llegado a nuestro hoy y hacia d¨®nde queremos ir. Este enfoque nos puede ayudar a afrontar el resto del a?o record¨¢ndonos qu¨¦ es lo que realmente importa y qu¨¦ actitudes, m¨¢s centradas en el presente y en las personas que nos rodean, pueden hacernos m¨¢s felices. Tambi¨¦n nos permite organizar mejor el tiempo y marcarnos objetivos m¨¢s realistas¡±.
Compartirlo en Instagram (o decirlo en voz alta) ayuda al ¡®reseteo¡¯
Para sacar todo el partido a las posibilidades que ofrece este efecto, la psic¨®loga aconseja sumergirse de lleno y compartir: ¡°Recrearse en las sensaciones que produce un recuerdo y traerlas al momento actual es fundamental para seguir alimentando los circuitos emocionales asociados. Mucha gente no recuerda cosas de su infancia porque no se toman la molestia de agarrar esa sensaci¨®n positiva. Pueden sentirla, pero no se regocijan en ella. En cambio, quienes s¨ª lo hacen, sacan un mayor beneficio porque la reasignan a situaciones del presente¡±. Por si fuera poco, hablar de ello ¨Cdice¨C los hace m¨¢s potentes y su efecto, m¨¢s intenso. ¡°Y aporta paz a la existencia y contribuye a ganar perspectiva, algo que podemos mantener cuando recuperamos la rutina¡±, prosigue Claro Izaguirre.
Rosal¨ªa Baena aconseja no eludir la sensaci¨®n de a?oranza que estos recuerdos pueden desencadenar, sino prestar atenci¨®n a las emociones que producen (sobre todo positivas), ¡°ya que aportan mucha informaci¨®n sobre qui¨¦nes somos y queremos ser¡±. Es m¨¢s, sugiere que recreemos las escenas que las sacan a la luz, sin pudor, cuando nos convenga. Una forma de hacerlo es a trav¨¦s de historias, libros o films. ¡°Para la generaci¨®n cuya juventud se sit¨²a a finales del siglo XX, algunos ejemplos recomendables en este sentido son Diario de una abuela de verano, de Rosa Reg¨¢s; Aquel verano, de Miguel Aranguren o la serie Verano Azul, de Antonio Mercero¡±. Ve tirando de hemeroteca.
La a?oranza de la infancia que se activa en este contexto suele ser indicativa del anhelo que tenemos de una vida sencilla, no constre?ida a un horario fren¨¦tico, con margen para realizar acciones espont¨¢neas, tiempo para conversar, para imaginar, para la creatividad¡Rosal¨ªa Baena, decana de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Navarra
La siguiente fase o nivel de esta retrospecci¨®n ser¨ªa la nostalgia, un sentimiento ambivalente que es necesario aprender a manejar, como advierte Ignacio Morgado: ¡°La gesti¨®n de estas evocaciones es algo muy personal, pero es inevitable que los recuerdos generen no solo alegr¨ªas sino tambi¨¦n sensaciones negativas, ya que las memorias emocionales est¨¢n muy arraigadas y son dif¨ªciles de erradicar¡±. Para Baena, a pesar de estar asociada a un sentido de p¨¦rdida, la nostalgia no es una emoci¨®n negativa porque, a diferencia de la pena, la infelicidad, la frustraci¨®n o el desenga?o, no est¨¢ cerrada a la esperanza. ¡°Es compleja a la vez que ambigua: tiene un sabor agridulce, combina un sentido de ausencia pero tambi¨¦n una fuerte presencia, lo cercano y lo lejano, la p¨¦rdida a la vez que la ganancia¡ De hecho, diversas investigaciones en el ¨¢mbito de la psicolog¨ªa apuntan a una funci¨®n positiva, consider¨¢ndola como una emoci¨®n que contribuye, entre otras cosas, a situar a las personas en un contexto social concreto y en un pasado compartido. Contrariamente a lo que se pueda suponer, tiene m¨¢s que ver con el presente que con el pasado, ya que nos revela qu¨¦ estamos echando de menos hoy, descubriendo anhelos y necesidades ocultas¡±.
La cuesti¨®n es, ?c¨®mo diferenciar una nostalgia productiva de otras emociones asociadas a ella? Garc¨ªa Agust¨ªn ofrece unas pautas: ¡°Si nos descubrimos echando demasiado la vista atr¨¢s o atrapados en sensaciones de nostalgia, significa que no estamos viviendo el presente ni disfrutando de lo que se tiene aqu¨ª y ahora, que es la clave para optimizar las evocaciones de las que estamos hablando, lo que puede generar ansiedad e insatisfacci¨®n. La nostalgia es una emoci¨®n mixta, que mezcla la alegr¨ªa de los recuerdos positivos con la tristeza que produce que ya no est¨¦n. Eso es normal. Pero si nos quedamos atrapados en esa sensaci¨®n, no podemos avanzar y seremos incapaces de disfrutar de experiencias novedosas y situaciones positivas que nos rodean. Por otro lado, pueden surgir recuerdos que revivan sensaciones no elaboradas (buenas o malas), los cuales suelen generar malestar. En este caso, ser¨ªa muy interesante pedir ayuda profesional para poder resolver y trabajar convenientemente esos recuerdos y sensaciones de forma productiva¡±.
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