Ni las feministas de los sesenta quemaron sus sostenes ni quitarte hoy el sujetador te va liberar
Nadie puede negar el estatus de s¨ªmbolo de la prenda, pero quiz¨¢ no deba recuperar el papel protagonista que tuvo en aquella d¨¦cada
Marta, una abogada treinta?era que prefiere mantener su apellido en el anonimato, dej¨® de usar sujetador cuando se decret¨® el estado de alarma, a mediados del pasado marzo. No fue la ¨²nica, como demuestran hashtags que han surgido en las redes sociales como #nobrachallenge (el reto de no llevar sost¨¦n). Para muchas mujeres fue solo una cuesti¨®n de comodidad ¡ªigual que cambiar el vaquero por el pijama¡ª, pero diversos medios de comunicaci¨®n han relacionado el fen¨®meno con esa ansiada liberaci¨®n del sost¨¦n de la que tanto se ha hablado desde la famosa quema de sujetadores de hace ya m¨¢s de 50 a?os, que en realidad nunca ocurri¨®. No hay duda de que no usar esta prenda es desde hace d¨¦cadas un s¨ªmbolo del empoderamiento de la mujer, sin embargo, ?volver a plantear esto en la actualidad podr¨ªa suponer una distracci¨®n de cuestiones mucho m¨¢s relevantes por las que lucha el feminismo?
Hay que volver a la d¨¦cada de los sesenta del siglo pasado para entender la relevancia que tiene esta prenda ¨ªntima dentro del movimiento feminista. Durante la segunda ola del feminismo, no ponerse sujetador se convirti¨® en una declaraci¨®n de intenciones que se vio reflejada en distintos hitos. En 1967, la dise?adora Rudi Gernreich creo el ¡°no sujetador¡±, una prenda sin aros met¨¢licos y confeccionada con una tela transparente que ya produc¨ªa cierta liberaci¨®n. Un a?o despu¨¦s, el 7 de septiembre de 1968 en Atlantic City (EE UU), varias de las asistentes a una manifestaci¨®n contra el concurso de Miss Am¨¦rica se quitaron sus sujetadores y los tiraron dentro del ¡°cubo de basura de la libertad¡±.
La imagen dio la vuelta al mundo en boca de reporteros que aseguraban que hab¨ªan quemado sus sostenes. En realidad, eso nunca ocurri¨®. ¡°Es un mito que llevamos a?os tratando de desmentir¡±, asegur¨® a la BBC la escritora y activista feminista Robin Morgan en un art¨ªculo sobre el 50 aniversario de la protesta (seg¨²n el medio brit¨¢nico, Morgan se mostraba exasperada porque ¡°trivializa el motivo real de la manifestaci¨®n¡±). Desde entonces, a pesar de haber habido protestas espec¨ªficas en contra de su uso, para muchas feministas ha quedado claro que la elecci¨®n de usar o no usar esta prenda debe ser personal, y no una imposici¨®n. ¡°Que no llevar sujetador sea una regla solo hace que te est¨¦s sometiendo a otro tipo de represi¨®n¡±, escribi¨® la tambi¨¦n escritora y activista feminista Germaine Greer en su libro La mujer eunuco (1970).
Medio siglo despu¨¦s, publicaciones de distintos pa¨ªses del mundo buscan reabrir un debate en torno al uso del sujetador que parec¨ªa zanjado: Vogue Italia se ha planteado si realmente es necesario su uso, The Guardian se ha preguntado si la cuarentena habr¨¢ logrado que muera para siempre, el diario escoc¨¦s The Herald ha reflexionado sobre si hay que volver a usarlo tras el confinamiento... Algunos han retomado la cuesti¨®n de si es saludable o no pon¨¦rselo (a d¨ªa de hoy no se ha relacionado prescindir de la prenda con el desarrollo de problemas, tampoco llevarlo con desarrollar c¨¢ncer de mama, como publica alg¨²n portal de Internet). Los ¨²nicos tres casos en los que los expertos recomiendan su utilizaci¨®n son estos: aliviar el dolor de espalda cuando se tiene gigantomastia (un crecimiento an¨®malo y excesivo de los senos, que normalmente requiere cirug¨ªa para solucionarlo), hacer deporte y durante la lactancia (en estos dos ¨²ltimos supuestos es por comodidad).
Una vez entendido esto, ¡°la decisi¨®n de llevarlo o no debe ser una elecci¨®n libre de cada mujer y no debe estar influenciada por agentes externos como lo que opinen los dem¨¢s¡±, considera Elena Dapra, psic¨®loga cl¨ªnica, portavoz del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid y directora t¨¦cnica de formaci¨®n en EM Formaci¨®n. Habr¨¢ quienes prefieran llevarlo y quienes est¨¦n m¨¢s c¨®modas sin ¨¦l. Y es posible que mujeres que lo hayan colgado tengan que desempolvarlo al volver a la oficina: ¡°Muchas pueden haber dejado de usarlo por el hecho de estar en casa, igual que los hombres no han usado corbata. Ahora que toca volver, sobre todo en determinados entornos laborales dirigidos por hombres, habr¨¢ mujeres que tengan que pon¨¦rselo porque si no no se les tiene la misma consideraci¨®n. Pero es importante entender que no usar sujetador como s¨ªmbolo de empoderamiento est¨¢ muy bien, pero no tiene sentido remar sola¡±, asegura Mercedes Cano, coach ejecutiva y vicepresidenta del Club de las 25, una asociaci¨®n feminista que vela, entre otras cosas, por visibilizar el trabajo y los logros de las mujeres.
Al igual que le ocurri¨® a Morgan con el bulo de la quema de sujetadores, para Cano poner el foco en el uso de esta prenda ¨ªntima no tiene sentido: ¡°El sujetador y cualquier otra cosa como el maquillaje pueden ser s¨ªmbolos de la opresi¨®n, pero darles esta relevancia me parece absurdo. Es una forma de distraer cuando deber¨ªamos estar hablando, por ejemplo, de c¨®mo va a ser la corresponsabilidad en las parejas con hijos cuando se vuelva al trabajo o de que el presidente de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores CNMV, Sebasti¨¢n Albella, haya aplazado hasta 2022 la medida de facilitar que haya un 40% de mujeres en los consejos administrativos de las empresas que cotizan en bolsa¡±.
La realidad es que las mujeres siguen viviendo en una situaci¨®n de desigualdad. Aunque Espa?a supera la media de la Uni¨®n Europea, solo el 30% de puestos ejecutivos en las empresas lo ocupan mujeres; su remuneraci¨®n salarial es en muchos casos menor que la de los hombres; siguen dedicando m¨¢s horas libres que los hombres a las tareas del hogar y los cuidados; y en lo que va del 2020 han asesinado a m¨¢s de 30 mujeres por violencia machista. Y estos son solo algunos ejemplos a nivel nacional. Por poner uno internacional: un informe de la ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo concluye que la pandemia aumentar¨¢ la brecha de g¨¦nero y empujar¨¢ a 47 millones de mujeres a la extrema pobreza. ¡°Dejemos todos de opinar sobre una prenda ¨ªntima cuya decisi¨®n debe ser de cada mujer¡±, pide Cano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.