As¨ª se diferencian las paraguayas de las platerinas, las primas mutantes del melocot¨®n
Ambas variedades ofrecen una alternativa dulce y muy jugosa y aportan antioxidantes como la vitamina C
El tacto aterciopelado de su piel recuerda a un melocot¨®n, pero su forma achatada resulta confusa. As¨ª se descubre el primer encuentro con la paraguaya, tambi¨¦n llamada paraguayo o Prunus persica var. platycarpa, si nos atenemos a su ficha bot¨¢nica. Pese a que algunos la meten en el mismo saco de los melocotones, en realidad es una parienta cercana, perteneciente tambi¨¦n a la familia de las ros¨¢ceas y procedente de una mutaci¨®n del melocotonero.
Su origen parece remontarse a la antigua China, desde donde lleg¨® a Europa. Y de ah¨ª, a todo el mundo. Comparte con el melocot¨®n los colores amarillos y rojizos, el fino vello sobre la piel y una carne jugosa y dulce. Seg¨²n la variedad, la pulpa ser¨¢ m¨¢s blanca, amarilla o anaranjada, con vetas rojas o no. En el centro siempre hay un hueso grande alrededor del cual se dispone la pulpa de forma m¨¢s o menos pegada.
La temporada de esta fruta se extiende desde mayo a finales del verano.
Men¨² para el sol
La paraguaya es una fruta muy jugosa, con casi 87% de agua. Esto significa que al comerlo contribuyes generosamente a alcanzar los m¨ªticos 2 litros de agua diarios que todos debemos ingerir y que no necesariamente tienen que ir en forma de vaso bebido. Adem¨¢s, su aporte de energ¨ªa es discreto (46 calor¨ªas), procedentes b¨¢sicamente de los hidratos de carbono en forma de az¨²cares (10,2 gramos por cada 100 gramos de porci¨®n comestible). Tambi¨¦n proporciona 2,2 gramos de fibra.
La paraguaya apenas aporta 46 calor¨ªas. Es una fruta muy jugosa, con casi 87% de agua, que contiene 10,2 gramos de az¨²cares por cada 100 y aporta 2,2 gramos de fibra.
Por su tono amarillo anaranjado es f¨¢cil inferir que contiene betacarotenos, aunque con un aporte muy discreto. Sin embargo, lleva cantidades significativas de vitamina C (37 mg), con las que se cubren casi el 50% de las necesidades diarias de este nutriente necesario para la formaci¨®n del col¨¢geno para los m¨²sculos, dientes, piel, huesos y enc¨ªas.
Y ahora, la platerina
La familia del melocot¨®n est¨¢ repleta de especies mutantes, injertos y proyectos de laboratorio destinados a darle vidilla al mercado con productos con mejor sabor, m¨¢s resistentes o m¨¢s coloridos. Es el caso de la platerina, una variedad a medio camino entre la nectarina y la paraguaya, y que es achatada como esta ¨²ltima y sin vello como la primera.
En esta ocasi¨®n no se trata de una mutaci¨®n espor¨¢dica, sino del resultado de una mejora gen¨¦tica llevada a cabo en un laboratorio para unos viveros riojanos. Naci¨® en 2007 y, poco a poco, busca irse abriendo camino, si bien su presencia a¨²n es muy peque?a. Hay dos variedades, ambas de piel lisa: una, de carne amarilla y otra, de carne blanca. El objetivo de los cient¨ªficos era claro, eliminar esa pelusilla de los melocotones que desagrada o produce alg¨²n tipo de irritaci¨®n a algunos consumidores, facilitando de esta manera su consumo directamente sin pelar.
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