Orejones de albaricoque: ?La fruta seca, cuenta como fruta?
Las dos vidas de este delicioso manjar veraniego
El albaricoque es una de esas frutas jugosa, fresca y de colores vivos que nos transporta inmediatamente al verano. Tambi¨¦n se conoce como damasco o alb¨¦rchigo y uno de los muchos miembros de la familia de las ros¨¢ceas, donde tambi¨¦n est¨¢n los melocotones y las manzanas. Su nombre cient¨ªfico es Prunus armeniaca en reconocimiento a los romanos que lo introdujeron en Europa desde el lejano oriente v¨ªa Armenia. Sirva como curiosidad que el primer territorio donde empieza a cultivarse en Europa es, precisamente, en la antigua Hispania.
Tiene un sabor dulce y una carne muy acuosa que se va haciendo cada vez m¨¢s harinosa a medida que avanza en la maduraci¨®n. Se conocen distintas variedades, casi siempre, producto de injertos. Las m¨¢s conocidas en Espa?a son: Bulida, Canino, Nancy, Pavito, Maniqu¨ª, Currot, Galta roja, Ginesta y Mitger. No todas son igual de dulces y, algunas, incluso, tienen un punto ¨¢cido. El tama?o del albaricoque tambi¨¦n es variable: desde poco m¨¢s que una fresa al de un melocot¨®n peque?o.
Su mejor temporada va desde finales de la primavera hasta finales del verano (de mayo a septiembre). Adem¨¢s, tambi¨¦n se puede encontrar en conserva y enlatados.
En busca de un buen ejemplar
Hay que tener muy presente que, a diferencia de otras frutas, el albaricoque deja de madurar una vez se recolecta del ¨¢rbol, por eso es importante comprarlo maduro y nunca hincar el diente a uno verde, ya que resulta indigesto. La clave para dar con uno de esos que sabe a verano est¨¢ en buscar piezas de color amarillo anaranjado, incluso con alguna franja m¨¢s roja. Adem¨¢s, al tacto debe ser consistente, ni blando ni demasiado duro, y no debe tener arrugas en la piel. Palparlo tambi¨¦n es un buen detector de los que han pasado demasiado tiempo en c¨¢maras, ya que dar¨¢n una sensaci¨®n gomosa f¨¢cil de reconocer.
El albaricoque solo proporciona 42 kilocalor¨ªas y 9,5 gramos de carbohidratos por cada 100. Adem¨¢s, contiene 2,1 gramos de fibra.
Finalmente, el olfato nos dar¨¢ la prueba final: un aroma frutal intenso y ligeramente dulce es la mejor se?al de que est¨¢ en su punto. Un momento glorioso que dura poco, ya que la fragancia se diluye muy r¨¢pido seg¨²n pasan los d¨ªas desde su recolecci¨®n. De hecho, si ha vivido m¨¢s de lo recomendable en c¨¢maras refrigeradoras, el olor ser¨¢ menos perceptible. Por la misma raz¨®n, evita meterlo en la nevera, ya que en un par de d¨ªas habr¨¢ perdido sabor, aroma y la piel empezar¨¢ a arrugarse por deshidrataci¨®n. A temperatura ambiente pueden aguantar un par de d¨ªas sin deteriorarse. Un buen consejo de frutero de confianza es comprar de pocos en pocos para tenerlos siempre frescos y con su m¨¢ximo sabor.
Mejor cuanto m¨¢s naranja
Que lo primero que se viene a la cabeza al pensar en un albaricoque sea que se trata de una fruta muy jugosa no es casual: el 87,6% de esta fruta es agua. De ah¨ª que solo proporcione 42 kilocalor¨ªas y 9,5 gramos de carbohidratos por cada 100 gramos de producto comestible. Adem¨¢s, contiene 2,1 gramos de fibra.
Su color amarillo anaranjado nos pone sobre la pista de su alto contenido en betacarotenos precursores de vitamina A, cantidades que son mayores en las variedades de color naranja intenso (138 mcg). Esta vitamina contribuye a mantener en buena forma la piel y mucosas, la vista y el sistema inmunitario. Entre las sustancias fitoqu¨ªmicas, destacan los flavonoides, sobre todo, la quercetina. Tambi¨¦n contiene ¨¢cidos org¨¢nicos, como el ¨¢cido m¨¢lico y el c¨ªtrico, cuya presencia va disminuyendo a medida que la fruta est¨¢ m¨¢s madura.
En cuanto a los minerales sobresale el potasio (293 mg), necesario para mantener la presi¨®n arterial en niveles normales y para el buen funcionamiento de los m¨²sculos.
Orejones, un manjar a¨²n m¨¢s dulce
Los albaricoques secos se convierten en orejones, un placer dulce y rico en nutrientes. Los orejones de albaricoque son mitades de albaricoques, deshuesados y desecados o deshidratados al sol o en un horno para acelerar el proceso. Extraerles el agua impide que proliferen los g¨¦rmenes y bacterias que se alimentan de sus az¨²cares. A partir de ah¨ª, su conservaci¨®n durante meses es muy sencilla: guardarlos en un bote de cristal bien cerrado y almacenarlo en un lugar seco y oscuro.
Al desecarlos no desaparece su valor nutritivo. Todo lo contrario, los nutrientes se concentran y tambi¨¦n aumentan los hidratos de carbono simples. Los orejones son ricos en fibra, que contribuye a la salud intestinal. Sin duda, una segunda vida para esta fruta que permite seguir disfrut¨¢ndola todo el a?o.
Lavar y comer
No hace falta pelar el albaricoque, simplemente basta con lavar bien la piel bajo el chorro de agua fr¨ªa para eliminar restos de suciedad, ya sea del campo o adherido en alg¨²n momento de su transporte. Otra forma de disfrutar de su sabor es incorporarlos a batidos de frutas o mezclarlos con yogur, frutos secos y avena.
Tambi¨¦n funcionan en platos salados, a los que a?aden un contrapunto dulce y afrutado. Prueba a incorporarlos a ensaladas o a hornearlos ligeramente y a?adirlos a tostas de queso o solomillo de cerdo.
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