El ¡®C¨®dice¡¯, de la desaparici¨®n al secuestro
El hallazgo del ¡®C¨®dice¡¯ destap¨® un sainete, con un electricista despedido de la catedral de Santiago como estrella del reparto, y dej¨® al descubierto los incre¨ªbles fallos de seguridad en torno a una joya art¨ªstica y literaria
Seguramente la noticia sobre Galicia de la que m¨¢s se ha hablado fuera de nuestras fronteras en el ¨²ltimo a?o sea la recuperaci¨®n del famoso C¨®dice Calixtino. M¨¢s all¨¢ de que todo lo que rodea al suceso ya reun¨ªa suficientes elementos atractivos para el p¨²blico, la actuaci¨®n de la Iglesia y de los poderes p¨²blicos acab¨® por darle al caso un tono de comedia jacobea. En realidad, despu¨¦s de un a?o de pol¨¦micas est¨¦riles tras el robo nos encontramos de nuevo en la situaci¨®n inicial. El C¨®dice vuelve a estar secuestrado en la catedral por sus due?os. Si de ellos depende es muy posible que no vuelva a ver la luz del d¨ªa. En realidad, aunque muchos no quieran confesarlo, no eran demasiados los que sab¨ªan que la catedral compostelana albergaba esa joya art¨ªstica y literaria. Es natural que as¨ª fuese, el libro estaba en el archivo catedralicio y la ¨²nica forma de acceder a ¨¦l era tener buena mano con las autoridades eclesi¨¢sticas o con el antiguo electricista, due?o y se?or de todos los rincones del templo.
Televisi¨®n de Galicia ha anunciado que va a rodar una pel¨ªcula sobre los hechos. Lo tienen realmente dif¨ªcil porque si hacen una versi¨®n realista de lo sucedido probablemente nadie les creer¨¢. El argumento ser¨ªa m¨¢s o menos as¨ª: un electricista que ha sido despedido de su trabajo aprovecha que tiene las llaves de todas las puertas de una gran catedral europea para llevarse el valioso C¨®dice Calixtino. Durante un a?o la polic¨ªa le sigue de cerca pero no se atreve a detenerlo hasta que comprueba que no va a confesar y puede haber vendido el libro. Finalmente es detenido y adem¨¢s del C¨®dice se descubre que tiene cerca de dos millones de euros en met¨¢lico, al parecer procedentes de limosnas de la propia catedral. Lo m¨¢s complicado es definir el g¨¦nero de la pel¨ªcula: m¨¢s bien ser¨ªa una cosa a medio camino entre Sospecha y La escopeta nacional.
Ya hablando m¨¢s en serio, lo peor de todo este dislate es que ni siquiera un hecho tan grave como la desaparici¨®n del C¨®dice ha permitido abrir un debate serio sobre qu¨¦ hacer con este tipo de bienes culturales. Lo sucedido evidencia que deber¨ªan ser objeto de un control m¨¢s riguroso por parte de los poderes p¨²blicos. Sabemos que la Iglesia es una instituci¨®n ¨²nica a la que se le permiten cosas como no pagar impuestos por sus posesiones o hacer lo que le venga en gana con los millones de euros que recauda de sus fieles, sin dar cuentas a Hacienda. Quiz¨¢s sea ir demasiado lejos permitirle tambi¨¦n que mantenga escondido para uso y disfrute particular objetos tan importantes como el C¨®dice.
Lo peor de todo este asunto es que quienes nos gobiernan no parecen haberse dado cuenta de que aqu¨ª hay un problema. La actuaci¨®n desde los poderes p¨²blicos se ha limitado a dirigir el trabajo policial y entregar de nuevo el C¨®dice a sus due?os. Adem¨¢s, se supone que han ejercido una cierta presi¨®n para que los responsables de la catedral hayan presentado un plan para mejorar la seguridad del templo, que incluye el cambio de las cerraduras (parece otro chiste pero a¨²n no se han cambiado todas, se supone que las del Archivo s¨ª). As¨ª ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que aparezca otro personaje como el inefable electricista aunque en toda pel¨ªcula puede haber un nuevo giro que nos sorprenda. Pero lo que se echa de menos por parte de nuestros gobernantes es una acci¨®n decidida para que la Iglesia permita a los ciudadanos contemplar un patrimonio cultural ¨²nico en el mundo.
El libro ha vuelto a donde estaba, en poder de la Iglesia y lejos del p¨²blico
La soluci¨®n m¨¢s sensata la daba un lector en una carta publicada en este mismo peri¨®dico. En ella se dec¨ªa que cualquier pa¨ªs en el que la cultura fuese realmente importante lo que se har¨ªa es levantar un museo en torno al C¨®dice en el que el propio libro fuese expuesto (en las mejores condiciones de conservaci¨®n y seguridad) acompa?ado de toda una serie de objetos y material pedag¨®gico sobre el Camino de Santiago y otras cuestiones relacionados con el propio libro.
La idea parece buena e incluso se puede mejorar ubicando ese museo en uno de los m¨²ltiples inmuebles dedicados a la cultura que languidecen por falta de contenido y presupuesto en Santiago. En la cima del Gai¨¢s hay unos cuantos edificios con espacio de sobra para acoger un proyecto de este tipo. Lamentablemente la idea se quedar¨¢ en eso y, si nadie lo remedia, el C¨®dice seguir¨¢ secuestrado y escondido en el lugar donde permanece desde hace muchos a?os. A nuestros gobernantes habr¨ªa que exigirles que al menos intenten hacer entrar en raz¨®n a quienes han demostrado que no son capaces de custodiar adecuadamente el C¨®dice ni tienen inter¨¦s en difundir los tesoros que esconde un libro que, parad¨®jicamente, est¨¢ considerado la primera gu¨ªa de viajes del mundo. Nunca se ha visto otra menos usada que esta.
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