Un okupa por cada dos vecinos
En un barrio de San Mart¨ªn de la Vega, a los pisos de los bancos se les da una ¡®pat¨¢¡¯ y se habitan La alcaldesa pide ayuda a la delegada del Gobierno "para atajar el problema" y no vaya a m¨¢s
Hay un barrio en San Mart¨ªn de La Vega en el que, si te descuidas, te okupan la casa. A Ana, una vecina que no quiere que la identifiquen, le sucedi¨®. Estaba pasando una temporada con su madre y cuando volvi¨®, su casa no era su casa. Desde entonces no deja de ir todas las ma?anas, abre de par en par las persianas y cuelga alguna prenda en el balc¨®n para que se sepa que en ese piso vive gente, que no se le puede dar la pat¨¢.
En el portal de al lado, una entidad bancaria ha optado por tapiar la puerta de una vivienda, invisible ahora tras una gruesa capa de hormig¨®n. Y Bel¨¦n, la presidenta de otra comunidad de vecinos, se afana diariamente por quitar la publicidad de los buzones; para que no se sepa en qu¨¦ pisos vive gente y en qu¨¦ pisos no. ¡°En mi edificio¡±, susurra, ¡°hay cuatro viviendas vac¨ªas. Y no queremos que se enteren¡±.
As¨ª es la vida desde esta cara de la moneda en El Qui?¨®n, un barrio de unos 3.000 residentes de San Mart¨ªn de la Vega, localidad del sur de Madrid con 19.990 habitantes, de los que 2.234 est¨¢n en el paro (un 15% m¨¢s que en 2011).
En la otra cara est¨¢, por ejemplo, Imad. Marroqu¨ª, 23 a?os, en paro desde ni recuerda cu¨¢ndo (antes trabajaba en Mercamadrid). ?l tambi¨¦n tiene sus quejas. Los vecinos, dice, le meten pegamento en la cerradura del piso que ha okupado. ¡°Y le dieron una paliza que le destroz¨® la mano¡±, a?ade su amigo Mohamed mientras deja como los chorros del oro el motor de un BMW con ayuda de un trapo. ¡°Y si no okupamos, ?qu¨¦ hacemos?, ?nos morimos de hambre?¡±, pregunta airado. ¡°El problema es cuando se equivocan y se meten en un piso que no es del banco¡±.
Entre los okupas, explican los vecinos, hay marroqu¨ªes, rumanos, gitanos ¡°y alg¨²n espa?olito¡±. En la calle del Pintor Rafael Bot¨ª todos los portales tienen al menos dos viviendas okupadas. En algunos hay hasta siete. ¡°En el nuestro hay dos¡±, dice una vecina bajando la voz. ¡°Con unos nos estamos entendiendo. Aportan los 30 euros de comunidad y 10 de la luz. Los otros, adem¨¢s de que no pagan, son de navaja¡±.
La semana pasada, la situaci¨®n de este barrio cruz¨® una l¨ªnea peligrosa. Una vivienda okupada fue desvalijada. Se llevaron las tuber¨ªas, los casquillos de la luz y hasta la caldera. Y al arrancarla causaron una fuga de gas que oblig¨® a desalojar el edificio de madrugada.
El lunes, la alcaldesa de San Mart¨ªn de la Vega ¡ªCarmen Guijorro (PP)¡ª, solicit¨® una reuni¨®n con la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, para ¡°atajar el problema¡±. Guijorro se siente con las manos atadas ¡°porque las ¨®rdenes de desahucio las tiene que dictar un juez¡±. Muchos de los pisos, aclara, son de entidades bancarias (ha detectado m¨¢s de cuatro distintas), que se las han adjudicado tras desahuciar a los antiguos propietarios. ¡°En el barrio han aumentado los robos, las algarab¨ªas, las manipulaciones en los suministros... Est¨¢ siendo una okupaci¨®n organizada y tememos el efecto llamada¡±.
La situaci¨®n es tan compleja, que ni la oposici¨®n hace sangre. ¡°Es un asunto muy delicado en el que no buscamos la confrontaci¨®n, sino dar nuestro apoyo¡±, dice Rafael Mart¨ªnez, del PSOE. ¡°El Qui?¨®n se ha ido convirtiendo en un gueto¡±.
Los vecinos vienen denunciando la situaci¨®n desde hace meses. La huella de sus quejas (suciedad, venta de droga, delincuencia) puede encontrarse en el blog de autor an¨®nimo sanmartincongafas.blogspot.com.es. Nines es una de las vecinas que m¨¢s ha hecho para que se les escuche: ¡°Yo he tenido que llamar dos veces a la polic¨ªa porque estaban okupando el piso enfrente al m¨ªo. Una vez tuve que ponerme en la escalera con un palo. Y aun as¨ª, el viernes pasado lo han okupado cuatro chavales que dicen tienen contrato. ?Pero si es del banco, c¨®mo van a tener contrato! Al parecer, un rumano le ha puesto llave al piso y les ha hecho un contrato...¡±.
Nines compr¨® su vivienda hace siete a?os por 144.000 euros. Ahora se est¨¢n vendiendo por 35.000. ¡°Pago 720 euros de hipoteca y me dan ganas de largarme y dejar el piso all¨ª. Tengo una ni?a de 13 a?os y estoy de los nervios. ?Pero qu¨¦ hago? ?Salir con una escopeta? Aqu¨ª en cuanto un piso se queda vac¨ªo, para ellos est¨¢ disponible¡±.
Nines no es la ¨²nica que ha echado cuentas. ¡°En los 10 a?os que llevo aqu¨ª he pagado unos 50.000 euros de alquiler. Si lo s¨¦, me meto en un piso como ellos¡±, dice una vecina rumana, que enmudece de pronto al ver a dos de los okupas. ¡°Tengo un coche que llevo pagando seis a?os y me lo pueden quemar en dos minutos¡±, dice asustada. ¡°La polic¨ªa viene, da paseos, pero no se bajan nunca del coche¡±.
En el bar ?vila, uno de los muchos que a¨²n sobreviven en el barrio, ni?os y adultos (okupas o no) charlan en la puerta. La tendera, que ha vivido en sus carnes un desahucio, no tiene ning¨²n problema con los nuevos vecinos. ¡°Si los bancos alquilasen las casas no habr¨ªa gente en la calle¡±. Un grupo de chiquillas, revolucionadas ante la presencia de los periodistas, la escucha. ?Y vosotras, qu¨¦ pens¨¢is de todo esto?
¡ª Que si no hubiera okupas, no habr¨ªa gente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.