El ladr¨®n del C¨®dice rob¨® cartas y documentos de unas 50 personas
Sus vecinos en O Milladoiro decidir¨¢n la semana que viene si se suman a la causa
¡°Cuando vi all¨ª en el juzgado, metidas en una caja, mis cartas y las de mi marido, me derrumb¨¦¡±, dice L., una vecina del n¨²mero 27, portal 2, de la traves¨ªa de O Milladoiro que no quiere por nada del mundo aparecer identificada en un peri¨®dico. Le basta con el sufrimiento que le causa saber que el exelectricista de la catedral, Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez Casti?eiras, y probablemente tambi¨¦n su esposa y su hijo, estaban al tanto de las miserias de cada casa, y en su caso de enfermedades y alguna operaci¨®n ¡°de mujer¡± que ella siempre quiso mantener en secreto.
?L. fue convocada en el juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 2 de Santiago, encargado del sumario sobre el robo del C¨®dice, el martes pasado. Ten¨ªa que identificar las cartas y documentos de su propiedad que obraban en poder del ladr¨®n del manuscrito medieval el d¨ªa de la detenci¨®n. Seg¨²n fuentes del juzgado que dirige Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn, en los sucesivos registros que se llevaron a cabo aquellos d¨ªas de julio aparecieron papeles comprometidos de medio centenar de personas, entre vecinos de O Milladoiro, del piso que tiene junto a la playa de A Lanzada, y sacerdotes de la catedral. En algunos de los v¨ªdeos que fue grabando una c¨¢mara que ¨¦l cre¨ªa averiada en el despacho del administrador del cabildo, se ve c¨®mo Fern¨¢ndez Casti?eiras rebusca entre los papeles y carpetas que el can¨®nigo tiene sobre la mesa.
En el edificio de O Milladoiro este hombre de una o dos misas diarias, que no estuvo en paz en la c¨¢rcel hasta que la primera de sus abogadas le llev¨® un rosario para rezar en la celda, controlaba los 20 buzones, y no le bastaba con leer el contenido de las cartas. Aunque fuesen notificaciones cruciales para el pr¨®jimo, muchas veces tambi¨¦n vitales, el electricista no hac¨ªa llegar a sus due?os los papeles hurtados. Seg¨²n las mismas fuentes judiciales, en su casa retuvo mucha informaci¨®n m¨¦dica y econ¨®mica cuya falta complic¨® la vida de los vecinos. Robaba incluso los avisos de Correos para recoger sobres certificados.
Un hombre del edificio tuvo que viajar a Valencia para conseguir de nuevo unos informes sobre la enfermedad de un pariente que reclamaba la Xunta para continuar el tratamiento. Una mujer habr¨ªa necesitado (y no la recibi¨®) la documentaci¨®n sobre una intervenci¨®n quir¨²rgica para tramitar su jubilaci¨®n. Otra persona, relatan estas fuentes, termin¨® pagando una cl¨ªnica privada porque todo el papeleo del Sergas qued¨® archivado en la primera planta del edificio, en la discreta casa de Casti?eiras. ?l lo sab¨ªa todo de todos y los dem¨¢s no sab¨ªan absolutamente nada de ¨¦l, ni lograban arrancarle una palabra en el rellano de la escalera.
El ladr¨®n era tan desconfiado que en su propia casa iba poniendo marcas en todas partes para descubrir si alguien le quitaba algo o fisgaba en sus tesoros. Tambi¨¦n llevaba cuidadosa cuenta de todo lo que robaba y hab¨ªa subrayado en el C¨®digo Penal todos los delitos que ahora se le imputan. Sab¨ªa a lo que se enfrentaba si alg¨²n d¨ªa sal¨ªan a la luz sus actividades. Uno de los se?alados, obviamente, era el delito contra la intimidad de las personas que ¨¦l conscientemente perpetraba como rutina.
¡°Si esos 50 afectados decidiesen personarse en la causa, se tratar¨ªa del delito por el que m¨¢s tiempo de prisi¨®n le podr¨ªa llegar a caer, hasta 20 a?os solo por este motivo¡±, advierten las mismas fuentes de la instrucci¨®n, ¡° y aparte estar¨ªan las penas relativas al robo del C¨®dice y del dinero, y el delito de blanqueo de capitales¡±. Hasta el momento, la Iglesia no ha manifestado su intenci¨®n de entrar en reclamaciones por los papeles robados, pero seg¨²n el vicepresidente de la comunidad de propietarios, los vecinos, una vez que han comprobado que son suyas muchas de las cartas que guarda el juzgado, tendr¨¢n una junta la semana que viene con un punto en el orden del d¨ªa: decidir si se personan en la causa del C¨®dice y organizarse.
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