El fracaso de la pregunta ¡®clara¡¯
La doble pregunta pactada no es la alternativa ¨®ptima para los intereses del independentismo
En pol¨ªtica es bien sabido que quien convoca un refer¨¦ndum tiene un gran poder sobre su resultado. No hay mejor baza para ganar una consulta que contar con la potestad de dise?arla a favor de tus intereses. En particular, la elecci¨®n de la pregunta se presenta como un factor clave, ya que puede inducir a los ciudadanos a elegir una opci¨®n determinada. No hay duda de que los pol¨ªticos son muy conscientes de ello. Es por este motivo que la redacci¨®n de la pregunta sobre la independencia se ha convertido en uno de los principales frentes en la batalla partidista en Catalu?a. Desde el jueves contamos con una pregunta avalada por las principales fuerzas favorables al ¡®dret a decidir¡¯. Ahora es el momento de especular sobre las posibles consecuencias que esta puede tener sobre el resultado del refer¨¦ndum. ?A qu¨¦ opci¨®n puede beneficiar el actual redactado? A mi entender, la doble pregunta pactada no es la alternativa ¨®ptima para los intereses del independentismo. Veamos por qu¨¦.
En los ¨²ltimos a?os, Catalu?a se ha visto inmersa a unos profundos cambios en las preferencias ciudadanas sobre el modelo territorial. Hasta hace poco tiempo, la mayor¨ªa de los catalanes no era partidaria de la independencia, sino que se conformaba con fortalecer el poder de las autonom¨ªas. Pero, el fracasado proceso de reforma estatutaria y, muy en particular, la pol¨¦mica sentencia del Tribunal Constitucional provocaron un verdadero terremoto en la opini¨®n p¨²blica catalana. Entonces los catalanes empezaron a abandonar las filas autonomistas y federalistas para sumarse a las del independentismo. Como resultado de este movimiento, la independencia de Catalu?a se ha convertido hoy en el modelo territorial preferido por los catalanes.
La batalla por la pregunta es, de hecho, la batalla para ganar al votante federalista
Sin embargo, a pesar de que el independentismo es la opci¨®n mayoritaria, no alcanza la mayor¨ªa absoluta. Seg¨²n el CIS, los favorables al derecho a la autodeterminaci¨®n son alrededor del 35%. Se trata de un porcentaje muy similar a la suma de los catalanes satisfechos con el statu quo y los que preferir¨ªan unas comunidades aut¨®nomas con menos poderes. Por lo tanto, existe un empate entre claros partidarios y claros detractores de la independencia. Ning¨²n bando puede alcanzar por si s¨®lo la mayor¨ªa absoluta de los votos en un refer¨¦ndum. El resultado final depende, pues, de un tercer colectivo: los federalistas y aquellos que prefieren fortalecer el poder de las autonom¨ªas. Es cierto que los federalistas se encuentran hoy en claro declive y no gozan de especial buena prensa. Pero, a pesar de ello, este colectivo es en realidad el verdadero protagonista de este proceso. Los federalistas (junto con los que demandan mayor autonom¨ªa) son los votantes pivotales , quienes tienen en sus manos la decisi¨®n de qu¨¦ opci¨®n es mayoritaria en un eventual refer¨¦ndum.
Por este motivo, la batalla por la pregunta es, de hecho, la batalla para ganar al votante federalista. No es casualidad que muchos de los partidarios de la independencia tengan una preferencia intensa por una pregunta ¡®clara¡¯. Tras esa defensa de la claridad no s¨®lo se esconde una c¨¢ndida predilecci¨®n por lo simple. En realidad, tambi¨¦n hay un intento de polarizar las preferencias de los catalanes en dos ¨²nicas alternativas: status quo o independencia. Tal dicotom¨ªa favorece el independentismo, ya que si una opci¨®n es realmente mayoritaria en Catalu?a, esa es el enorme rechazo que hoy despierta el inmovilismo. El hartazgo con la situaci¨®n actual ha penetrado con fuerza en la sociedad catalana en los ¨²ltimos a?os. Si la alternativa es quedarnos como estamos, es probable que una porci¨®n importante de federalistas lo tenga claro: la independencia.
De lo que no hay duda es de que la doble pregunta que se puso encima la mesa el pasado jueves es cualquier cosa menos clara. Resulta intrigante, por ejemplo, el significado de la opci¨®n ¡®estado no independiente¡¯. Pero, pese a las incertidumbres que genera la redacci¨®n, todo indica que se ha optado por un modelo de tres alternativas: statu quo (si se responde no a ambas preguntas), opci¨®n federal (si a la primera y no a la segunda) y la independencia (si a ambas preguntas). La existencia de una pregunta con tres alternativas no son buenas noticias para el independentismo. Si la elecci¨®n deja de ser entre inmovilismo o independencia, y se permite una opci¨®n intermedia, es de esperar que muchos federalistas no se sumen a las filas independentistas.
En definitiva, en un eventual refer¨¦ndum para la independencia, el federalista es quien decide. Es por este motivo que, si se acaba formulando la doble pregunta, la batalla se centrar¨¢ en la interpretaci¨®n del significado ¡®Estado no independiente¡¯. Los nacionalistas deber¨¢n convencer al votante federalista de que esa opci¨®n equivale a no movernos de donde estamos. Deber¨¢n evitar que se interprete como una opci¨®n federal que expresa la voluntad de superar la actual situaci¨®n, pero sin llegar a la independencia. De lo contrario es muy probable que el independentismo no consiga hacerse con la mayor¨ªa absoluta.
Lluis Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Girona.
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