El mito de la espiral del silencio
Deber¨ªamos fomentar un debate donde las opiniones se acompa?en con m¨¢s frecuencia de datos que las avalen
En los ¨²ltimos meses se ha popularizado en algunos entornos medi¨¢ticos y acad¨¦micos la idea de que, en Catalu?a, no todos los ciudadanos se sienten igualmente c¨®modos expresando sus opiniones en p¨²blico. Las voces favorables a la independencia estar¨ªan copando la esfera p¨²blica y la pr¨¢ctica totalidad de los medios de comunicaci¨®n catalanes, enmudeciendo a los que tienen otros puntos de vista. Seg¨²n esta visi¨®n, en Catalu?a se estar¨ªa produciendo lo que los polit¨®logos solemos describir como una espiral del silencio.
Esta din¨¢mica se fundamenta en el miedo que todos sentimos a ser rechazados por quienes nos rodean. Los humanos somos seres sociales y sentimos una fuerte presi¨®n a encajar en el grupo. Debido a ello, muy a menudo nos mostramos reacios a expresar en p¨²blico nuestras opiniones si anticipamos que recibiremos alg¨²n tipo de reprobaci¨®n de nuestro entorno. No es necesario que el rechazo social sea muy explicito. Una ceja altiva, una media sonrisa de burla o cualquier otra mueca de desaprobaci¨®n es suficiente para acabar provocando el silencio de quien se siente juzgado.
En consecuencia, los ciudadanos con opiniones distintas a las de la mayor¨ªa se sienten a menudo tentados a mantenerse callados. Su silencio les hace invisibles en la esfera p¨²blica, lo que provoca que acaben teniendo la sensaci¨®n de que su opini¨®n es m¨¢s marginal de lo que es en realidad. Esto refuerza a¨²n m¨¢s su temor al rechazo social, cre¨¢ndose as¨ª una espiral donde las voces minoritarias van progresivamente enmudeciendo.
Las encuestas muestran que solo un porcentaje muy reducido de los catalanes rechazan revelar su intenci¨®n de voto en un eventual refer¨¦ndum
En los ¨²ltimos dos a?os, la preferencia por la independencia ha pasado a ser el modelo territorial preferido para la mayor¨ªa de los catalanes. No hay duda de que la predominancia de las voces favorables a la independencia en el debate p¨²blico y en los medios de comunicaci¨®n podr¨ªa ser, a priori, terreno abonado para que se desencadenara una espiral del silencio.
De hecho, no ser¨ªa la primera vez que en Catalu?a un colectivo determinado opta por esconder sus preferencias pol¨ªticas. Desde el inicio de la democracia, las encuestas han mostrado de forma sistem¨¢tica que los catalanes (y los vascos) que simpatizan con el PP tienden a ocultar su voto. El PP tiene una p¨¦sima imagen en estas dos comunidades aut¨®nomas, lo que fomenta que muchos de sus votantes se muestren reticentes a admitir su voto en p¨²blico.
Si la independencia es hoy mayoritaria en Catalu?a, mucho me temo que no se debe a los valores que se inculcan en las aulas
Existen poderosos indicios de que los que se sienten cercanos al PP tienden a mantener su voto en secreto. Pero, ?ocurre lo mismo con los que no son partidarios de la independencia de Catalu?a? ?Existe alg¨²n indicio de que se est¨¦ produciendo una espiral del silencio? Una sencilla estrategia para comprobarlo es mirar si los catalanes son hoy m¨¢s reacios a revelar en las encuestas sus preferencias nacionales de lo que lo eran en el pasado. En efecto, de producirse una espiral del silencio, deber¨ªamos ser capaces de observar un aumento de personas que ocultan su opini¨®n en las encuestas. Al fin y al cabo, es l¨®gico pensar que si alguien est¨¢ sometido a una presi¨®n social para no declarar sus preferencias en p¨²blico, tambi¨¦n se muestre reticente a hacerlo ante un encuestador.
Pues bien, los datos no parecen avalar la famosa tesis de la espiral del silencio. Las encuestas (ya sean del CIS o del CEO) muestran que solo un porcentaje muy reducido de los catalanes rechazan revelar su preferencia territorial o su intenci¨®n de voto en un eventual refer¨¦ndum sobre la independencia. Y lo que es aun m¨¢s importante, este porcentaje de no respuesta en las encuestas no ha aumentado en los ¨²ltimos dos a?os. No parece, pues, que los catalanes tengan hoy m¨¢s reservas en expresar sus opiniones en p¨²blico que a?os atr¨¢s.
En el debate p¨²blico en Catalu?a se airean en demasiadas ocasiones teor¨ªas sin que sus defensores aporten ning¨²n dato que las avalen. No s¨®lo ocurre con la hipot¨¦tica existencia de una espiral del silencio. Vean, por ejemplo, tambi¨¦n la tesis Wert, que tantos adeptos ha ganado en los ¨²ltimos tiempos. Seg¨²n esta teor¨ªa, el actual fervor independentista ser¨ªa el resultado de tres d¨¦cadas de sistema educativo nacionalista, el cual ha funcionado como una f¨¢brica de hacer independentistas.
La idea es atractiva, pero una simple mirada a las encuestas nos revela que los partidarios de la independencia han crecido en todos los grupos de edad, incluso entre las generaciones educadas durante el franquismo. Si la independencia es hoy mayoritaria en Catalu?a mucho me temo que no se debe a los valores que se inculcan en las aulas.
En definitiva, deber¨ªamos fomentar un debate p¨²blico donde las opiniones que se defiendan se acompa?aran con m¨¢s frecuencia de datos que las avalasen. No siempre es f¨¢cil hacerlo y lamentablemente los datos casi nunca revelan verdades inequ¨ªvocas, pero el rigor exige, al menos, intentarlo.
?Llu¨ªs Orriols es doctor por la Universidad de Oxford y profesor de ciencia pol¨ªtica en la Universidad de Girona.
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