De Ciutadans a Ciudadanos
El ¨¦xito de la marca se debe a su habilidad para presentarse en el resto de Espa?a con un perfil distinto del que tiene en Catalu?a
La sopa de letras de la pol¨ªtica espa?ola se complica cada vez m¨¢s. Cuando los analistas y polit¨®logos est¨¢bamos a¨²n entretenidos desmenuzando el fen¨®meno de Podemos, un nuevo partido ha conseguido colarse en el funeral del bipartidismo: Ciudadanos. Es ciertamente poco com¨²n que una formaci¨®n pol¨ªtica originalmente de ¨¢mbito regional consiga transformarse con ¨¦xito en un partido de implantaci¨®n nacional. Tal haza?a se explicar¨ªa por el hecho de que Ciudadanos no es una mera versi¨®n espa?ola de Ciutadans. La clave de sus extraordinarios pron¨®sticos electorales es precisamente su habilidad para presentarse en el resto de Espa?a bajo un perfil distinto del que tiene en Catalu?a. Veamos por qu¨¦.
Ciutadans nac¨ªa en 2005 en plena efervescencia del proceso de reforma estatutaria y con la vocaci¨®n de atender a una izquierda no nacionalista que se sent¨ªa hu¨¦rfana tras la experiencia del primer Tripartit. Desde entonces, C's ha vivido una historia de ¨¦xitos encadenados, siempre empujados por la creciente importancia del conflicto nacional en Catalu?a. En sus inicios creci¨® esencialmente a costa del PSC; m¨¢s tarde consigui¨® tambi¨¦n arrebatar votos al PP e incluso a CiU una vez Artur Mas emprendi¨® su viaje a Itaca. A pesar de su gran habilidad para ara?ar votos de m¨²ltiples procedencias, es probablemente el Partido Socialista quien tiene m¨¢s motivos para lamentar la existencia de C's.
Si bien el auge de C's en Catalu?a se fundamenta en la emergencia del debate identitario y en la capacidad del partido para arrebatar votos de la ¨®rbita socialista, su irrupci¨®n en la pol¨ªtica nacional responde a otros par¨¢metros muy distintos. Cuando Ciutadans se transforma en Ciudadanos, algunos de sus rasgos m¨¢s definitorios cambian de forma muy notable. En concreto, existen dos grandes diferencias entre el electorado de C's de Catalu?a y el del resto del Estado.
En primer lugar, la probabilidad de votar a C's fuera de Catalu?a no est¨¢ relacionada con la identidad nacional de los votantes sino con su preocupaci¨®n por la corrupci¨®n y la actual clase pol¨ªtica. En otras palabras, lo que mueve a simpatizar con C's en el resto de Espa?a no es su discurso anti-nacionalista catal¨¢n sino el hartazgo ciudadano con los partidos tradicionales. Estamos ante un voto protesta contra la actual clase pol¨ªtica muy similar al que hay detr¨¢s del fen¨®meno de Podemos. En este sentido, los fundamentos que sustentan el potencial ¨¦xito de Ciudadanos en Espa?a son muy distintos a los que encontramos en Catalu?a, donde su voto debe interpretarse en clave nacionalista y no como una respuesta a la desafecci¨®n pol¨ªtica.
En segundo lugar, los potenciales votantes de C's fuera de Catalu?a no se encuentran en la ¨®rbita del PSOE sino entre las bases del PP y muy particularmente entre aqu¨¦llos simpatizantes populares que se sienten altamente disgustados con los numerosos esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que campan impunemente por el partido.
Desde hace tiempo, el PP tiene la convicci¨®n de que puede recuperar a sus exvotantes a base de mostrar datos macroecon¨®micos y de alentar el miedo a una eventual victoria de Podemos. Sin embargo, los estrategas del PP no han querido ver lo evidente: la desafecci¨®n pol¨ªtica y la preocupaci¨®n por la corrupci¨®n se ha instalado entre el electorado de derecha en unos niveles an¨¢logos a los de la izquierda. La dejadez del PP en esa materia est¨¢ siendo terreno abonado para la expansi¨®n de C's.
A¨²n as¨ª, el principal damnificado por la irrupci¨®n de Ciudadanos no es el PP, sino UPyD. Y es que Albert Rivera ha entrado en la escena pol¨ªtica espa?ola aprovechando un vac¨ªo que durante estos a?os no ha sabido llenar UPyD. Este partido estaba llamado a convertirse en el referente de la lucha contra la desafecci¨®n y el descr¨¦dito de la pol¨ªtica tradicional, pero el personalismo de Rosa D¨ªez acab¨® por arruinar esta oportunidad. No hay duda de que la l¨ªder de UPyD fue un inestimable activo para el partido cuando lo que estaba encima de la mesa era la cuesti¨®n nacional. Sin embargo, prefiri¨® aferrarse al poder cuando los nuevos tiempos demandaban otros liderazgos capaces de articular con ¨¦xito ese discurso anti-establishment que finalmente ha acabado abanderando Ciudadanos.
En suma, Ciudadanos no es la simple traducci¨®n al espa?ol de Ciutadans. La gran acogida que est¨¢ teniendo en la pol¨ªtica espa?ola se explicar¨ªa precisamente por su habilidad para reemplazar el discurso basado en el anti-nacionalismo catal¨¢n por otro centrado en torno al hartazgo de muchos ciudadanos conservadores con la pol¨ªtica tradicional. Puede que Ciudadanos sea, en definitiva, el Podemos de la derecha que tanto reclamaban algunas ¨¦lites econ¨®micas de nuestro pa¨ªs.
Lluis Orriols es doctor por la Universidad de Oxford y profesor de ciencia pol¨ªtica en la Universidad Carlos III de Madrid.
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