Muere Francisco Cacharro, un poder en la sombra durante 24 a?os
La Diputaci¨®n de Lugo rinde honores a uno de los hist¨®ricos barones del PP. El BNG arremete contra Besteiro por instalar la capilla ardiente en la sede de la instituci¨®n
De aquel triunvirato invencible sin el que el fraguismo no ser¨ªa nunca lo que fue en Galicia, el que formaban Xos¨¦ Cui?a, Francisco Cacharro Pardo y Jos¨¦ Luis Baltar, ya solo queda este ¨²ltimo, jubilado e inhabilitado por los tribunales. Cacharro, que se hab¨ªa situado lejos del PP desde su paso al ostracismo, en 2007, falleci¨® este domingo en Lugo a los 78 a?os v¨ªctima del c¨¢ncer que consumi¨® en los ¨²ltimos meses a quien hab¨ªa sido uno de los personajes esenciales de la derecha gallega durante las d¨¦cadas de los ochenta y los noventa. La Diputaci¨®n Provincial que gobern¨® durante 24 a?os, ahora en manos de socialistas y nacionalistas, acord¨® despedirlo con todos los honores: cediendo el palacio provincial para su capilla ardiente y decretando tres d¨ªas de luto oficial. La decisi¨®n la tom¨® el presidente, el tambi¨¦n secretario general del PSdeG, Jos¨¦ Ram¨®n G¨®mez Besteiro, para irritaci¨®n de sus socios del BNG, que hicieron p¨²blica una nota criticando el homenaje oficial a un pol¨ªtico sin ninguna simpat¨ªa en la izquierda.
?La alianza entre Besteiro y el BNG fue precisamente la que acab¨® en 2007 con el casi legendario poder de Cacharro, que se hab¨ªa hecho fuerte en la presidencia de la Diputaci¨®n desde 1983 tras una etapa como conselleiro de Educaci¨®n de la Xunta. Perdido el poder, Cacharro se sinti¨® tambi¨¦n abandonado por su partido, a cuya direcci¨®n critic¨® con dureza en varias ocasiones durante los ¨²ltimos a?os. El PP gallego no hab¨ªa emitido a ¨²ltima hora de la tarde de este domingo ninguna declaraci¨®n oficial por la muerte de su antiguo dirigente. Las condolencias y las muestras de reconocimiento quedaron a cargo de los populares de Lugo y de su presidente, el tambi¨¦n portavoz del PP en el Senado, Jos¨¦ Manuel Barreiro, que empez¨® en la pol¨ªtica como colaborador de Cacharro, pero acab¨® tambi¨¦n muy distanciado de ¨¦l. ¡°Llev¨® al partido a las m¨¢s altas cuotas de representatividad en la pol¨ªtica lucense y gallega¡±, se?al¨® Barreiro, quien destac¨® adem¨¢s como uno de sus mayores logros la creaci¨®n de un campus universitario en Lugo.
En los ¨²ltimos meses de su vida, ya tocado por la enfermedad, Cacharro tuvo la satisfacci¨®n de ver c¨®mo quedaba en nada una investigaci¨®n judicial prolongada durante a?os, la Operaci¨®n Muralla sobre adjudicaciones de obras de la Diputaci¨®n. El viejo bar¨®n, a quien sus adversarios retrataban como un cacique y un d¨¦spota, logr¨® irse sin ser alcanzado por las manchas de la corrupci¨®n.
¡°S¨¦ que se me ve como alguien que maneja los hilos en la sombra, entre bastidores¡±, confes¨® en una ocasi¨®n a los periodistas Santiago Romero y Xos¨¦ Manuel Pereiro. No parec¨ªa que fuese una imagen que le disgustara del todo. Era un hombre m¨¢s bien reservado, sin mucha elocuencia ¡ª aunque en los m¨ªtines se desatase con ataques a sus rivales¡ª y un tanto taciturno, lo que aliment¨® su leyenda de personaje astuto y sinuoso. Como Cui?a y como Baltar ¡ªy a diferencia de muchos de los notables de la derecha gallega tras la muerte de Franco¡ª Cacharro no ten¨ªa detr¨¢s un linaje familiar que impulsase sus ambiciones pol¨ªticas. M¨¢s bien debi¨® gan¨¢rselo a pulso. Su padre era un maestro republicano que durante la Guerra Civil fue confinado en Guarrom¨¢n, un pueblo de Ja¨¦n donde Francisco Cacharro naci¨® a los cuatro meses de estallar la contienda, el 16 de noviembre de 1936. Concluida la guerra, la familia retorn¨® pronto a Lugo, y all¨ª el joven Cacharro, lejos de las inclinaciones pol¨ªticas familiares, opt¨® tambi¨¦n por la ense?anza y acab¨® como inspector de aulas. Fue una experiencia decisiva para ¨¦l, no solo porque le lanzase a su primer cargo pol¨ªtico de relevancia, la Conseller¨ªa de Educaci¨®n en la Xunta de Xerardo Fern¨¢ndez Albor, sino porque le permiti¨® conocer hasta el ¨²ltimo rinc¨®n y el ¨²ltimo habitante de la provincia.
Instalado en la Diputaci¨®n, Cacharro dobleg¨® el poder de las familias de m¨¢s raigambre en la derecha lucense, como los Ros¨®n. Su enfrentamiento con estos ¨²ltimos le llev¨® a protagonizar un episodio de vodevil en v¨ªsperas de las segundas elecciones auton¨®micas gallegas, en 1985. A Cacharro no le gustaba la lista para Lugo bendecida por la direcci¨®n gallega. Como ¨¦l era el encargado de entregarla en la Junta Electoral, esper¨® al ¨²ltimo minuto para darle el cambiazo y suprimir algunos nombres no deseados. Lo sucedido tuvo eco en toda Espa?a, pero Manuel Fraga, entonces l¨ªder nacional de Alianza Popular, tuvo que trag¨¢rselo sin rechistar. Cuatro a?os despu¨¦s, Fraga desembarc¨® en Galicia dispuesto a reconquistar la Xunta. Cacharro le marc¨® el territorio desde el primer minuto, al negar al patr¨®n el deseo de encabezar las listas de Lugo, su provincia natal. Fraga capt¨® el mensaje, Cacharro sigui¨® ordenando el feudo lucense a su antojo y ambos pudieron disfrutar del poder durante 15 a?os, cada uno en su parcela correspondiente y refrendados por aplastantes mayor¨ªas absolutas. Pero tambi¨¦n las urnas los derrotaron: a Fraga en 2005 y a Cacharro, dos a?os despu¨¦s.
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