Encuentros en la tercera fase
El resultado de las elecciones catalanas ha alterado por completo las expectativas de PP y PSOE y ahora todo est¨¢ abierto
Desde las elecciones auton¨®micas de la pasada primavera hasta el inicio de la actual campa?a electoral, la pol¨ªtica espa?ola ha pasado por tres grandes fases. La primera tuvo lugar en los meses de primavera y verano. Durante ese per¨ªodo, exist¨ªa una elevada incertidumbre sobre qui¨¦n ser¨ªa el pr¨®ximo inquilino en la Moncloa. Si bien hab¨ªa claros indicios de que el PP estaba en condiciones de ganar las elecciones generales, la probabilidad de que Mariano Rajoy consiguiera ser reelegido como presidente eran m¨¢s bien escasas.
De haberse convocado las elecciones en ese momento, el PP se hubiera situado en torno a los 125 esca?os. Se trataba de una cifra tan alejada de la mayor¨ªa absoluta que era dif¨ªcil pensar que Rajoy hubiera podido superar una investidura, incluso sumando fuerzas con Ciudadanos, que seguramente se hubiera situado por debajo de los 20 esca?os.
En esta primera fase el PP necesitaba ascender a las improbables cotas del 33-35% de los votos para seguir en el poder. Por debajo de esa cifra una coalici¨®n C's-PP era inviable y dada la soledad pol¨ªtica de los populares, la tarea de crear una mayor¨ªa parlamentaria sumando otras fuerzas pol¨ªticas era inveros¨ªmil. Debido a ello, el PSOE se encontraba en mejores condiciones para hacerse con la Moncloa, pues su capacidad de crear pactos o coaliciones era algo mayor que la que ten¨ªa el PP.
La segunda fase se inici¨® tras las elecciones catalanas. El 27-S alter¨® la competici¨®n de una forma inesperada y aparentemente parad¨®jica. Ciudadanos tom¨® aliento tras obtener unos resultados por encima de las expectativas y la tendencia ascendente que viv¨ªa el PP durante el verano fren¨® en seco. Sin embargo, a¨²n retrocediendo en las encuestas, Mariano Rajoy mejoraba sustancialmente sus opciones de lograr la reelecci¨®n: por primera vez desde la ruptura del bipartidismo la suma PP y C's era suficiente para garantizar la investidura de Mariano Rajoy.
La novedad fue que el partido de Rivera tambi¨¦n consegu¨ªa por primera vez penetrar con fuerza entre las bases socialistas
El ascenso de Ciudadanos se produc¨ªa especialmente a costa de exvotantes del PP y antiguos abstencionistas. Pero la novedad fue que el partido de Rivera tambi¨¦n consegu¨ªa por primera vez penetrar con fuerza entre las bases socialistas, un electorado que hasta entonces se encontraba fuera de su alcance. Seg¨²n los datos del CIS, entre julio y finales de noviembre las fugas del PSOE hacia C's se multiplicaron por cuatro.
Las elecciones del 27-S provocaron que el PSOE se encontrara en un escenario homologable al de la primera legislatura de Rodr¨ªguez Zapatero, cuando UPyD fue capaz de utilizar la cuesti¨®n nacional para arrebatarles un buen pu?ado de votos. En definitiva, la irrupci¨®n en la agenda pol¨ªtica del ¡°problema¡± catal¨¢n tras las elecciones auton¨®micas alter¨® radicalmente la competici¨®n partidista. El principal damnificado fue el PSOE, cuyas opciones de crear mayor¨ªas parlamentarias alternativas se redujeron sustantivamente. En cambio, el PP, a¨²n perdiendo en votos, aument¨® considerablemente sus opciones de formar Gobierno.
El ascenso de Ciudadanos se present¨® inicialmente como un escenario altamente favorable para la reelecci¨®n de Mariano Rajoy. Sin embargo, en las ¨²ltimas semanas nos hemos adentrado en una tercera fase en la que vuelve a imperar la incertidumbre sobre qui¨¦n ocupar¨¢ la Moncloa. A pocas semanas de las elecciones, Ciudadanos ha empezado a disputar la segunda posici¨®n al PSOE. Albert Rivera ha pasado de ser un potencial socio parlamentario del PP a un peligroso adversario en la carrera hacia la Moncloa.
Las expectativas de un sorpasso de Ciudadanos al PSOE ha puesto en jaque la estrategia socialista de polarizar la competici¨®n en torno a dos ¨²nicas opciones: Mariano Rajoy o Pedro S¨¢nchez. En esta ocasi¨®n, al PSOE le va a costar convencer al electorado de que act¨²e estrat¨¦gicamente y se coordine en torno a la candidatura socialista para evitar la reelecci¨®n de Rajoy. Esta tercera fase representa un verdadero reto para el bipartidismo. De ocurrir, el grupo parlamentario socialista deber¨ªa optar entre la investidura de Rivera o de Rajoy. Ambas situaciones dejar¨ªan al PSOE fuera de juego y abrir¨ªan una peligrosa grieta de fugas hacia Podemos y Ciudadanos
Estamos en un momento de gran incertidumbre. Las preferencias partidistas de muchos espa?oles no est¨¢n a¨²n cristalizadas, por lo que la campa?a electoral puede depararnos muchas sorpresas. Por el momento, esta tercera fase es tan s¨®lo una mera posibilidad demosc¨®pica. Pero, de confirmarse, nos encontrar¨ªamos ante la peor crisis electoral del bipartidismo desde la restauraci¨®n de la democracia.
?Llu¨ªs Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Carlos III
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