Un barrio en tinta china
Panta Rhei expone los originales de 'Chueca', obra de Miguel Navia que retrata en ilustraciones este pedazo de la capital
Sus padres se mudaron a Chueca cuando nadie quer¨ªa vivir en Chueca. Eran los a?os ochenta, ¡°en el barrio hab¨ªa muchos pisos francos donde se guardaban cosas robadas, la prostituci¨®n estaba en todas las esquinas y la hero¨ªna, a punto de cargarse a casi toda una generaci¨®n¡±, cuenta el ilustrador Miguel Navia (Madrid, 1980), sobre el paisaje de su infancia y adolescencia.
Hace tres a?os, el artista public¨® Chueca (Reino de Cordelia), un libro de ilustraciones que homenajea un barrio que ha sido una constante en su vida, del que nunca lleg¨® a escapar del todo.Cuando se independiz¨® se mud¨® a Lavapi¨¦s con su pareja, luego pas¨® unos a?os en Toledo y, finalmente, se ha vuelto a instalar en el punto de partida. Ochenta p¨¢ginas ilustran el barrio actual en blanco y negro con una belleza y realismo desarmantes. Navia incluye tambi¨¦n evocadores gui?os a ¨¦pocas pasadas, como por ejemplo el Citro?n Tibur¨®n que cruza una calle Pelayo atestada de gente. La librer¨ªa Panta Rhei re¨²ne ahora (Hern¨¢n Cort¨¦s, 7; hasta el 9 de septiembre) las ilustraciones originales de ese trabajo, realizadas en tinta china, y algunos bocetos a l¨¢piz desechados. ¡°Muchas veces empezaba con un ¨¢ngulo o punto de fuga determinados, pero no funcionaba, de modo que volv¨ªa a empezar¡±, explica el autor.
Las ilustraciones de Navia no son copias de fotograf¨ªas ¡ªaunque se inspira en algunas¡ª sino que parten im¨¢genes que ¨¦l tiene en su cabeza. As¨ª, hay perspectivas ¡ªcomo en el dibujo de la calle Bel¨¦n¡ª que solo podr¨ªa ver una persona encaramada a un ¨¢rbol, o a una gr¨²a inexistente plantada en mitad de la calle. ¡°Moebius [el genio franc¨¦s del c¨®mic] dec¨ªa que un dibujo es un c¨®digo de la realidad¡±, explica Navia, ¡°porque el dibujante no puede meter en su dibujo absolutamente todo lo que est¨¢ viendo, de modo que tiene que seleccionar, abstraerse e imaginar¡±.
El autor juega con las perspectivas y luces con ojo fotogr¨¢fico. No en vano, su padre, Jos¨¦ Manuel Navia, es un reputado fot¨®grafo. ¡°Lo mam¨¦ desde peque?o. Me influyeron mucho los trabajos de Brassa? [que retrat¨® los recovecos de Par¨ªs de los a?os veinte] o Berenice Abbottt, [que hizo lo mismo con Nueva York una d¨¦cada despu¨¦s]¡±. En sus ilustraciones, el artista incluye personajes o elementos que nunca estuvieron all¨ª, o lo estuvieron en ¨¦pocas pasadas. ¡°El libro refleja una realidad distorsionada. No quer¨ªa dibujos independientes, sino que conformaran una suerte de relato, que hubiera dinamismo al pasar las p¨¢ginas¡±. El autor, tras pasar por la Escuela de Artes y Oficios, empez¨® a dibujar para firmas publicitarias. ¡°Viv¨ªa m¨¢s holgadamente, pero me daba cuenta de que mi obra no quedaba reflejada. Luego hice storyboards para cine, y ahora, aparte de las publicaciones, ilustro en prensa y en libros¡±, cuenta.
Ha vivido el 90% de su vida en Chueca, por eso habla con conocimiento de causa de su transformaci¨®n. ¡°Mi adolescencia coincidi¨® con la etapa m¨¢s punky del barrio. Era amigo de los due?os de muchos bares, bajaba de casa y pasaba horas con ellos en las traseras de los locales. Luego empezaron a mudarse parejas homosexuales, que han conformado la identidad del barrio. Y a partir de este siglo, ha empezado una transformaci¨®n salvaje con la gentrificaci¨®n. S¨¦ de gente que ha alquilado el sof¨¢ de su casa por 300 euros la noche durante las ¨²ltimas fiestas del Orgullo¡±. ?Echa de menos el Chueca de antes? ¡°Es complicado responder. Est¨¢ perdiendo su identidad, pero antes mor¨ªa gente en sus calles. Y ahora no¡±.
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