La expulsi¨®n de inquilinos de fincas ¨²nicas se extiende por Barcelona
Los vecinos del barrio de Sant Andreu se organizan en un Sindicato de Vivienda
¡°Nos ha llegado la onda expansiva de la bomba at¨®mica del alquiler¡±. Gr¨¢ficamente describi¨® ayer una vecina la llegada de la oleada de expulsiones de vecinos de Sant Andreu de Barcelona. Se presentaba el Sindicato de Vivienda del barrio y, tras explicar el caso de los primeros inquilinos que se han organizado ¡ªlos de las ocho casitas de un mismo propietario de la calle de Pons i Gallarza¡ª no tardaron en aflorar otros testimonios.
¡°Aqu¨ª los alquileres son m¨¢s bajos que la media, y no tenemos tantos pisos tur¨ªsticos, pero tambi¨¦n comenzamos a tener problemas, la especulaci¨®n urban¨ªstica se extiende del centro hacia los barrios. Ya hay fondos de inversi¨®n comprando edificios enteros en Sant Andreu y vecinos que sufren acoso inmobiliario¡±, relat¨® Noem¨ª Tudela, ejerciendo de portavoz del Sindicato. ¡°Cuando el derecho a la propiedad choca con el de la vivienda, los vecinos nos tenemos que organizar y ayudarnos para buscar soluciones¡±, defendi¨® desde una organizaci¨®n que todav¨ªa no ha celebrado asambleas pero que ya est¨¢ en contacto con otras entidades que defienden el derecho a la vivienda, como 500 x 20 o el Sindicato de Inquilinos, que recopilan casos por toda la ciudad.
Acostumbrados como estamos a conocer el acoso que sufren inquilinos de fincas de propiedad vertical de los distritos de Ciutat Vella o el Eixample, durante la presentaci¨®n del Sindicato hablaron los vecinos de las casitas que hay en la esquina entre las calles de Pons i Gallarza y Renart. Unas casas de planta baja y piso construidas a mediados del siglo XIX en las que viven ocho familias: desde parejas j¨®venes con hijos, hasta la anciana se?ora Pepita, cuyo contrato se firm¨® el 12 de agosto de 1936, un mes despu¨¦s del golpe de Estado contra la Rep¨²blica que dio lugar a la Guerra Civil.
¡°No sabemos d¨®nde pagar el alquiler, estamos indefensos¡±
Los vecinos se pusieron en guardia en noviembre pasado, cuando un hombre llam¨® a sus puertas, se present¨® en nombre del ¡°nuevo propietario¡± y les ofreci¨® dinero por marcharse. El administrador de fincas les dijo que no ten¨ªa constancia de ninguna compra. Pero el heredero de la propietaria, fallecida en abril, s¨ª les dijo que quer¨ªa vend¨¦rselas. De nada sirvi¨® que le dijeran que eran los primeros interesados en comprarlas. Quien relata la secuencia es Miquel Espinosa, uno de los afectados. Las ocho familias son inquilinas y con contratos en vigor (el que vence m¨¢s pronto lo hace en octubre).
El pasado 29 de diciembre, un mensajero que sali¨® pitando dej¨® una carta debajo de la puerta de estas ocho familias. Era del administrador de fincas, les comunicaba que en enero dejaba de gestionarlas. Lleg¨® enero: d¨ªa 1, 3, 5... y a nadie se le cobr¨® el alquiler. Los vecinos se han curado en salud y han hecho los tr¨¢mites preceptivos para pagar el alquiler ante el juzgado: primero carta a las fincas (sin respuesta), luego burofax (tampoco) y luego giro postal (tampoco), prosigue el relato Roger Ram¨ªrez, convencido de que la idea del propietario es que los inquilinos acumulen tres meses de impago para poderles desahuciar.
Mientras, se repite el esquema que han relatado los inquilinos de otras fincas: no consiguen averiguar la identidad del nuevo propietario. Todav¨ªa no est¨¢ registrada la transacci¨®n. ¡°No sabemos d¨®nde pagar el alquiler. Queremos denunciar la situaci¨®n de indefensi¨®n y desprotecci¨®n¡±, alertan. Y piden mayor implicaci¨®n del Ayuntamiento.
El tel¨¦fono del Sindicato de Inquilinos no para de sonar. Edificios de barrios tan dispares como Poble Sec, Vallcarca o Gr¨¤cia. Incluso desde fuera de Barcelona, en municipios como Sant Joan Desp¨ª hay ahora un edificio con 150 vecinos afectados por una subida del 50% de la renta.
Con la tormenta perfecta del alquiler arreciando desde hace ya dos a?os, la novedad, considera Jaime Palomera, no es tanto que surjan casos de subidas desproporcionadas o de compra de edificios enteros, como que ¡°los barrios perif¨¦ricos tambi¨¦n comiencen a organizarse¡±.
Desde 500 x 20, surgida de la venta de pisos sociales un fondo, alertan de que el perfil de afectados abarca a toda la sociedad: ¡°Ya no son solo personas sin recursos, todos estamos en riesgo¡±, afirmaba una portavoz.
Tambi¨¦n en la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) est¨¢n alarmados ante el fen¨®meno. Su presidenta, Ana Men¨¦ndez, cree que ¡°la expulsi¨®n de vecinos y la burbuja del alquiler es el mayor problema que vive la ciudad¡± y llama a ¡°afrontarlo como un problema social y no individual¡±.
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