El efecto en cascada de los pisos tur¨ªsticos en Madrid
Las consecuencias de un fen¨®meno que alcanza a una de cada 10 viviendas de Centro se extienden ya por toda la capital, contribuyendo a acelerar la escalada de precios del alquiler
Aproximadamente una de cada cinco casas del barrio de Sol, en el centro de Madrid, se ofrece en la plataforma de alquileres tur¨ªsticos Airbnb, seg¨²n las estimaciones hechas por este diario con datos de la plataforma Inside Airbnb y del Ayuntamiento de Madrid con informaci¨®n del Catastro. En todo el centro, la cifra se acerca a una de cada 10 viviendas. Esos datos pueden dar la dimensi¨®n de un fen¨®meno que est¨¢ cambiando a toda velocidad el coraz¨®n de Madrid, como ya ha hecho en ciudades de todo el mundo, pero que ya no afecta ¨²nicamente a los vecinos del centro. Todos aquellos que deciden abandonarlo ¡ªbien por los precios, bien porque los vecindarios se han convertido en espacios hostiles para el d¨ªa a d¨ªa¡ª desplazan la presi¨®n a otras zonas, aumentando los precios y contribuyendo a acelerar la espectacular escalada que se est¨¢ produciendo en el mercado de alquiler, debido, entre otros factores, a la escasez de oferta y la recuperaci¨®n econ¨®mica. En los distritos de Tetu¨¢n, Retiro, Salamanca, Chamart¨ªn, Centro, Chamber¨ª, Arganzuela, Moncloa, Fuencarral y Barajas, el precio de las rentas ya supera el del momento m¨¢s alto antes de la crisis. En Hortaleza cuesta lo mismo que entonces, seg¨²n los datos del portal Idealista.
En Centro, ha subido un 38% desde 2014. Aunque esa media registrada en diciembre pasado probablemente consuela bastante poco a Manuel, que no puede hacer frente a la subida del 72% que le reclaman para seguir en el piso de tres habitaciones que ocupa desde hace cuatro a?os en Malasa?a; de 900 euros pasa a 1.550. ¡°Lo peor es que he estado comparando y resulta que est¨¢n pidiendo incluso m¨¢s por un piso como el m¨ªo¡±, dice Manuel, que prefiere no dar su nombre verdadero porque el casero le ha dado una peque?a pr¨®rroga para buscar casa y no quiere arriesgarse a molestarle. Como ¨¦l, muchos inquilinos madrile?os acaban o est¨¢n a punto de renegociar sus rentas, pues en estos meses caducan los ¨²ltimos contratos con la antigua Ley de Arrendamientos Urbanos y los primeros que se firmaron con la nueva, en 2015. Y se han encontrado con la tormenta perfecta, al menos en el centro. Esto es, ese aumento del precio de varios a?os repercutido de una sola vez, sumado a una disminuci¨®n de la oferta de alquileres tradicionales en favor de los tur¨ªsticos, m¨¢s rentables, al menos a corto plazo. Las viviendas en alquiler disponibles en toda la Comunidad de Madrid se redujeron un 7,3% entre 2016 y 2017, seg¨²n un trabajo de Sevihabitat que subraya, adem¨¢s, que el incremento de precios est¨¢ "muy influenciado por la incidencia del alquiler tur¨ªstico".?
As¨ª que hay mucha gente buscando y poca oferta. ¡°No llegas a ver los pisos. En lo que llamas y vas a verlo, ya no est¨¢ libre. He visto a gente que ha alquilado por tel¨¦fono, sin verlo siquiera. Y luego los caseros plantean cada vez m¨¢s exigencias [n¨®minas, meses de fianza, seguros¡]¡±, cuenta ?lvaro S¨¢nchez, arquitecto aut¨®nomo de 29 a?os, que no esperaba que al problema de precios se le iba a sumar ese nivel de estr¨¦s y ansiedad en la b¨²squeda. Finalmente, desde su casa de 45 metros en Lavapi¨¦s por la que pagaba 1.000 euros, el y su pareja han cruzado el r¨ªo Manzanares para irse a la zona de Urgel, en Carabanchel, que m¨¢s de un reportaje ha reflejado como nuevo punto de efervescencia cultural por la reciente acumulaci¨®n de galer¨ªas y espacios de arte.
Pero las razones econ¨®micas no son las ¨²nicas para irse del centro. Sof¨ªa Velasco ha decidido, con todo el dolor de su coraz¨®n, abandonar el barrio de su infancia porque se ha vuelto, dice, un sitio invivible para su familia; est¨¢ casada y tiene tres hijos. Ella ha vivido en la zona de ?pera todo el proceso, primero el de gentrificaci¨®n, ese aburguesamiento que fue encareciendo todo, expulsando poco a poco a los antiguos lugare?os y los negocios tradicionales por otros m¨¢s modernos y caros. Y despu¨¦s el de la turistizaci¨®n, de la mano del bum de Airbnb y otras plataformas similares a partir de 2014. Y esta vez, rodeada ya de hostales, pisos tur¨ªsticos y de estudiantes, ser¨¢ la definitiva: sigue los pasos de tantos otros ¡ª¡°en la clase de mi hijo, se van cuatro este a?o¡±¡ª y se mudan a un chal¨¦ fuera de Madrid. ¡°Me da mucha pena, pero es que encima hago un buen negocio¡±, dice en referencia a la venta de su casa.
Hay vecinos resistentes, como la artista y profesora Eve Bauder, que se niega, pese a todas las incomodidades ¡ªlos ruidos y la suciedad, la partida de amigos y la conversi¨®n del barrio en un "parque tem¨¢tico para turistas"¡ª a renunciar al sue?o que tanto le cost¨® conseguir: ¡°Sacrifiqu¨¦ 20 a?os, dedicados al ahorro severo (a pan y agua), llegando a tener hasta tres empleos e hipotecas a la vez¡±, cuenta en su casa, entre las plazas de Jacinto Benavente y Tirso de Molina. Pero es cierto, admite, que todo parece empujar en la misma direcci¨®n.
Efectivamente, los precios de compra tambi¨¦n se est¨¢n animando ¡ªsu aumento se puede ver desde el centro hacia los barrios de los alrededores¡ª de la mano de inversores, muchos internacionales, que buscan rentabilidad en estos tiempos de tipos de inter¨¦s bajo. Luego, para ponerlo a producir solo hace falta contactar con una de las empresas de gesti¨®n de alquileres tur¨ªsticos que han proliferado en los ¨²ltimos a?os.
Como Minty Host que, creada en 2015 por cuatro socios (y ¨²nicos trabajadores), ya cuenta con 20 empleados para gestionar 140 pisos en Madrid y otros 30 en Sevilla. ¡°Se est¨¢ demonizando una actividad que est¨¢ creando puestos de trabajo¡±, se queja Guillermo Mart¨ªnez, de 32 a?os, uno de los socios. Frente a los problemas que pueda estar creando el fen¨®meno, como el desplazamiento de poblaci¨®n ¡ª"La ciudad siempre es algo din¨¢mico¡±, dice¡ª, defiende las mejoras que puede traer a los barrios como Lavapi¨¦s y para el mercado tur¨ªstico: ¡°Da la posibilidad de viajar a gente que de otra manera no podr¨ªa permit¨ªrselo¡±. Adem¨¢s, est¨¢ seguro de que el propio mercado se acabar¨¢ regulando solo despu¨¦s de la explosi¨®n inicial. ¡° A muchos de los que est¨¢ probando ahora no les va a salir bien¡±, opina.
"Un problema de las burbujas es que nunca sabes exactamente d¨®nde se terminan¡±, dice el urbanista ?lvaro Ardura. "Se ha aumentado enormemente en muy poco tiempo la capacidad para acoger turistas sin tener realmente las infraestructuras preparadas. Para el planificador, el problema es la saturaci¨®n¡±, a?ade.
As¨ª, mientras en 2017 la Comunidad de Madrid volvi¨® a batir el r¨¦cord de llegada de turistas, con cerca de 12 millones que gastaron un 15,9% m¨¢s que en 2016, y mientras Aena negocia con los controladores amentar un 10% los vuelos en Barajas, muchos no creen que el mercado se vaya a regular solo. Reclaman a las administraciones que lo hagan. Lo piden los vecinos, como la recientemente creada asociaci¨®n Lavapi¨¦s, ?d¨®nde vas?, que exige una moratoria ¡°para pensar qu¨¦ turismo queremos y para frenar las consecuencias m¨¢s acuciantes de la turistizaci¨®n: encarecimiento de vivienda, transformaci¨®n del modelo de ciudad, expulsi¨®n de las vecinas y vecinos¡±. Lo piden los hoteleros, que consideran que los pisos les hacen competencia desleal. Y hasta los administradores de fincas, que dicen que deber¨ªan pagar m¨¢s si por los visitantes hay que limpiar m¨¢s, arreglar las escaleras o pintar m¨¢s a menudo.
Casi todos ellos consideran insuficiente la regulaci¨®n que est¨¢ preparando la Comunidad de Madrid, que permitir¨¢ a las comunidades de vecinos prohibir en sus estatutos el uso tur¨ªstico en sus edificios (algo ya harto complicado para los que los tienen dentro), obliga a estos pisos a obtener un certificado de idoneidad, un seguro de responsabilidad civil y cumplir una serie de requisitos m¨ªnimos, como tener calefacci¨®n o extintores. Adem¨¢s, considera a las plataformas como Airbnb empresas tur¨ªsticas, por lo tanto, susceptibles de ser sancionadas con hasta 300.000 euros por incumplimientos.
El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, prev¨¦ limitar los d¨ªas que se puede alquilar un piso a turistas (entre 60 y 90 d¨ªas, a¨²n est¨¢ por decidir) sin que sus due?os est¨¦n obligados a obtener una licencia urban¨ªstica como establecimiento de uso terciario. ¡°No se puede pedir a una vivienda residencial que se coloque en uso terciario, es una norma de imposible cumplimiento y, por tanto, una prohibici¨®n encubierta que rechazamos totalmente¡±, dice David Tornos, de la Asociaci¨®n de Gestores de Viviendas de uso Tur¨ªstico de la Comunidad de Madrid y la Federaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Tur¨ªsticos (Fevitur). Asegura que esa regulaci¨®n eliminar¨ªa de un plumazo a todos los profesionales de los pisos tur¨ªsticos (que hoy representan la inmensa mayor¨ªa de los que aparecen en Airbnb), pues por debajo de 90 d¨ªas de alquiler el negocio deja de ser rentable. "Estamos a favor de que se regule. Y que se sancione y se cierre a qui¨¦n no cumpla. Pero no de la prohibi¨®n", insiste Tornos.
Si finalmente la regulaci¨®n va en esa direcci¨®n, apunta el soci¨®logo Javier Gil, permitir¨ªa recuperar viviendas para el alquiler a largo plazo y, a la vez, que sigan alquilando a trav¨¦s de Airbnb esa minor¨ªa de particulares que ofrecen su propia casa para completar sus ingresos. ¡°Eso estar¨ªa bien, pero llegar¨ªa tarde¡±, a?ade.
La patronal de los pisos tur¨ªsticos Fevitur asegura en un reciente informe que la influencia de su oferta sobre los precios generales de aquiler se limita al centro de Madrid. Sin embargo, otros an¨¢lisis insisten en colocarlo entre los principales factores de presi¨®n sobre todo el mercado de alquiler. Por ejemplo, los publicados en los ¨²ltmos meses por Sevihabitat, Alfa inmobiliaria y Bankinter. Este ¨²ltmo dice: "La creciente rentabilidad obtenida a trav¨¦s de los pisos tur¨ªsticos alquilados a trav¨¦s de plataformas como Airbnb est¨¢ provocando que los contratos de alquiler de vivienda de largo plazo reflejen notables subidas de rentas".
Un desplazamiento de la poblaci¨®n que probablemente no recojan todav¨ªa las estad¨ªsticas del censo puede tener profundas consecuencias no solo sociales (ahondando la brecha econ¨®mica entre barrios) sino tambi¨¦n en cuanto a los transportes (la movilidad obligaba, para ir al centro a trabajar, hacer gestiones o disfrutar del ocio aumentar¨¢n), las infraestructuras (si los colegios como el de hijos de Sof¨ªa Velasco en ?pera se vac¨ªan, habr¨¢ que hacerlos en otro sitio) o el propio modelo de ciudad. De momento un asomo estad¨ªstico: en la ciudad de Madrid hab¨ªa censados el pasado mes de enero 18.435 establecimientos de servicios de comidas y bebidas, un 28% m¨¢s que en 2013 y la cifra m¨¢s alta al menos de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.
De c¨®mo comprar una casa volvi¨® a parecer buena idea
El soci¨®logo Javier Gil vincula la turistificaci¨®n con una nueva burbuja inmobiliaria que ha empezado por los alquileres. Aunque no sea la ¨²nica causa, s¨ª contribuye a ella y la acelera, explica. El proceso ser¨ªa el siguiente: la nueva ley de arrendamientos urbanos de 2013 quiso facilitar que m¨¢s viviendas se pusieran en alquiler reduciendo la capacidad de los inquilinos para negociar las rentas, pues cada tres a?os el propietario puede fijarla de nuevo a su gusto. Esto facilita el actual aumento de precios, acelerado por los alquileres tur¨ªsticos. Todo ello vuelve a hacer atractiva la opci¨®n de comprar. En muchos casos, de hecho, la cuant¨ªa de la letra de la hipoteca va ser inferior al pago de la renta.
Esta opci¨®n se contiene porque los estrictos requisitos que exigen los bancos despu¨¦s de las malas experiencias del pasado dejan fuera a buena parte de una poblaci¨®n cuyos salarios a¨²n no se han recuperado de la crisis. Aunque, poco a poco, se est¨¢n concediendo m¨¢s hipotecas: en 2017 se constituyeron 52.880, la cifra m¨¢s alta desde 2011, pero lej¨ªsimos de las 164.000 que se firmaron en 2005.
Dentro de Madrid, se puede hacer una clara correlaci¨®n entre el aumento de precios de venta desde 2014 con las zonas de mayor presi¨®n de los pisos tur¨ªsticos, que seguramente tiene que ver con el inter¨¦s de los inversores. De hecho, la explosi¨®n del alquiler ha alcanzado ya a la venta en dos distritos de la ciudad: Centro, donde el metro cuadrado de segunda mano val¨ªa el pasado diciembre 4.599 euros (un 3,2% m¨¢s que en el momento m¨¢s alto de la burbuja inmobiliaria) y Salamanca, con 5.479 euros (un 5,3% m¨¢s).
Muchos expertos descartan la posibilidad de una nueva burbuja y achacan los cambios a la recuperaci¨®n econ¨®mica y a la l¨®gica del aumento de la demanda con escasez de oferta: el n¨²mero de viviendas nuevas sin vender en Madrid es muy bajo y el de viviendas usadas a la venta se ha reducido un 40% en tres a?os, seg¨²n Idealista. Gil asegura que la ¨²nica forma de detener un proceso especulativo es, aparte de poner coto a los pisos tur¨ªsticos, una nueva regulaci¨®n del alquiler que limite precios y devuelva derechos a los inquilinos y un parque de vivienda p¨²blica en alquiler comparable con el de Berl¨ªn: un 30%; en Espa?a es el 2%.
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