En las ra¨ªces de los Madelman
El Museo de Antropolog¨ªa celebra los 50 a?os de estos mu?ecos estudiando en ellos el reflejo de la sociedad
Corr¨ªa el legendario a?o 1968: las revueltas estudiantiles, el verano hippy del amor, la oposici¨®n a la guerra de Vietnam, el asesinato de Martin Luther King, la b¨²squeda de los adoquines bajo la playa¡ y, en Espa?a, la espectacular llegada de los Madelman. En medio de tantas celebraciones del 50? aniversario de aquel a?o m¨¢gico, en el Museo Nacional de Antropolog¨ªa (Alfonso XII, 68) tiene lugar quiz¨¢s la m¨¢s particular, la que recuerda la aventurera existencia de aquellos mu?ecos de 17 cent¨ªmetros a los que no se les pon¨ªa nada por delante. Ya lo dec¨ªa su lema: ¡°Los Madelman lo pueden todo¡±. ¡°Entonces todav¨ªa no ten¨ªamos videojuegos ni smartphones, pero sab¨ªamos divertirnos¡±, dice Jos¨¦ Manuel Cort¨¦s, de 52 a?os, profesor de dise?o gr¨¢fico y coleccionista de Madelman: la muestra se basa en su nutrida colecci¨®n de 600 piezas, de las que se exponen algo as¨ª como la mitad.
?Qu¨¦ pintan estos mu?ecos en un museo de antropolog¨ªa? ¡°Los Madelman, basados en el cine (Mogambo, Las Minas del rey Salom¨®n), las novelas (Verne, Salgari, Stevenson) y los c¨®mics de la ¨¦poca (Haza?as B¨¦licas o El Coyote), son una buena representaci¨®n de lo que era aquella Espa?a, de c¨®mo ¨¦ramos y de c¨®mo hemos evolucionado hasta la actualidad¡±, dice Cort¨¦s. ?Y c¨®mo se ha aficionado usted, a su edad? ¡°En realidad, como le pasa a otros amigos, no es que me haya aficionado, es que nunca los he dejado. Desde los seis a?os¡±.
Entre los Madelman se encontraban soldados, indios y vaqueros, buzos, marineros, exploradores, todos dispuestos a jugarse el todo por el todo. Pero, ante el testoster¨®nico mu?eco, tambi¨¦n hubo Madelman femeninas, a la que se llamaba la compa?era de Madelman (hab¨ªa quien las llamaba Madelmanas oMadelwomans), algo que hoy en d¨ªa resultar¨ªa inadmisible. ¡°Sin embargo¡±, dice Cort¨¦s, ¡°en aquella ¨¦poca pod¨ªa ser hasta un avance: por primera vez se ve¨ªa a una mujer aventurera y no una mu?eca a la que solo se le pod¨ªa cambiar la ropa¡±. De hecho, seg¨²n explica el coleccionista, tampoco estaba bien visto hasta aquel momento que los ni?os jugaran con mu?ecos, sobre todo si, como los Madelman, ten¨ªan ropa de tela. En su serie Safari se mostraba tambi¨¦n una imagen racista y antiecol¨®gica de la presencia europea en ?frica: el explorador blanco con sus porteadores negros, cazando elefantes. Entonces as¨ª era la cosa.
Los Madelman fueron creaci¨®n ¡ªen 1968¡ª de Industrias Pl¨¢sticas Madel, que hab¨ªa adquirido Manufacturas Delgado (de ah¨ª lo de Madel), una empresa que fabricaba objetos de pl¨¢stico, como cubos. La empresa se fund¨® en la madrile?a calle de Tom¨¢s Bret¨®n, por la zona de Delicias, y luego se mud¨® a San Mart¨ªn de la Vega, en pleno desarrollismo franquista, cuando en Espa?a se instauraba a marchas forzadas la sociedad de consumo: el Seat 600, la tele en cada casa, el Madelman para los cr¨ªos. As¨ª, los mu?ecos fueron conociendo diferentes series y etapas (Piratas, Expedici¨®n Polar, Espacial, Oeste Americano, Al Fondo del Mar¡). Algunos representaban profesiones que daban a los peque?os una idea de lo que pod¨ªan ser de mayores. Hasta el a?o 83, cuando desaparecen.
?Por qu¨¦ se acabaron los Madelman? Dentro de la madelmanolog¨ªa no hay consenso: ¡°Hay teor¨ªas que lo achacan a la crisis del petr¨®leo de los a?os setenta que provoc¨® un aumento de precio de los mu?ecos, hasta hacerlos prohibitivos, que llev¨® a pique la empresa¡±, explica el experto, ¡°otros a la llegada de otros mu?ecos como los G. I. Joe (en Espa?a fueron los Geyperman) o el minimalismo centroeuropeo de los clicksde Famobil, con una filosof¨ªa completamente diferente¡±.
Aunque en realidad no se han acabado: existe una tupida red de coleccionistas y aficionados. Muchos entraron en este mundillo con posteriores reediciones, como la que lanz¨® en 2002 Popular de Juguetes (PDJ), donde ya se encontraba el Madelman skater, casco azul de ONU o agente secreto (hoy en d¨ªa tendr¨ªamos Madelman hipster). O la colecci¨®n de mu?ecos y fasc¨ªculos que en 2003 Altaya puso en los quioscos con gran ¨¦xito. Adem¨¢s, aflora entre sus seguidores el arte de la personalizaci¨®n de los mu?ecos (se crean versiones inspiradas en el Imperio Romano, el medievo o el cine). Prueba de la buena salud del sector es la p¨¢gina web de Cort¨¦s (www.bricomadelmania.es), que tiene siete millones de visitas. Al final era cierto: los Madelman lo pueden todo.
A¨²n lo pueden todo. 50 a?os de Madelman. Museo Nacional de Antropolog¨ªa. Alfonso XII, 68. Hasta el 14 de octubre. Gratis.?
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