El catal¨¢n en el patio
?Qu¨¦ aporta el estudio de la Plataforma per la Llengua al conocimiento existente? La respuesta es: no mucho
La publicaci¨®n de un estudio de la Plataforma per la Llengua, seg¨²n el cual solo el 14,6% de las conversaciones en los patios de colegios e institutos de zonas urbanas de Catalu?a son en catal¨¢n, ha causado un cierto revuelo, y acaso resulte oportuno dedicar al caso una reflexi¨®n un poco detenida.
Para empezar hay que recordar que la Plataforma per la Llengua no es una entidad acad¨¦mica o cient¨ªfica neutral sino un grupo de inter¨¦s que ¡ªcomo es natural¡ª imprime su sesgo en todo aquello que emprende, incluidos sus estudios socioling¨¹¨ªsticos. Aunque la Plataforma se presenta a s¨ª misma como la ONG del catal¨¢n, la verdad es que pocas entidades hay en Catalu?a que est¨¦n tan gubernamentalizadas como esta. Solo en el trienio 2016-2018 la Plataforma recibi¨® una subvenci¨®n de 1.860.000 euros de la Generalitat ¡°excluida de concurrencia p¨²blica¡±. Un detalle revelador es que la sede social de la Plataforma est¨¢ en la calle de Sant Honorat, puerta con puerta con el Departamento de Presidencia de la Generalitat.
Con estos credenciales, la Plataforma per la Llengua opt¨® por infiltrarse sin un permiso expl¨ªcito en instalaciones de su m¨¢ximo patrono para calibrar el uso del catal¨¢n en el patio por medio de una ¡°actividad¡±. El estudio no se anda con rodeos: ¡°los centros educativos no han sido informados de toda la realidad de la actividad¡±. Y todav¨ªa tiene la osad¨ªa de a?adir que ¡°en este informe no revelaremos ni el contenido de la actividad ni los centros que han participado¡±. Si este estudio fuese un Trabajo de Final de Grado ¡ªy no digamos ya una tesis doctoral¡ª estas dos afirmaciones bastar¨ªan para descartarlo como trabajo cient¨ªficamente v¨¢lido. Pero incluso suponiendo que violentar la m¨ªnima etiqueta cient¨ªfica se considerase perdonable, la ejecuci¨®n del estudio presenta aspectos bastante dudosos. Por un lado, solo se seleccionaron 15 alumnos de cada centro educativo y no se atendi¨® a variables relevantes como la lengua habitual. Por otro lado, en realidad no se midi¨® su uso oral espont¨¢neo, sino su desempe?o en una ¡°actividad¡± que se desarrollaba en grupos de tres ¡°en un rinc¨®n discreto del patio¡± bajo la direcci¨®n de un profesor y la mirada atenta de un observador que fing¨ªa hablar solo ingl¨¦s.
Admitidos todos estos h¨¢ndicaps, todav¨ªa es posible preguntarse qu¨¦ aporta el estudio de la Plataforma al conocimiento existente. La respuesta: no mucho. En su tesis doctoral de 1996 el reputado socioling¨¹ista Xavier Vila ya descubri¨® que la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica no consigue modificar los patrones de uso ling¨¹¨ªstico vigentes fuera de las aulas, y m¨¢s concretamente lo que ¨¦l llama ¡°norma de subordinaci¨®n catalana¡±, seg¨²n la cual el catal¨¢n se reserva para el uso entre catalanohablantes (o biling¨¹es familiares) mientras que el castellano es la lengua que usan los castellanohablantes entre ellos y la que predomina en las interacciones intergrupales.
?C¨®mo se puede revertir esta norma, ciertamente perjudicial para el futuro del catal¨¢n? M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de la tesis de Vila ya sabemos que la respuesta no es ¡°con m¨¢s inmersi¨®n¡±. En la literatura cient¨ªfica existen indicios de los efectos contraproducentes de la inmersi¨®n. La estrecha vinculaci¨®n del catal¨¢n con la escuela le ha privado de poder transgresor y lo ha alejado del mundo que construyen los j¨®venes castellanohablantes cuando abandonan el sistema educativo. En otra tesis doctoral c¨¦lebre ¡ªla de Joan Pujolar¡ª hay muchas pistas de este fen¨®meno.
Pocos d¨ªas despu¨¦s de la publicaci¨®n de su estudio, la Plataforma se apresur¨® a lanzar una campa?a de donativos ¡°para ayudar a promocionar el catal¨¢n en los patios de escuelas e institutos¡±. El oportunismo es bochornoso, pero a favor de la Plataforma hay que se?alar dos circunstancias. En primer lugar, reconoce que la hiperpresencia del catal¨¢n en las aulas ¡°puede causar que los alumnos relacionen el catal¨¢n con lo m¨¢s formal y que la lengua de relaci¨®n entre iguales sea el castellano¡± (Pujolar), de manera que ¡°las horas lectivas no pueden asumir solas la responsabilidad en la cuesti¨®n del uso social del catal¨¢n entre los alumnos¡± (Vila). En segundo lugar, en ning¨²n momento del informe la Plataforma vincula la reversi¨®n del problema detectado con la consecuci¨®n de un estado propio ni el monoling¨¹ismo oficial al estilo Koin¨¦. Es probable que en el seno de la Plataforma se tenga muy presente el caso de Andorra, donde ¡ªcomo explicaba Maria Mazzoli en el n¨²mero 367 de Kataluna Esperantisto¡ª ¡°la imagen m¨¢s frecuentemente asociada al castellano entre los andorranos es que se trata de la lengua del patio, de la socializaci¨®n en general¡±.
Albert Branchadell es profesor a la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la UAB.
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