Asociaciones vecinales de Madrid denuncian 500 viviendas de uso tur¨ªstico sin licencia
Los vecinos exigen sanciones econ¨®micas "ante la tardanza" de los procesos de cierre de los pisos tur¨ªsticos
El ruido de las obras de Santa Ana 6 no ha cesado en el ¨²ltimo a?o. Los inquilinos del edificio, al igual que los de su anexo en la calle Toledo 77, se est¨¢n viendo forzados a abandonar el edificio por las subidas al alquiler o, directamente, por la no renovaci¨®n de sus contratos. Los que a¨²n permanecen ven c¨®mo los pisos de sus antiguos vecinos se transforman en cuesti¨®n de semanas en viviendas de uso tur¨ªstico, un negocio mucho m¨¢s rentable que el alquiler tradicional y que se ha generalizado en el centro de Madrid, seg¨²n critican las asociaciones de vecinos de Sol, Barrio de Las Letras, Lavapi¨¦s o el Sindicato de Inquilinas.
Estos grupos de vecinos y activistas han presentado este jueves una denuncia en el Ayuntamiento de Madrid contra 503 viviendas de uso tur¨ªstico de la capital por no disponer de la licencia necesaria para ejercer dicha funci¨®n. Como tampoco lo tienen el 95% de los 9.000 pisos de la capital registrados con este fin en Madrid y que no disponen de un acceso independiente como exige el Plan Especial de Hospedaje, formulado por el gobierno de Carmena. En este caso, los pisos denunciados pertenecen a fondos buitre como Ares Management, Azora o Value Base, aunque tambi¨¦n hay propietarios individuales. Destaca Friendly Rentals, del grupo Awaze, l¨ªder en Europa de alquileres vacacionales seg¨²n su propio sitio web. Este grupo, antes llamado Wyndham International, era propiedad del fondo buitre Blackstone hasta que el a?o pasado se lo vendi¨® a otro fondo norteamericano, Platinum Equity.
La denuncia registrada se apoya en la Ley de Suelo de la Comunidad de Madrid, seg¨²n la cual el desarrollo de una actividad sin licencia es incompatible con la ordenaci¨®n urban¨ªstica y supone de una infracci¨®n grave, cuantificada entre 30.001 y 600.000 euros. Adem¨¢s, debido a que los propietarios de las viviendas de uso tur¨ªstico tienen que realizar una declaraci¨®n responsable para su registro manifestando que cuentan con las licencias, podr¨ªan estar cometiendo un delito de aportaci¨®n de documentaci¨®n falsa. Esto ser¨ªa otra sanci¨®n m¨¢s, seg¨²n la Ley de Ordenaci¨®n de Turismo de la Comunidad de Madrid.?
Las asociaciones vecinales ya hab¨ªan pedido cuentas al Ayuntamiento con anterioridad, exigiendo el cierre de los pisos. No obstante, aseguran que dicho proceso es lento y farragoso, se demora durante meses o a?os y sale rentable a los propietarios. Eduardo Guti¨¦rrez, de la asociaci¨®n Bloques en Lucha del barrio Centro, explica que "con esta nueva medida, paralela a los procesos de cierre, esperamos detener este proceso que est¨¢ vaciando los barrios del centro de sus vecinos y est¨¢ destruyendo todo el tejido social que hay en ellos".?
Guti¨¦rrez, con los vecinos afectados coreando de fondo un "No nos damos por vendidos", ha exigido que el Ayuntamiento "aplique la ley, solo la ley, pero con toda la fuerza de la ley", parafraseando al alcalde de Madrid Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, quien con ese lema inici¨® el proceso judicial contra el centro social autogestionado y ocupado La Ingobernable, desalojado este mi¨¦rcoles. "No puede ser que la Administraci¨®n se tome tanta prisa para cerrar un centro social que enriquec¨ªa la vida del barrio y tarden tanto en actuar contra los fondos buitre y grandes propietarios que est¨¢n disparando el precio de los alquileres en Madrid con medidas, como en este caso, ilegales", ha criticado el portavoz.
Desde el ?rea de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento, responsable de las viviendas de uso tur¨ªstico, el Gobierno local asegura que est¨¢ a la espera de que se resuelvan los siete recursos que piden la anulaci¨®n del Plan Especial de Hospedaje del Gobierno anterior. Desde junio hasta octubre, el nuevo gabinete afirma que se han realizado inspecciones en 6.363 viviendas de las que 1.202 se comprob¨® que eran de uso tur¨ªstico. De esas, se ha ordenado el cese efectivo de 358, e incluso, el precinto de 39 pisos en la calle Pr¨ªncipe 15, que posteriormente fue recurrido y suspendido por la Justicia.?
En el caso de Santa Ana 6 y Toledo 77, los inquilinos descubrieron gracias a una solicitud a la Subdirecci¨®n de Turismo c¨®mo el n¨²mero de viviendas de uso tur¨ªstico se cuadruplic¨® en los dos? bloques en apenas cinco meses, hasta cubrir 96 pisos. Esto incluye tambi¨¦n en los que a¨²n permanecen alquilados los inquilinos, pese a que un arrendamiento tradicional no es compatible con el uso terciario del piso.?
"Las consecuencias van m¨¢s all¨¢ de los problemas de convivir con el ruido continuo de las docenas de turistas que descargan los taxis y autobuses cada d¨ªa en el portal", explica Alejandro Campos. Este originario de Medina del Campo lleg¨® al piso hace cuatro a?os y medio con sus dos hijos, ahora de seis y ocho a?os, al edificio de Toledo 77. "Vinimos de fuera y empezamos a construir nuestra vida en la Latina. Ahora este tipo de negocio nos ha echado del barrio", aclara. Cuando el a?o pasado le caduc¨® el contrato, su propietario, uno de los cuatro hermanos due?os de casi todo el edificio, le prorrog¨® su contrato de alquiler, pero con una subida de los 1090 euros a los 1.400, asegura Campos. Al a?o siguiente, cuando la pr¨®rroga expir¨®, no hubo posibilidad de renovaci¨®n. "No les interesa mantener alquileres cuando pueden sacar el triple por Airbnb", afirma. En septiembre se mudaron al barrio de Carabanchel, tras veinte a?os viviendo en la Latina. "Mis hijos siguen yendo al colegio de la Paloma, en nuestro antiguo barrio, y esto es lo m¨¢s cerca que puedo pagar con los precios del alquiler tan altos", lamenta Campos.?
Luisa Montejano ha tenido hasta ahora m¨¢s suerte. Tiene 84 a?os y vive desde los cuatro en el mismo piso de Santa Ana 6. "No recuerdo otro hogar", asegura. En verano, una carta anunci¨® a esta madrile?a octogenaria que ten¨ªa que abandonar el piso en dos meses, pero consigui¨® una pr¨®rroga hasta el pasado octubre. Desde entonces, silencio. En los ochenta a?os que lleva all¨ª los propietarios no le dejaron hacer ni una sola reforma. Su sistema el¨¦ctrico es de los antiguos, la calefacci¨®n funciona mal, las ventanas est¨¢n apa?adas con silicona y su cocina es de carb¨®n. Le sorprende la velocidad con la que han instalado aire acondicionado y cerraduras digitales en los pisos nuevos. Vive sola y el dolor de su rodilla le impide moverse bien. "Me falla la izquierda", dice sonriente, mientras comenta que se niega a alejarse de las amistades que la ven y la ayudan cada d¨ªa, todas en el barrio. Solo tiene una petici¨®n: "Lo ¨²nico que quiero es morirme aqu¨ª".
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