Alimentando ciudades, alimentando Madrid
Importa la salud de los madrile?os y tambi¨¦n la producci¨®n sostenible y responsable de los alimentos que consumimos.
Desde hace d¨¦cadas, los cient¨ªficos estudiamos c¨®mo los alimentos, sus componentes, los patrones de dieta que consumimos y los entornos alimentarios que nos rodean se relacionan con nuestra salud. Por ello, hoy sabemos que una dieta poco saludable es el mayor factor de riesgo para la morbilidad ¡ªobesidad, diabetes, muchos tipos de c¨¢ncer y enfermedades cardiovasculares¡ª y la mortalidad en el mundo. M¨¢s recientemente, investigaciones en el ¨¢mbito de la alimentaci¨®n, la nutrici¨®n y la salud p¨²blica han desarrollado otro concepto, el de sistema alimentario, que incluye todos los elementos y actividades que se relacionan con la producci¨®n, el procesamiento, la distribuci¨®n, la preparaci¨®n y el consumo de alimentos.
Hace un par de a?os, con motivo del d¨ªa mundial de la alimentaci¨®n, particip¨¦ en una reuni¨®n en Bruselas entre cient¨ªficos y decisores pol¨ªticos. All¨ª present¨¦ el trabajo que hemos desarrollado en Madrid sobre entorno alimentario y salud y, en la ronda de preguntas, un productor holand¨¦s me pregunt¨®: ¡°Usted ha estudiado con detalle el entorno alimentario de una ciudad como Madrid, ?podr¨ªa cuantificar cuantos de esos alimentos se han producido de manera sostenible? Mi respuesta entonces fue un claro ¡°no¡±. Dos a?os despu¨¦s, esa cuesti¨®n fundamental sigue sin respuesta para una ciudad tan compleja como Madrid y abordar este tema es cada vez m¨¢s urgente y necesario.
La Comisi¨®n EAT-Lancet reuni¨® a un grupo de expertos en diversas ¨¢reas cient¨ªficas como la salud, la agricultura, las ciencias pol¨ªticas y la sostenibilidad ambiental para tratar el estado actual de la alimentaci¨®n en el mundo y su relaci¨®n con la sostenibilidad; y destac¨® la alimentaci¨®n como la herramienta m¨¢s potente que tenemos para alcanzar dos retos fundamentales, mejorar la salud de la poblaci¨®n y asegurar la sostenibilidad ambiental del planeta.
La producci¨®n mundial de alimentos, en su actual dise?o y funcionamiento, amenaza la estabilidad clim¨¢tica y constituye el mayor impulsor de degradaci¨®n medioambiental. Al mismo tiempo, existe mucha evidencia cient¨ªfica que muestra como una dieta rica en alimentos de origen vegetal y con menos alimentos de origen animal confiere beneficios tanto para la salud como para el medio ambiente. Despu¨¦s de analizar todo ello, la comisi¨®n propuso tres acciones para llevar a cabo en nuestras ciudades y pa¨ªses: un cambio global hacia dietas saludables, mejores pr¨¢cticas en la producci¨®n de alimentos y reducci¨®n de la p¨¦rdida y desperdicio de alimentos.
Nuestros sistemas alimentarios tambi¨¦n deben ser socialmente responsables y proporcionar trabajos bien remunerados y protegidos para quienes producen esos alimentos, quienes los distribuyen y quienes los venden, y acabar con esa realidad en la que la gran mayor¨ªa de estos trabajadores son inmigrantes que tienen contratos precarios o incluso ilegales.
En Madrid tenemos la suerte de tener mucha y buena investigaci¨®n sobre el sistema alimentario de nuestra comunidad y nuestra ciudad, nuestro entorno alimentario urbano, y la dieta de los madrile?os y sus consecuencias sobre su salud, desde los m¨¢s peque?os a los mayores. En el municipio de Madrid vivimos m¨¢s de tres millones y en el ¨¢rea metropolitana m¨¢s de cinco, lo que la hace la m¨¢s poblada de Espa?a y la tercera de la Uni¨®n Europea, por detr¨¢s de las de Par¨ªs y Londres. Y, en su mayor¨ªa, las personas viven en urbes: en Espa?a y en Europa se calcula que lo hace el 80% de la poblaci¨®n.
Estudiar la alimentaci¨®n en las ciudades, en Madrid, es un reto social y cient¨ªfico muy relevante. Por eso, hace poco, publicamos un estudio relacionado con la obesidad infantil, un problema creciente. Los resultados mostraron que el 95% de los centros escolares madrile?os tienen, a menos de 400 metros, establecimientos con alimentos procesados o bebidas azucaradas; que las escuelas de barrios desfavorecidos se ven todav¨ªa m¨¢s afectadas, ya que tienen hasta un 62% m¨¢s de este tipo de establecimientos alrededor que las de los barrios medios; y que la diferencia es todav¨ªa mayor con las escuelas de barrios altos, que tienen un 41% menos de estas tiendas que los medios.
Esa comida, habitualmente envasada y ultraprocesada, es infinitamente m¨¢s barata que las frutas y verduras que componen las dietas saludables recomendadas. As¨ª, abaratar y hacer accesibles alimentos saludables, y ahora sostenibles, es la ¨²nica manera de promover dietas m¨¢s saludables y reducir las desigualdades en salud (como por ejemplo la obesidad infantil) que ya conocemos en Madrid y en Espa?a.
Manuel Franco es profesor de Epidemiolog¨ªa y Salud P¨²blica en la Universidad de Alcal¨¢ y profesor invitado en la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health
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