Nace la primera oficina de empleo para personas trans
El programa, financiado por la Comunidad de Madrid, est¨¢ dedicado a este colectivo, muy afectado por el paro
Tuvo que viajar miles de kil¨®metros para escuchar su nombre. Solo cruzadas las puertas de Europa, Alexia fue, por primera vez, Alexia. Y al o¨ªrlo en boca de otros, comenz¨® a sentir un poderoso aleteo en las entra?as. Como si emergiera por fin la persona que siempre fue, desprendi¨¦ndose de toda la apariencia adoptada previamente para sobrevivir. En Madrid, tan lejos de Camer¨²n, donde la transexualidad est¨¢ tipificada como un delito penado con la c¨¢rcel, Alexia estrenaba la mayor¨ªa de edad y una nueva identidad: aquella que se le agarr¨® muy dentro siendo un ni?o y nunca pudo reivindicar.
Romper con la m¨¢s esencial de las convenciones sociales en ?frica tiene un precio: ¡°Mi familia me ha repudiado, son musulmanes y la religi¨®n proh¨ªbe lo que yo he hecho. Pero es imposible luchar contra los sentimientos. Puedes enterrarlos mucho tiempo, pero siempre terminan aflorando de alg¨²n modo¡±, declara. Un a?o despu¨¦s de su partida, trabaja para una peluquer¨ªa en el coraz¨®n de Malasa?a, a tiempo parcial, pero de forma indefinida. Consigui¨® el empleo gracias a Ambar, el primer programa de inserci¨®n laboral dedicado a las personas trans, impulsado por la Fundaci¨®n 26 de diciembre con financiaci¨®n de la Comunidad de Madrid. El sal¨®n est¨¢ forrado de espejos y luminosos. Un hilo de m¨²sica electr¨®nica parece marcar el ritmo en la zona de lavado. ¡°?Quiere un caf¨¦ o una infusi¨®n?¡±, pregunta a una clienta que espera a ser atendida.
Pedro Bogo, director de Ambar, pone en contacto a los demandantes de empleo con una serie de empresas afines al proyecto, que aseguran entornos laborales libres de discriminaci¨®n. Tambi¨¦n proporcionan formaci¨®n gratuita. Entre las firmas participantes est¨¢ Pantene, que comercializa productos para el cuidado del cabello; Corta Cabeza, una cadena con seis peluquer¨ªas en la capital; Workshop Experience, una escuela de fotograf¨ªa, y El Corte Ingl¨¦s. En seis meses, la iniciativa ha empujado el itinerario profesional de 50 usuarios. Y se han firmado una treintena de contratos de diversa duraci¨®n. Distintos recursos sociales de la regi¨®n ya han comenzado a derivarles casos. ¡°Calculamos que, en la Comunidad de Madrid, ocho de cada diez personas transg¨¦nero est¨¢ en paro. Es una cifra brutal, que las condena a la marginaci¨®n¡±, anota Bogo.
Esa elevada tasa de desempleo tiene un doble efecto, a?ade el pedagogo. Por un lado, aboca a las personas transexuales a la econom¨ªa sumergida. Por otro, las invisibiliza, porque quedan expulsadas de la vida p¨²blica. Consecuencias que Bella Adriniegas, de 23 a?os, ha conocido de cerca. Inici¨® la transformaci¨®n hacia la feminidad en su Colombia natal y tuvo que pedir asilo en nuestro pa¨ªs hace un trienio. Aquel cambio de aspecto la apart¨® del mercado laboral: ¡°Puedes suavizar la voz en la entrevista, ir arreglada y bien vestida, pero el problema llega a la hora de entregar los papeles necesarios. Puede desconcertar mucho que figuren unos datos masculinos. Y te acaban apartando del proceso de selecci¨®n¡±.
¡°Cuando est¨¢s en pleno proceso de aceptaci¨®n, es muy complicado proyectar una imagen de seguridad en ti misma. Te sientes insegura y vulnerable, dos emociones que es aconsejable no mostrar a la hora de buscar un trabajo¡±, cuenta Bella. Mediante Ambar, hall¨® su primer empleo aqu¨ª. Fue como asesora de imagen durante la campa?a de Navidad. Tuvo que vender cosm¨¦tica y manejar una caja. Se sinti¨® desenvuelta y descubri¨® que le agrada atender al p¨²blico. Hasta que no consiga la nacionalidad, Bella no podr¨¢ cambiar el nombre de su N¨²mero de Identidad de Extranjero (NIE). Pero por una vez, esto no import¨® en la empresa que la acog¨ªa.
Algunas personas trans utilizan la vestimenta, el comportamiento y la gestualidad para vivir seg¨²n su g¨¦nero sentido. Otras, adem¨¢s, toman hormonas o incluso pueden someterse a una cirug¨ªa que transforme su cuerpo. En la regi¨®n no existe un recuento oficial, pero las cifras del Programa Madrile?o de Informaci¨®n y Atenci¨®n LGTBI pueden servir de orientaci¨®n: por all¨ª pasaron el a?o pasado 3.000 personas trans. Adem¨¢s, una de cada cinco peticiones recogidas por dicha oficina tiene que ver con dudas sobre la asistencia sanitaria a este colectivo. La ley de identidad y g¨¦nero aprobada en la Asamblea de Madrid en 2016 reconoce que se trata de ciudadanos socialmente vulnerables. Pero solo ahora comienzan a implementarse planes que garanticen su derecho al empleo, como el desarrollado por la Fundaci¨®n 26 de diciembre.
¡°Vamos ganando en reconocimiento social¡±, asegura Susana Fern¨¢ndez, de 53 a?os. Ella vivi¨® una ¨¦poca que vinculaba a conciencia transexualidad y hampa. Trabaj¨® dos d¨¦cadas en el sector financiero, donde por miedo al despido nunca pudo confesar que se sent¨ªa una mujer de los pies a la cabeza. La prejubilaci¨®n y una enfermedad hicieron que se atreviera a revelar aquel secreto. Vaci¨® el armario entero y lo llen¨® de nuevo con vestidos y blusas. ¡°Ambar me ha dado la posibilidad de reciclarme laboralmente, form¨¢ndome en ¨¢mbitos desconocidos para m¨ª. Quiero aprovechar este nuevo comienzo para quererme m¨¢s y mejor¡±, declara. Su nueva traza ha despertado, por sorpresa, comprensi¨®n entre los suyos. Y ahora espera que los vendavales pol¨ªticos no borren esa tolerancia del mapa de Madrid.
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