Cuando la liga se juega en la bolera
Seis equipos compiten en la divisi¨®n de honor femenina de 'bowling'
Ha empezado la liga y esta moza madrile?a se dirige a Chamart¨ªn. Ligas hay muchas no solo de f¨²tbol vive el deporte. Y con Chamart¨ªn, no hablo del cruce entre la calle de Concha Espina y La Castellana donde se sit¨²a el Bernab¨¦u. Voy a la estaci¨®n de tren, en concreto al piso de arriba, donde est¨¢ una de las boleras con m¨¢s solera de la ciudad, desde 1979, como indica el gran r¨®tulo que te recibe.
Pocos madrile?os, y con madrile?os me refiero a la acepci¨®n m¨¢s amplia y verdadera de la palabra: los que han pasado o pasan alguna temporada de su vida en esta ciudad, no han pisado o al menos han o¨ªdo hablar de la bolera de Chamart¨ªn. Pues bien, no solo es un lugar de ocio, tambi¨¦n lo es deportivo. All¨ª se celebr¨® el pasado fin de semana la primera jornada de la 34? liga de la divisi¨®n de honor femenina de bolos. M¨¢s bien de bowling. ?Por qu¨¦ en ingl¨¦s? Porque es la modalidad a la que juegan, los t¨ªpicos bolos americanos que se ven en las pel¨ªculas: 10 bolos (o palos o pines, usando la jerga de las jugadoras) que se disponen al final de la pista en forma de tri¨¢ngulo y que hay que derribar deslizando la bola. ?Los bolos de toda la vida? Pues no, porque en Espa?a hay muchas modalidades aut¨®ctonas: bolo palma, bolo leon¨¦s, bolo celta¡ De toda la vida.
Son casi las 11 de la ma?ana del domingo y las jugadoras de los seis equipos est¨¢n ya en sus pistas. Calientan, estiran brazos, hombros, espalda, rodillas¡ Dan vueltas con una cucharilla al caf¨¦, beben zumo de esas botellas de litro que se rellenan con las naranjas exprimidas directamente en el supermercado. Hablan unas con otras, son viejas conocidas, solo por las camisetas se distingue que pertenecen a distintos equipos: Ilicitano (Elche, Alicante), Fusi¨®n B. T. (Valdepe?as, Ciudad Real), Capital Bowling (Madrid), Torrej¨®n (Madrid), Levante (Valencia) y Vaguada (Madrid). Listas para empezar. ¡°Estamos en pr¨¢ctica¡±, dice la megafon¨ªa.
Comienza el t¨ªpico sonido de bolera, con el ruido de las bolas desliz¨¢ndose por las enceradas pistas y el estruendo final de un strike, otro, otro¡ (pleno tras pleno). Lo que para cualquiera que pase un rato jugando a los bolos es un motivo de celebraci¨®n, para estas jugadoras es la normalidad. S¨ª, chocan las manos de vez en cuando, pero fundamentalmente se lamentan cuando no lo consiguen. ¡°Pr¨¢ctica concluida¡±. Paran, solo ha sido el entrenamiento. En las pantallas donde se ir¨¢ indicando la puntuaci¨®n de cada una, la cuenta atr¨¢s que marca los segundos que quedan para que empiecen las partidas. Algunos televisores funcionaran como marcadores, en otros se puede ver la programaci¨®n de un domingo por la ma?ana: Peppa Pig, la misa de La 2, un anuncio de Supervivientes, el pr¨®ximo reality de Telecinco¡
2, 1, ?cero! Hagan juego, se?oras. Cada equipo, formado por 4 jugadoras titulares, juega contra los otros cinco. Es un todas contra todas en cada una de las tres jornadas que conforman la liga: la del pasado fin de semana; la del pr¨®ximo mes que se celebrar¨¢ tambi¨¦n en Madrid, en la bolera del centro comercial Tres Aguas (Alcorc¨®n), y la ¨²ltima, en mayo en Torrevieja (Alicante).
El com¨²n de los mortales, o sea, yo y quienes hemos ido alguna vez a pasar el rato a la bolera comprende bastante poco de lo que ocurre en las pistas. S¨ª, las bolas tiran los bolos y eso sube al marcador, pero ?por qu¨¦ una jugadora lanza en una pista y luego en la de al lado? ?C¨®mo se suman los puntos? ?Qui¨¦n va ganando? Misi¨®n complicada y sin libro de instrucciones. Lo bueno es que cualquier jugadora est¨¢ dispuesta a explicar entre lanzamiento y lanzamiento, porque p¨²blico al que consultarle no hay. Ellas reconocen que el enrevesado sistema de conteo es uno de los factores que hace este deporte poco atractivo. Los espectadores se pierden. Se sorprenden de que haya alguien vi¨¦ndolas. Aqu¨ª, la que sigue a la gente pa¡¯to de Madrid. ¡°Y nosotras pensando que eras el dopaje¡±, bromean.
Y all¨ª est¨¢n perfiles de lo m¨¢s variopinto: Ingrid Juli¨¢, jugadora del Fusi¨®n de 53 a?os, pod¨®loga, campeona de Espa?a de nataci¨®n en 1983 y una de las mejores del bowling actualmente o Milagros Albert, del Levante. Lleva medio siglo jugando a los bolos, tiene 77 a?os y no piensa parar. Ha sido 33 veces internacional. O la s¨¦ptima en el ranking mundial de 2019, la rusa de 20 a?os Maria Koshel, jugadora del Fusi¨®n y de la selecci¨®n de su pa¨ªs, ella s¨ª que ha conseguido patrocinadores. Es un deporte muy caro: cada bola, hecha a medida, cuesta entre 150 y 300 euros. Lo ideal es cambiarlas cada temporada y algunas llevan seis. Los zapatos, con suelas y tacones intercambiables, doscientos y pico euros. Los viajes, las pistas, los alojamientos¡ Pasi¨®n, habilidad, destreza, precisi¨®n, punter¨ªa y euros, hacen falta para practicar bowling. ?Vivir de ello? En Espa?a, imposible.
Acaba la jornada. Ilicitano queda primero, con 41 puntos, 10 menos tiene el segundo clasificado, Fusi¨®n. Las de Elche son las ganadoras de la liga del a?o pasado y escuchando a todos los equipos, si estuviera a favor de las apuestas, yo apostar¨ªa por que tambi¨¦n ser¨¢n las campeonas de este a?o. Y hablar de las de Elche es un decir, porque a pesar del buen rollo que se respira, muchas de sus contrincantes tuercen el gesto: es un equipo que tiene dinero, que trae jugadoras de fuera, pero ninguna est¨¢ en la selecci¨®n espa?ola. El dinero tambi¨¦n juega en la liga de bowling.
Poco a poco, la bolera se va llenando de familias que van a tomar el aperitivo mientras juegan. El zumo de naranja y el caf¨¦ dejan paso a la cerveza y las patatas fritas. Cada bolo tirado se celebra como si fuese el gol de Iniesta que dio el mundial de f¨²tbol a Espa?a y al juego se une la m¨²sica de bolera. Todo vuelve a la pachanga.
Cifras y letras
LA FRASE:
"Hacen falta jugadoras para animar el bowling", Ingrid Juli¨¢.
EN N?MEROS:
2019 termin¨® con 427 licencias en la Federaci¨®n Madrile?a de Bolos. Comparadas con las m¨¢s de 110.000 de la Federaci¨®n de F¨²tbol de Madrid se comprueba lo minoritario del bowling.
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