Arturo Fontaine: ¡°Los chilenos hoy est¨¢n dispuestos a sacrificar libertades con tal de tener orden¡±
El escritor chileno habla sobre el devenir de su pa¨ªs tras el estallido de 2019, de la reciente muerte de su amigo, Jorge Edwards, y de la transformaci¨®n de Boric: ¡°Ha transitado de la izquierda radical hacia la socialdemocracia¡±
El escritor Arturo Fontaine (70 a?os, Santiago de Chile) tiene una mirada privilegiada sobre la vida p¨²blica chilena. Hace clases en la Facultad de Filosof¨ªa de la Universidad de Chile ¨Cuno de los mayores bastiones de la izquierda estudiantil de la principal universidad del pa¨ªs¨C, y en la Facultad de Artes Liberales de Universidad Adolfo Ib¨¢?ez, una prestigiosa instituci¨®n privada. Por a?os dirigi¨® el Centro de Estudios P¨²blicos (CEP), uno de los centros de pensamiento liberal de mayor influencia. Adem¨¢s, observa Chile desde el punto de vista intelectual y cultural, porque el autor de O¨ªr su voz ha sido una de las voces importantes de la narrativa chilena desde los a?os 90.
En esta conversaci¨®n con EL PA?S, en la biblioteca de su departamento del municipio de Vitacura, Fontaine se declara entusiasmado con los libros electr¨®nicos, con el taller sobre Dostoievski que dicta a los estudiantes de filosof¨ªa, con la cuarta novela que escribe y con la gaseosa con az¨²car, que nunca ha logrado reemplazar por otras menos azucaradas. Pero el escritor est¨¢ triste: hace pocos d¨ªas muri¨® su amigo Jorge Edwards, Premio Cervantes 1999, con el que lo un¨ªa un lazo fuerte. La familia Edwards le pidi¨® que el pasado lunes hablara en la misa que se realiz¨® en Santiago de Chile en su memoria, donde Fontaine ley¨® un texto muy emotivo, pero a la vez sumamente gracioso, que ha sido publicado por EL PA?S.
Pregunta. La muerte de Edwards a usted lo sacudi¨®¡
Respuesta. Me sacudi¨® mucho m¨¢s de lo que yo esperaba, pese a ser una persona ya de 91 a?os, con una vida tan larga, aventurera y lograda. Era una muerte esperada, completamente. Y, sin embargo, me golpe¨® much¨ªsimo. La sensaci¨®n de esta personalidad que desaparece de repente¡?ramos muy amigos. Y Jorge era m¨¢s importante en el ambiente cultural de Chile de lo que uno se daba cuenta.
P. ?Qu¨¦ lugar ocupaba en el ambiente cultural chileno?
R. Jorge, por su manera de ser, no hablaba nada de sus libros, casi. Se hac¨ªa valer por su humor, simpat¨ªa, don de gente, por sus an¨¦cdotas. Nunca intent¨® poner por delante su literatura. Y mucha gente como que se quedaba con esa personalidad y tend¨ªa a pensar que los libros eran un agregado. Pero la verdad es que no: sus libros son grandes libros. Y en el ambiente cultural chileno, era un nexo entre generaciones y personas muy diversas, de diferentes edades, corrientes pol¨ªticas y mundos. Era muy integrado socialmente, pero a la vez ten¨ªa una cierta capacidad de distancia. Ese ojo es el que nutre su literatura: esa leve distancia. Releer sus libros ahora es muy interesante.
P. ?Ha rele¨ªdo parte de su obra en estos d¨ªas?
R. He rele¨ªdo Persona non grata (1973) y he encontrado cosas que no hab¨ªa visto. Lo que yo hab¨ªa visto era lo que sabemos: el choque entre la revoluci¨®n cubana y los intelectuales y escritores disidentes pro revoluci¨®n, pero con cr¨ªticas, y la dificultad para aceptarlo. Pero lo que no hab¨ªa visto son las reflexiones que hace Jorge sobre d¨®nde est¨¢ el apoyo ¨²ltimo a la revoluci¨®n cubana, cu¨¢l es la ra¨ªz casi inconsciente que mueve a la revoluci¨®n. El apoyo no est¨¢ solo en la ideolog¨ªa marxista.
P. ?Y c¨®mo se explica, entonces?
R. Lo que Jorge cree es que se trata de una reacci¨®n contra el estilo de vida norteamericano. Es un repudio al capitalismo, sobre todo al norteamericano. Entonces, esa es la verdadera ra¨ªz. Y si eso es as¨ª, es una reacci¨®n nacionalista, de defensa de lo propio frente a la invasi¨®n de lo for¨¢neo. Estados Unidos est¨¢ constantemente produciendo no solo productos que invaden el mundo, sino modos de vida. Lo que sostiene la revoluci¨®n cubana, por lo tanto, es una forma de nacionalismo, de defensa de lo propio ante esta invasi¨®n de lo ajeno. Y como todo nacionalismo, tiene una veta nost¨¢lgica y melanc¨®lica. Persona non grata me ha hecho pensar en el libro de Carlos Gran¨¦s...
P. Delirio americano. ?Y por qu¨¦ hace el enlace?
R. Porque el libro de Gran¨¦s tiene un poco esta misma idea: que los intelectuales latinoamericanos han tenido, en el fondo, una veta nacionalista. Y el marxismo de muchos de ellos ha sido m¨¢s bien una m¨¢scara del nacionalismo o una forma de racionalizar impulsos nacionalistas. Persona non grata tiene muchos anticipos de lo que ser¨ªa el drama chileno. Hay que pensar que Jorge no solo tom¨® esta posici¨®n sobre Cuba, sino que tambi¨¦n tuvo una posici¨®n muy cr¨ªtica frente a la dictadura de Augusto Pinochet. Presidi¨® a su regreso a Chile en 1978 un comit¨¦ de defensa de la libertad de expresi¨®n y jug¨® un papel importante, nuevamente como disidente.
P. ?En qu¨¦ medida ese nacionalismo latinoamericano sigue vigente?
R. Es lo impresionante: uno pensar¨ªa que, despu¨¦s del drama del fascismo, el nacionalismo estaba muerto. Y no, renace. Es una hidra de siete cabezas que cada vez que le cortan una, salen dos. El nacionalismo latinoamericano renace bajo otras m¨¢scaras. Por supuesto que hay intelectuales marxistas puros en Latinoam¨¦rica y muy importantes, pero si pensamos que en buena parte del marxismo latinoamericano real hay una veta nacionalista, yo creo que el nacionalismo toma otras caras, en ciertos lugares. Por ejemplo, el etnonacionalismo que estamos viendo: la b¨²squeda en algunos pueblos originales de lo que Mario Vargas Llosa llam¨® la utop¨ªa arcaica. Una especie de mundo perdido que se podr¨ªa reconquistar. Y esa es tambi¨¦n una reacci¨®n nacionalista. El libro de Gran¨¦s, en ese sentido, es luminoso. Y Persona non grata, lo anticipa.
P. ?Lleg¨® a hablar con Edwards del Chile del estallido social de 2019 y de lo que ocurri¨® despu¨¦s?
R. S¨ª. Estaba un poco cr¨ªtico. Como era ¨¦l, un hombre muy pragm¨¢tico. Le gust¨® muy poco el estallido. Tuvo una visi¨®n negativa sobre el camino que se estaba tomando. Estaba inquieto con el futuro de Chile. Y vio temprano que se iba a producir el triunfo del rechazo de la propuesta de nueva Constituci¨®n, en el plebiscito de 2022.
P. Y usted, ?c¨®mo ve a Chile hoy?
R. El rechazo a la propuesta de nueva Constituci¨®n en agosto pasado y luego lo que indican las prioridades de la poblaci¨®n muestran que ha habido un cambio importante que obliga a reinterpretar lo que fue la revuelta de 2019.
P. ?Y qu¨¦ fue lo que pas¨® en ese octubre?
R. La mejor interpretaci¨®n fue la que est¨¢ en un libro de Rodrigo Karmy, El porvenir se hereda, donde sostiene que la revuelta fue una asonada de violencia redentora que no instaura, sino que revoca. O sea, es una revuelta de car¨¢cter revocatorio contra el status quo, pero sin una propuesta. Fue una lectura muy exacta de lo que pas¨® ah¨ª. Y la quema, en ese sentido, era muy simb¨®lica del estado de ¨¢nimo de la gente que estaba en la calle. Una encuesta de los estudiantes de Sociolog¨ªa de la Universidad de Chile en la zona cero de las protestas mostr¨® que el 42% de los que estaban all¨ª ten¨ªa educaci¨®n superior completa. Y un 10,4%, sobre ellos, ten¨ªa posgrados completos. Entonces, la revuelta chilena fue un movimiento de j¨®venes profesionales muy radicalizados que estaban en un estado de ¨¢nimo derogatorio. No era un proyecto revolucionario que se haya querido instaurar por la violencia, sino un malestar por un pa¨ªs muy distinto al que vivieron sus padres. A los menores de 40 a?os les ha tocado un pa¨ªs que hace 10 a?os est¨¢ estancado econ¨®micamente.
P. ?Qu¨¦ ocurri¨® luego con todo eso, cuando se rechaza una propuesta de Constituci¨®n muy transformadora?
R. Estos eran grupos radicales que no creo que hayan cambiado mucho su visi¨®n. Pero lo que s¨ª ha cambiado completamente ha sido el respaldo de la poblaci¨®n, que en un comienzo tom¨® una posici¨®n muy tolerante frente a la violencia. Pero hoy el pa¨ªs es otro. La violencia que se desat¨® a partir del estallido del 2019 y que produjo otras formas de violencia, oper¨® como una vacuna contra la violencia en la gran mayor¨ªa de los chilenos. Hoy hay un repudio a la violencia en la zona mapuche, a la violencia narco, a la violencia com¨²n y a la violencia pol¨ªtica. Y existe una gran demanda porque el Gobierno act¨²e. El pa¨ªs gir¨® y el Gobierno de Gabriel Boric lo ve. Aunque hay riesgos.
P. ?C¨®mo cu¨¢les?
R. El riesgo es que esto produzca un movimiento futuro hacia a alg¨²n caudillo autoritario que pueda ser elegido legal y democr¨¢ticamente y que establezca una autocracia tipo Bukele en El Salvador u Orb¨¢n en Hungr¨ªa. Es un fantasma que est¨¢ ah¨ª. Hoy en d¨ªa, la prioridad que tiene el orden es alt¨ªsima y los chilenos est¨¢n dispuestos a sacrificar libertades con tal de tener orden. Y en Chile estamos en ese peligro. Temas de fondo, como las pensiones, han quedado en un segundo plano.
P. ?C¨®mo ve a la nueva generaci¨®n de izquierda que lleg¨® con Boric al poder?
R. Estos j¨®venes radicalizados que pol¨ªticamente se han expresado a trav¨¦s del Frente Amplio, el equivalente chileno de Podemos, est¨¢n en un proceso de mutaci¨®n, revisi¨®n y dudas. La visi¨®n de Ernesto Laclau, de que la pol¨ªtica se construye a trav¨¦s de la movilizaci¨®n popular, a trav¨¦s de una ret¨®rica populista, sirve para ganar elecciones. Pero para gobernar necesitas lo contrario, llegar a acuerdos. No enemigos, sino adversarios. Y el Gobierno de Boric est¨¢ en eso.
P. ?Tambi¨¦n el presidente est¨¢ en un proceso de mutaci¨®n?
R. Boric es un animal pol¨ªtico. ?l gan¨® elecciones imposibles de ganar, pero ha tenido una gran derrota: la del plebiscito constitucional. Eso lo golpe¨® mucho y ha tenido un proceso de evoluci¨®n, en el que se ha dado cuenta de que tiene que gobernar construyendo acuerdos. Y eso supone dejar en la biblioteca a Laclau e ir a otros esp¨ªritus. Boric ha transitado de la izquierda radical hacia la socialdemocracia.
P. ?Qu¨¦ fue lo que muri¨® en el actual Gobierno chileno tras la derrota de la nueva Constituci¨®n?
R. Se debilit¨® el ala radical y la idea de un proyecto derogatorio que pretend¨ªa echar abajo todo, sin tener muy clara la sustituci¨®n. Eso fue lo que perdi¨®.
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