El dolor de una paternidad no reconocida
Jos¨¦ Sulantay falleci¨® a los 83 a?os con dos frustraciones confesas: no haber sido convocado al Mundial de 1962 y que no le permitieran continuar a cargo de la ¡®Generaci¨®n dorada¡¯, que cay¨® en manos de Marcelo Bielsa
A Jos¨¦ Sulantay siempre le pen¨® no jugar el Mundial de 1962. Tras defender a la selecci¨®n chilena en el Sudamericano del 58, fue actor constante del proceso previo que conduc¨ªa Fernando Riera, pero no apareci¨® en la n¨®mina final. Le hab¨ªa pesado, dijo, ser provinciano y no tener la vitrina de un equipo grande.
Sulantay naci¨® en Coquimbo en 1940, pero fue capaz de jugar y dirigir en los dos equipos rivales de la zona. Sus mejores campa?as, de hecho, las hizo con Deportes La Serena, destacando como un extremo derecho veloz y goleador. Antes del Mundial militaba en O¡¯Higgins de Rancagua, y despu¨¦s se fue a probar suerte a Honduras y Guatemala.
Su condici¨®n de provinciano siempre lo condicion¨®. Siendo entrenador fue campe¨®n con Cobreloa en 1992 ¨Csuperando al Colo Colo de Mirko Jozic que reci¨¦n hab¨ªa ganado la Libertadores¨C, llev¨® a Coquimbo a la Copa Libertadores y gan¨® un t¨ªtulo de la Primera B con La Serena.
Cuando Juvenal Olmos lo invit¨® a hacerse cargo de la selecci¨®n sub 20 en el 2004, emprendi¨® un recorrido por todo el pa¨ªs para seleccionar a los mejores jugadores, rompiendo el c¨ªrculo de los clubes grandes de la capital. Logr¨® as¨ª una hist¨®rica doble clasificaci¨®n a las Copas del Mundo de Holanda y Canad¨¢. En esta ¨²ltima, el 2007, debi¨® enfrentarse con Nelson Acosta, quien quer¨ªa llevarse a Arturo Vidal y Alexis S¨¢nchez a la Copa Am¨¦rica de Venezuela. El tercer lugar obtenido por la incipiente Generaci¨®n dorada en aquel mundial contrast¨® con la eliminaci¨®n plagada de pol¨¦micas e indisciplinas que cerr¨® el c¨ªrculo de Acosta en La Roja.
Fue tambi¨¦n la indisciplina de un grupo indomable lo que impidi¨® la llegada de Sulantay a la selecci¨®n mayor. Jugando en semifinales ante la Argentina de Tocalli ¨Cque ten¨ªa al Kun Ag¨¹ero, Sergio Romero y Angel Di Mar¨ªa como figuras m¨¢s notorias¨C sus jugadores se trenzaron en una batalla campal con la polic¨ªa canadiense, quien reprimi¨® con gases lacrim¨®genos y golpes de luma el intento de los juveniles chilenos por saltarse el protocolo post partido en la salida del estadio. Fue tan feroz la gresca tras la derrota que los privaba de la final del certamen que Harold Mayne-Nicholls opt¨® por contratar a Marcelo Bielsa para domar el car¨¢cter explosivo de las futuras estrellas del f¨²tbol chileno.
Otra vez Sulantay resinti¨® el golpe. No s¨®lo porque Vidal, Alexis, Gary Medel, Mauricio Isla, Carlos Carmona, Marcelo D¨ªaz, Gonzalo Jara y Jos¨¦ Pedro Fuenzalida hab¨ªan sido parte de su trabajo, sino porque estim¨® que era su oportunidad para conducir un proceso con nombres privilegiados, que clasificar¨ªan a dos mundiales adultos y vencer¨ªan en dos Copas Am¨¦rica.
El Negro, abrumado por el desaire, dirigi¨® sin suerte a Iquique y Coquimbo para luego retirarse del f¨²tbol. Mientras Chile sumaba ¨¦xitos en la cancha, intent¨® vanamente convertirse en alcalde de Coquimbo en las elecciones del 2012 representando a la UDI, un partido de la derecha tradicional. Su car¨¢cter sonriente y gentil se fue tornando m¨¢s agrio y su reacci¨®n ante los ¨¦xitos de su generaci¨®n cada vez m¨¢s hostil.
Queda como herencia un estilo cercano para ver el f¨²tbol, una defensa a ultranza de los t¨¦cnicos chilenos para conducir procesos de selecci¨®n y una visi¨®n pol¨ªtica que traspas¨® a su hijo Marco Antonio, actual diputado por la regi¨®n de Coquimbo. A Sulantay lo acompa?aron, desde entonces, sus camisas negras, sus chaquetas de cuero y una visi¨®n ¨¢spera de lo que consider¨® siempre la ingratitud del medio y la falta de reconocimiento por su labor.
Porque por m¨¢s que la pol¨¦mica por la paternidad de la Generaci¨®n dorada sea un tema inacabable de debate, el Negro Jos¨¦ se fue pensando que no era un tema que siquiera ameritara una discusi¨®n.
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