Chile mide sus polarizaciones: radiograf¨ªa de sus grandes diferencias y consensos
Amplias brechas de percepci¨®n entre izquierdas y derechas, disparidad de visi¨®n entre j¨®venes y mayores, y m¨¢s disposici¨®n al di¨¢logo entre personas de ingresos medios identificadas con el centro pol¨ªtico, son parte de los hallazgos de la investigaci¨®n realizada por 3xi y Criteria
?Cu¨¢n divididos est¨¢n los chilenos? ?Cu¨¢ntas de las ideas que se tienen del otro est¨¢n alejadas de la realidad? ?Cu¨¢nta disposici¨®n a dialogar existe entre personas diferentes? Son algunas de las preguntas que intenta develar el sondeo de polarizaciones realizado por 3xi, una organizaci¨®n que promueve encuentros entre personas de diferentes mundos en torno a los principales problemas de Chile, y la consultora de opini¨®n Criteria. El estudio busca ser un insumo para encontrar narrativas comunes que permitan ir descubriendo cu¨¢les son los temas que m¨¢s dividen y unen a la sociedad chilena y cu¨¢nta disposici¨®n al di¨¢logo existe en un pa¨ªs que, al menos en el territorio pol¨ªtico, no logra alcanzar acuerdos.
Las primeras conclusiones muestran que, a diferencia de lo que podr¨ªa pensarse, la polarizaci¨®n no solo se da en el terreno pol¨ªtico, es decir, entre derechas e izquierdas, sino tambi¨¦n en la dimensi¨®n social. Para determinar eso, la investigaci¨®n explor¨® en diferentes clivajes que tradicionalmente se dan en la sociedad: hombres/mujeres; altos ingresos y bajos ingresos; de Santiago (la capital de Chile) o de regiones; inmigrantes/chilenos y personas mayores/j¨®venes. Seg¨²n los resultados, es en estos dos ¨²ltimos bloques donde los grados de polarizaci¨®n existentes son m¨¢s fuertes.
Otro de los hallazgos fue que, en general, los segmentos sociales que muestran m¨¢s disposici¨®n al di¨¢logo tienden a ser aquellos que, por su posici¨®n bisagra, est¨¢n m¨¢s acostumbrados a convivir con otros distintos. ¡°Los casos m¨¢s claros son los grupos de ingresos medios y las personas que se ubican en el centro pol¨ªtico¡¯¡±, explica Camilo Herrera, director ejecutivo de 3xi.
Pero tambi¨¦n hubo descubrimientos respecto al grado de conexi¨®n de un bloque de pensamiento con el otro. Las izquierdas, por ejemplo, tienden a sobreestimar las ideas de las derechas en Chile, es decir, creen que su pensamiento es m¨¢s radical de lo que realmente es, mientras que el fen¨®meno ocurre de manera inversa en las derechas: se inclinan a ubicar las posiciones de izquierda m¨¢s al centro de donde est¨¢n realmente.
Es un resultado que podr¨ªa indicar que las derechas est¨¢n m¨¢s disponibles para encontrar posiciones de consenso pero, seg¨²n los investigadores, lo que tambi¨¦n refleja es desconocimiento y lejan¨ªa. ¡°Algunos grupos pueden estar viviendo un fen¨®meno de encastillamiento cuando no alcanzan a dimensionar el arraigo que tienen algunas ideas en la otra parte de la sociedad. Es una especie de ceguera que impide estimar algunas tendencias de opini¨®n y que probablemente est¨¢ ligada con que muchas veces vivimos en burbujas y nos relacionamos solo con quienes piensan como uno¡±, explica Herrera.
La investigaci¨®n comenz¨® a fraguarse hace ocho meses. 3xi contact¨® a Criteria y juntos idearon una metodolog¨ªa que trabajaron con la ayuda de More in Common, una entidad internacional que, a trav¨¦s de la investigaci¨®n, busca contribuir a crear sociedades con mayor cohesi¨®n social y menos vulnerables a las amenazas de la polarizaci¨®n y la divisi¨®n social.
En total fueron encuestadas 3.000 personas de todo Chile, a quienes se les presentaron 35 frases relacionadas con temas del debate p¨²blico que generan fricciones. De ellas, 18 correspondieron a temas pol¨ªticos, con los cuales se midi¨® la polarizaci¨®n existente entre personas de izquierda y de derecha y 17 sobre temas sociales las que fueron aplicadas a diferentes grupos. Luego se les dividi¨® por categor¨ªas (de derecha o de izquierdas, hombres o mujeres, etc) y se midi¨® cu¨¢ntas de ellas estaban de acuerdo o en desacuerdo con las afirmaciones planteadas en una escala de 1 a 100. De esta manera, la diferencia entre un polo y otro fue determinando los grados de polarizaci¨®n entre ambos bloques.
Por ejemplo, se pregunta a las personas identificadas con izquierdas y derechas, qu¨¦ tan de acuerdo est¨¢n con la afirmaci¨®n El gobierno militar no prioriz¨® los derechos humanos, pero lo importante es que hubo orden y desarrollo econ¨®mico. Un 16% de las primeras se muestra de acuerdo con la frase, versus un 70% de las segundas, lo que arroja 53 puntos de polarizaci¨®n, considerado como un debate en el que existe cero conexi¨®n. Sin embargo, al preguntar por temas migratorios, se observa un mucho mayor consenso. Frente a la afirmaci¨®n Se deben eliminar las restricciones de ingreso de inmigrantes al pa¨ªs, el 26% de las personas de izquierda est¨¢ de acuerdo y un 30% de las derechas, es decir, los puntos de divergencia entre ambos son solo 4.
En las polarizaciones sociales, en tanto, se observa una brecha alta entre j¨®venes (18 a 30 a?os) y personas mayores (sobre 60 a?os). Frente a la frase Las generaciones mayores no entienden los desaf¨ªos que la sociedad debe enfrentar hoy en d¨ªa, un 68% de los j¨®venes se muestra de acuerdo, frente a 18% de las personas mayores. Lo mismo ocurre entre chilenos e inmigrantes, quienes responden con una diferencia de 44 puntos de polarizaci¨®n a la afirmaci¨®n Los migrantes son un aporte importante al desarrollo econ¨®mico y social del pa¨ªs.
Parte de estos resultados fueron presentados esta ma?ana en la sede del exCongreso Nacional en Santiago por la ministra del Interior del gobierno de izquierdas de Chile, Carolina Toh¨¢ y la alcaldesa de Providencia y excandidata presidencial de las derechas chilenas, Evelyn Matthei, las figuras pol¨ªticas femeninas mejor evaluadas en Chile, seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Centro de Estudios P¨²blicos (CEP).
¡°Respecto del pasado claramente estamos polarizados, respecto del estallido social, creo que tambi¨¦n. Sin embargo, en materia de educaci¨®n, de salud, de la econom¨ªa hay menos diferencias. Lo m¨¢s importante es entender qu¨¦ es lo que prefieren los distintos sectores pol¨ªticos, luego debe venir la conversaci¨®n de por qu¨¦ opinan de una manera u otra, cu¨¢les son las ventajas o los peligros que ven en cada posici¨®n y c¨®mo se pueden morigerar los problemas y aprovechar las ventajas, llegando a consensos. Creo, adem¨¢s, que el ejercicio del poder por parte de una izquierda que ha sido muy polarizante va a ir rompiendo con las ideas simplistas o como dicen algunos, rom¨¢nticas, lo que puede llevar a acercar posiciones¡±, se?al¨® Matthei.
Brechas de percepci¨®n y polarizaciones subjetivas
Pero la investigaci¨®n quiso dar un paso m¨¢s all¨¢ e indagar en las brechas de percepci¨®n que tiene un grupo sobre el otro, con el fin de determinar la polarizaci¨®n subjetiva que existe entre ambos. ¡°Quisimos proporcionar una comprensi¨®n m¨¢s profunda de c¨®mo algunas de nuestras percepciones sobre ellos o de ellos hacia nosotros pueden encontrarse sesgadas y distorsionadas¡±, explica Herrera. ¡°Este fen¨®meno, conocido como polarizaci¨®n subjetiva, constituye el principal factor subyacente que influye en nuestras percepciones y creencias, alimentando la polarizaci¨®n y, por ende, sirviendo como fuente de desencuentros y divisiones innecesarias en nuestra experiencia colectiva¡±, agrega Herrera.
De esta manera, se midi¨® adem¨¢s lo que cree que piensa uno de los extremos sobre el otro, para as¨ª determinar cu¨¢nto de la percepci¨®n puede corresponder a una ¡°caricatura de la realidad¡± y tambi¨¦n para develar cu¨¢n alejadas est¨¢n las ideas que cada uno tiene de su contraparte.
¡°Lo que m¨¢s nos llam¨® la atenci¨®n es la complejidad de las desconexiones intersubjetivas. En primer lugar, la polarizaci¨®n cl¨¢sica entre izquierda y derecha muestra no ser tan simple como se suele entender y, en segundo lugar, existen otras din¨¢micas de polarizaci¨®n que cruzan a todos los grupos sociales tensionados por relaciones de poder¡±, explica Mat¨ªas Chaparro, director de Asuntos P¨²blicos y socio de Criteria.
Por ejemplo, frente a la afirmaci¨®n El aborto debe volver a ser prohibido, es decir, no debe permitirse bajo ninguna causal, un 13% de las personas de izquierda est¨¢ de acuerdo, vs un 45% de las derechas. Sin embargo, cuando se le pregunta a las primeras c¨®mo cree que piensan las segundas, responden que, seg¨²n su percepci¨®n, un 75% de las personas de derecha est¨¢ a favor con esa frase. Es decir, las izquierdas tienden a ubicar a sus contrapartes en posiciones mucho m¨¢s extremas que las que realmente tienen.
El efecto contrario ocurre cuando se le pregunta a las personas de derecha sobre qu¨¦ piensan las de izquierda. Frente a la frase Los pueblos ind¨ªgenas deben tener sus propios territorios, un 81% de las personas de izquierda est¨¢ de acuerdo, frente a 44% de derecha. Sin embargo, estas ¨²ltimas creen que solo un 66% de sus contrapartes estar¨ªa a favor de la afirmaci¨®n. Es decir, en este caso, las derechas tienden a subestimar las posiciones de sus contrincantes pol¨ªticos.
En materias sociales, lo que develan las polarizaciones subjetivas estudiadas son los niveles de percepci¨®n de los grupos excluidos, invisibilizados o que tradicionalmente se encuentran alejados de la toma de decisiones, respecto de su polo opuesto. Por ejemplo, frente a la frase Las personas pobres, en general, no tienen la disciplina del trabajo, les cuesta cumplir compromisos, un 35% de las personas de altos ingresos dice estar de acuerdo. Pero lo que perciben las personas de bajos ingresos es que un 63% de los ciudadanos de segmentos altos comparte esa afirmaci¨®n.
¡°Los resultados nos develan el riesgo de los falsos consensos. Es decir, opiniones que creemos compartir, pero que en la pr¨¢ctica no compartimos. Las respuestas socialmente deseables o pol¨ªticamente correctas sobre igualdad de g¨¦nero, pueblos originarios o relaciones entre personas de distintos estratos socioecon¨®micos esconden tensiones sociales relevantes¡±, explica Chaparro.
El estudio tambi¨¦n agrega un cap¨ªtulo sobre la disposici¨®n al di¨¢logo, construido en base a seis afirmaciones que muestran diferentes posiciones a la hora de entrar en una negociaci¨®n. El resultado muestra que quienes est¨¢n m¨¢s disponibles a dialogar son las mujeres sobre 30 a?os, de ingresos medios y que se identifican con el centro pol¨ªtico.
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