Domingo Lovera: ¡°La propuesta de nueva Constituci¨®n radicaliza el proyecto neoliberal de 1980¡¯¡¯
A dos d¨ªas del plebiscito constitucional que se celebra este domingo en Chile, el constitucionalista del Frente Amplio analiza el texto que la izquierda rechaza
El abogado constitucionalista chileno Domingo Lovera (46 a?os, San Felipe), doctor en Derecho y codirector del Programa de Derecho P¨²blico de la Universidad Diego Portales, fue este a?o parte de la Comisi¨®n Experta del proceso constitucional de Chile en representaci¨®n Revoluci¨®n Democr¨¢tica, uno de los partidos del Frente Amplio, la coalici¨®n de izquierda del presidente Gabriel Boric. Este grupo de especialistas, de todos los sectores pol¨ªticos, elabor¨® un anteproyecto de Constituci¨®n que luego se entreg¨® como base de trabajo a los 50 miembros de un Consejo, donde el texto sufri¨® profundas modificaciones.
A dos d¨ªas del plebiscito por una nueva Constituci¨®n ¨Cel segundo intento de Chile en cuatro a?os por cambiar su ley de leyes, tras el fiasco de la Convenci¨®n Constitucional de 2021-2022¨C, Lovera dialoga con el periodista Ascanio Cavallo sobre las razones para empujar la opci¨®n del En contra en el refer¨¦ndum de este domingo 17. La conversaci¨®n se realiza en la Confiter¨ªa Torres, un restaurante en el barrio Isidora Goyenechea, en la zona oriente de Santiago de Chile.
As¨ª fue la conversaci¨®n sostenida para EL PA?S.
Pregunta. Tratemos de ponerle marco a lo que se votar¨¢ el domingo. ?C¨®mo definir¨ªa el proyecto en t¨¦rminos ideol¨®gicos?
Respuesta. Creo que es un texto que reitera los mismos problemas que tuvo el de la Convenci¨®n Constitucional: maximalista, de detalle, program¨¢tico y sin ninguna duda de derecha. El trabajo que hab¨ªamos hecho en la Comisi¨®n Experta ya era de derecha liberal, porque entendimos que era parte de los acuerdos que hab¨ªa que construir, para conseguirlos en otros ¨¢mbitos, principalmente el Estado social y democr¨¢tico, y una Constituci¨®n m¨¢s habilitante. Pero en esta creo que hay dos planes incrustados: uno moral y otro econ¨®mico.
P. ?Y dentro de la tradici¨®n constitucional chilena, est¨¢ entre las autoritarias, conservadoras, pluralistas?
R. Creo que es una continuadora de la Constituci¨®n de 1980 y que radicaliza el proyecto neoliberal de 1980. No es que lo diga yo, sino que lo dice Jos¨¦ Pi?era. No dir¨ªa que es autoritaria, s¨ª marcadamente presidencialista. Tiene una v¨¢lvula de escape, la objeci¨®n de conciencia, que permite eximirse del cumplimiento del derecho. Si alguien viniera de Marte y leyese esto, tendr¨ªa que concluir que a la gente que reza en Chile la persiguen, la encarcelan, le queman los templos. El principio de igualdad tiene dos p¨¢rrafos y la libertad de conciencia y pensamiento, siete u ocho.
P. ?Y en t¨¦rminos pol¨ªticos?
R. Se parece a la del 2005 en el sentido de que mantiene las instituciones aut¨®nomas m¨¢s o menos como est¨¢n. Hay un papel algo exacerbado para las Fuerzas Armadas, pero en ning¨²n caso como la de 1980. Algo se asemeja en el andamiaje, sin los enclaves autoritarios. Salvo el control preventivo de constitucionalidad, que hab¨ªa salido en la Comisi¨®n Experta y el Consejo lo volvi¨® a instaurar. Con un detallito que no es menor: desaparece el qu¨®rum de supramayor¨ªa, pero a costa de que todo lo que est¨¢ en la legislaci¨®n org¨¢nica pasa al texto constitucional. Eso hace que crezca enormemente y que est¨¦ en el podio de las tres m¨¢s extensas.
P. ?Considera al Partido Republicano como ultraderecha?
R. S¨ª, derecha dura. Ellos se presentan a s¨ª mismos como una derecha conservadora y val¨®rica, distinta de la del poder econ¨®mico. Creo que llegaron con un ¨¢nimo de domesticar a Chile Vamos, pero al final la propuesta abraza los dos mundos, el del poder econ¨®mico y el conservador. Es esa mezcla chilena: ultraconservador en lo val¨®rico y ultraliberal en lo econ¨®mico, con un toque de la derecha extrema de Estados Unidos o Brasil, antiglobalista, desconfiada de las organizaciones internacionales, la agenda 2030, la ONU, todo eso. Creo que eso los hace calzar en esos movimientos que alguna literatura constitucional llama iliberales.
P. Como parte de la Comisi¨®n Experta, ?le parece que ese texto fue muy sobrepasado? ?Era un mejor proyecto?
R. Creo que s¨ª, aunque viene de cerca la evaluaci¨®n. Lo que pas¨® en la Comisi¨®n Experta, y que despu¨¦s no pudo replicarse en el Consejo, es que hubo dos factores que marcan la suerte de los procesos constituyentes: actitud y dise?o. Creo que en el caso de la actitud, quienes formamos parte de la Comisi¨®n ten¨ªamos en el retrovisor lo que no hab¨ªa que hacer.
P. Lo que hab¨ªa pasado con la Convenci¨®n.
R. Hab¨ªa que conversar, dialogar, cuidar las formas. Y en cuanto a dise?o, dado que est¨¢bamos en dos bloques empatados, las normas fueron escritas a varias manos, y tuvimos conversaciones muy honestas en las que fuimos identificando riesgos o temores. Entonces, lo que termin¨® pasando es que ese proyecto fue apoyado desde el Partido Comunista hasta el Republicano. Cumple con lo que una Constituci¨®n tiene que cumplir, que es que no deja contento a nadie. Nadie es propietario, pero todos los proyectos pol¨ªticos aceptables para una democracia pueden convivir y desarrollarse bajo ese paraguas.
P. Pero se le present¨® una cantidad inmensa de enmiendas. ?Fue eso un error?
R. En mayo, despu¨¦s de saber los resultados de la elecci¨®n para el Consejo, y cuando a¨²n no ten¨ªamos cerrados un mont¨®n de temas, en la Comisi¨®n Experta se mantuvo la actitud. Pero en el Consejo, por la cantidad de enmiendas y los objetivos hacia los cuales iban, se termin¨® transfigurando la propuesta.
P. Es decir, el trabajo del Consejo estuvo influido por la experiencia de la Convenci¨®n¡
R. Insisto en que el Consejo termin¨® haciendo m¨¢s o menos lo mismo que la Convenci¨®n. Con una composici¨®n inversa. Es muy notable, porque parte importante de las respuestas a esas enmiendas numerosas que se presentaron al anteproyecto se pod¨ªan leer como respuestas, o incluso venganzas ¨Ccomo alguna vez dijo una comisionada¨C contra lo que hab¨ªa intentado hacer la Convenci¨®n. Entonces, claro, estuvieron muchas veces pensando en la Convenci¨®n, en vez de pensar en cu¨¢nto el anteproyecto permit¨ªa poner fin al tema constitucional.
P. Con el proyecto de la Convenci¨®n se produjo el problema de que la izquierda tendi¨® a votar en bloque, aun cuando no siempre estaba de acuerdo. Y el Gobierno se comprometi¨® m¨¢s all¨¢ de lo prudente.
R. Estoy de acuerdo. Creo que la gran lecci¨®n del mal resultado de la Convenci¨®n dice relaci¨®n con el hecho de que no creo que sea posible, en una democracia estable como la chilena, darse una nueva Constituci¨®n si no es incorporando la m¨¢s variopinta gama de visiones pol¨ªticas.
P. Todo el proceso finalmente nace de una interpretaci¨®n del estallido de octubre de 2019. ?Le parece que fue acertado suponer que el estallido apuntaba al cambio constitucional?
R. Creo que la vuelta es un poco m¨¢s larga. Chile tiene una peculiaridad que no comparte con otros pa¨ªses que transitaron desde dictaduras o reg¨ªmenes autoritarios, que lo hicieron d¨¢ndose una Constituci¨®n, como Sud¨¢frica, Espa?a, Portugal, Brasil. Chile transita a la democracia con la Constituci¨®n de 1980, que pavimenta el tr¨¢nsito a la democracia. Los problemas de la Constituci¨®n de 1980 eran de ejercicio, o sea, hab¨ªa logrado una cierta pr¨¢ctica que hab¨ªa impedido desarrollar algunas mejoras en materias sociales. Varias fueron declaradas inconstitucionales. Dos ejemplos nada radicales: una reforma laboral, que era la titularidad de los sindicatos; y la modificaci¨®n del Sernac. Entonces, cuando se produce el estallido, muchas de estas demandas ciudadanas se encontraron con el espacio para volver a colocar esos temas. En un momento hab¨ªa trabajadores, estudiantes, consumidores, ambientalistas, cuyas modificaciones legales tambi¨¦n hab¨ªan sido declaradas inconstitucionales. Creo que los partidos, en ese acuerdo del 15 de noviembre, se encontraron con tal cantidad de demandas, todas puestas al mismo nivel. S¨ª me parece un error creer que la ¨²nica posibilidad de dar una respuesta comprensiva a todas esas demandas era a trav¨¦s de un proceso constitucional. Pero all¨ª se encontr¨® simplemente la v¨ªa de colocarlas sobre la mesa.
P. Pasemos un poco m¨¢s al texto. Me llama la atenci¨®n su extensi¨®n, m¨¢s de la que conoc¨ªamos en constituciones anteriores.
R. Parto por la cantidad de disposiciones transitorias, porque, de aprobarse, vamos a entrar en un ciclo complejo, que supone dejar al gobierno atado de manos, obligado a dedicarse casi exclusivamente a tramitar m¨¢s de 30 proyectos de ley, para crear nuevos ¨®rganos.
P. Y en el cuerpo central, es el nivel de detalle el que la hace crecer, ?no?
R. S¨ª, de detalle, maximalista, program¨¢tica. Yo insisto con la cl¨¢usula de libertad de conciencia y pensamiento y religi¨®n. Uno la lee y se pregunta si debe estar regulada a nivel constitucional. Qu¨¦ s¨¦ yo, el hecho de que los templos puedan suscribir convenios entre s¨ª. Ser¨¢ una reivindicaci¨®n muy respetable, pero no creo que deba estar regulada a nivel constitucional.
P. Tambi¨¦n es llamativa la creaci¨®n de organismos nuevos, muchos para controlar a otros ¨®rganos del Estado. Un Estado que se vigila a s¨ª mismo.
R. Voy a tomar la mejor versi¨®n, la que alguna vez sugiri¨® don Hern¨¢n Larra¨ªn en la Comisi¨®n. ?l dec¨ªa que quer¨ªa ver consejos que permitieran a los ¨®rganos unipersonales tener a alguien con quien conversar. Es el caso del consejo que se le incrusta al Ministerio P¨²blico. Mi objeci¨®n principal es que sentar ante un consejo al fiscal nacional supone que la pol¨ªtica de persecuci¨®n del crimen, que deber¨ªa ser flexible, debe pasar por este control que la termina burocratizando. O la Agencia Anticorrupci¨®n: nadie sabe de qui¨¦n depende, c¨®mo va a impartir ¨®rdenes a ¨®rganos que tienen autonom¨ªa constitucional. La raz¨®n -equivocada- es pensar que la separaci¨®n de poderes tambi¨¦n rige intra¨®rganos, cuando en verdad tiene que ver con el andamiaje donde el Legislativo controla al Ejecutivo, el Ejecutivo tiene algo que decir del Poder Judicial, y la Contralor¨ªa vigila al Presidente. Chile no tiene problemas de control de separaci¨®n de poderes.
P. ?Y el Congreso? Nuevamente cont¨¦ un gran n¨²mero de art¨ªculos.
R. La forma en que queda regulado el Congreso no es tan compleja como la composici¨®n, que finalmente es la peor modificaci¨®n. La reducci¨®n de los esca?os, el redistritaje y el haber optado por esa f¨®rmula en vez de utilizar la caja de herramientas que se hab¨ªa delineado en la Comisi¨®n Experta para tratar de estimular una mayor uni¨®n entre los partidos pol¨ªticos. El redistritaje pone en severo riesgo el otro principio que un sistema electoral debe cuidar, que es la representaci¨®n.
P. ?Pero est¨¢ de acuerdo en que la fragmentaci¨®n es un problema y que la deslealtad de los parlamentarios tambi¨¦n?
R. Las herramientas que hab¨ªamos dise?ado en la Comisi¨®n Experta para entrarle a esos dos problemas fueron debilitadas en el Consejo. En el caso del umbral, se pospone hasta 2030 y se crea la trampa, porque est¨¢ la posibilidad de que despu¨¦s de producidas las elecciones, se pacte entre distintos partidos que logren una votaci¨®n menor a la del umbral. En materia de disciplina, otro tanto, porque la ¨²nica norma que qued¨® es la sanci¨®n para el candidato que va por un partido y renuncia. Pero hab¨ªa otras, como las ¨®rdenes de partido, y eso fue eliminado.
P. El proyecto, ?estimula en general la judicializaci¨®n?
R. Es curioso, porque el objetivo declarado de las derechas era evitar la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica. Pero ellos solamente estaban mirando los derechos sociales. En todo el resto, no prestaron atenci¨®n. Recuerdo que les dije: ojo, la judicializaci¨®n se produce tambi¨¦n cuando hay pol¨ªticas p¨²blicas o derechos civiles y pol¨ªticos que son tomados por los tribunales. Esta propuesta deja abierta la puerta para la judicializaci¨®n de cuestiones relativas a derechos sociales y regulaciones. No tengo ninguna duda de que los grandes bufetes y las grandes corporaciones van a utilizarla.
P. ?Hay alg¨²n contenido que le parezca un avance?
R. En la Comisi¨®n y despu¨¦s en el Consejo, adoptamos una postura que buscaba contener da?os donde fuese posible. Siempre estuvimos disponibles para buscar mejoras. Una es en la Contralor¨ªa General de la Rep¨²blica, a la que se le reconoce la potestad dictaminante. Y otra, que viene desde la Comisi¨®n Experta, es el sistema de designaci¨®n para el Tribunal Constitucional, con la intervenci¨®n sucesiva de distintos ¨®rganos, que van delineando cu¨¢l va a ser el candidato o la candidata que pueda acceder al tribunal.
P. Pasemos a la pol¨ªtica: ?es este otro plebiscito sobre el Gobierno?
R. No hay ninguna duda de que es un plebiscito sobre el texto que se ofrece desde el Consejo Constitucional, que tuvo un liderazgo primordialmente del Partido Republicano, y de Chile Vamos, que estuvo a la siga.
P. Pero un resultado favorable al proyecto perjudicar¨ªa al Gobierno.
R. En el sentido que convers¨¢bamos, es decir, lo cargar¨ªa con una agenda legislativa para los a?os que quedan, pr¨¢cticamente lo obligar¨ªa a dejar todo lo dem¨¢s entre par¨¦ntesis. Hay leyes que deben comenzar a presentarse dentro de los primeros seis meses. Si los c¨¢lculos no me fallan, de aprobarse la propuesta entrar¨ªa en vigencia el 3 de febrero. Esto significa que, retomando las labores, el gobierno tiene que empezar a trabajar en la presentaci¨®n de los proyectos.
P. Pero hay un problema pol¨ªtico, que es la famosa declaraci¨®n del exministro Jackson que vincul¨® el cambio constitucional con el programa de gobierno. Eso crea una presi¨®n objetiva sobre cualquier proyecto.
R. S¨ª, creo que en esa ocasi¨®n hubo un acercamiento a la propuesta, m¨¢s que del gobierno, yo dir¨ªa de algunos ministros o ministras, que hoy no ha estado presente. Por varias razones. Uno, es parte de un aprendizaje. Dos, hay obligaciones legales de prescindencia que hoy est¨¢n claras. Y tres, la misma derecha coloc¨® al gobierno en esta posici¨®n de no entrometerse en nada. Yo particip¨¦ de las negociaciones y hubo momentos en los que era bastante inc¨®modo para el gobierno estar presente y recibiendo el mensaje de que no ten¨ªa que inmiscuirse. Recuerdo a la entonces ministra Ana Lya Uriarte, sentada en la testera del ex Senado, presenciando cuatro horas de debates, sin decir nada. No veo c¨®mo podr¨ªa vincularse el plebiscito al gobierno.
P. ?No est¨¢ la izquierda en un problema lose-lose? Si se aprueba el proyecto, va a tener que dedicarse a trabajar para ella. Y si no, se queda con la actual, que no le gusta.
R. Ese es efectivamente un dilema, pero uno no puede apostar por un remedio que sea peor que la enfermedad. O, como he dicho en otra oportunidad, nunca pens¨¦ que en el 2023 ¨ªbamos a estar discutiendo una propuesta constitucional m¨¢s regresiva que la de 1980.
P. Y si se queda con el diablo conocido, ?se abre la opci¨®n de intentar reformas, aunque sea parciales, en el Congreso?
R. D¨¦jeme decir tres cosas sobre eso. Una es que los partidos que est¨¢n en contra han suscrito el compromiso de no tener un tercer proceso constituyente. Agrego un detalle: no existe ning¨²n pa¨ªs en el mundo que haya fracasado en dos procesos constituyentes consecutivos. La otra es que yo esperar¨ªa que, si gana el rechazo, los partidos entrasen en una reflexi¨®n acerca de por qu¨¦ pasamos de ser un ejemplo -un pa¨ªs que hab¨ªa canalizado un momento de alta agitaci¨®n social en forma institucional- a tener este embrollo de dos procesos fracasados. Transitado ese periodo de reflexi¨®n, uno podr¨ªa preguntarse si hay espacio para introducir un par de reformas necesarias para mejorar, y qu¨¦, de nuestro sistema constitucional.
P. Pero al d¨ªa de hoy la polarizaci¨®n parece convenir m¨¢s bien a los que est¨¢n a favor. Extremar las posiciones, incitar, que aparezca la expresidenta Bachelet.
R. Esto es una continuidad con lo que han venido haciendo en el Consejo. El coraz¨®n de la Constituci¨®n est¨¢ aprobado con votos exclusivamente de la derecha, sin ninguno de la centroizquierda y la izquierda. Este llamado a los ¡°chilenos verdaderos¡±, a la gente correcta, a que se jodan quienes no est¨¢n con la propuesta, confirma que nunca pensaron en hacer un proyecto de consenso.
P. Tambi¨¦n parece m¨¢s o menos claro que la gente va a tender a votar, con la excepci¨®n de algunos pol¨ªticos, en concordancia con lo que vot¨® la vez anterior.
R. Es un factor. En el caso de la Convenci¨®n, creo que, m¨¢s que los derechos sexuales y reproductivos, fue la plurinacionalidad lo que gener¨® un punto de inflexi¨®n en la opini¨®n p¨²blica, donde se impuso por primera vez el rechazo y despu¨¦s no volvi¨® a bajar. Entonces, tengo la impresi¨®n de que los contenidos de alguna forma son relevantes para la ciudadan¨ªa.
P. ?ltima pregunta: ?se imagina al Presidente Boric firmando este proyecto?
R. En caso de aprobarse, es lo que le corresponde por obligaci¨®n constitucional. No veo ninguna otra posibilidad. S¨ª me preocupa que con una propuesta de este tenor, sin contar con los respaldos transversales, arranque la vida de una nueva Constituci¨®n, que al menos dure lo que en promedio duran las constituciones, que son 19 a?os...
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