Fragmentos de otra ¡®izquierda¡¯
Desde hace un par de a?os observamos la irrupci¨®n de dirigentes de partidos de izquierda denunciando excesos ret¨®ricos de las pol¨ªticas de la identidad y el consiguiente abandono de la base popular
Desde hace tiempo, y en muchos pa¨ªses, se est¨¢n haciendo sentir expresiones de molestia en las izquierdas tradicionales, sean estas socialistas, socialdem¨®cratas, laboristas o comunistas, con su propia agenda de luchas que a menudo no resienten como propia. La explicaci¨®n es muy simple: tras el fin del comunismo y la debacle socialdem¨®crata, todas las izquierdas (incluidas las nuevas, desde Syriza en Grecia hasta el Frente Amplio en Chile, pasando por la Francia Insumisa) han buscado un refugio en las luchas emancipatorias de grupos marginados y minoritarios. Es el tiempo de la identity politics, en donde las luchas por la aceptaci¨®n y el reconocimiento de identidades marginadas rivaliza en centralidad con la pol¨ªtica de la redistribuci¨®n. Si las primeras luchas suelen ser asociadas a valores y causas post-materiales (desde la crisis clim¨¢tica hasta la paz mundial, pasando por el feminismo y las minor¨ªas sexuales), las segundas siguen apegadas a causas y valores materiales (desde las reivindicaciones salariales hasta las exigencias de condiciones laborales dignas): en todos los pa¨ªses la sociolog¨ªa nos ense?a que los distintos grupos y clases de la sociedad no se distribuyen al azar en el eje que dibujan las pol¨ªticas del reconocimiento con las pol¨ªticas de la redistribuci¨®n. A¨²n falta, y mucho, para organizar todas estas luchas en un proyecto pol¨ªtico coherente, con l¨ªderes que logren poner coto a ese otro universo de la pol¨ªtica de la identidad que es el nacionalismo chovinista y, sobre todo, el nativismo populista de derechas que no duda en discriminar por g¨¦nero, raza, lengua o etnia, reservando los beneficios de los programas estatales de bienestar a la poblaci¨®n aut¨®ctona, y que adem¨¢s promete mano dura en el combate por la seguridad f¨ªsica.
Hasta ahora, las izquierdas han oscilado con poco ¨¦xito electoral a lo largo del eje reconocimiento/distribuci¨®n: se trata de dos principios de acci¨®n pol¨ªtica que se encuentran en tensi¨®n y que no son f¨¢ciles de armonizar, como bien lo prueba el fascinante debate que protagonizaron Axel Honneth y Nancy Fraser en 2004 (Redistribution or Recognition? A Political-Philosophical Exchange), y a pesar de los esfuerzos de esta ¨²ltima en conjugar todas estas luchas de modo coherente. Entretanto, la derecha se hizo cargo de los problemas derivados de la inmigraci¨®n, el crecimiento econ¨®mico, la patria y la seguridad f¨ªsica, con un ¨¦xito electoral (lo que no significa que las pol¨ªticas p¨²blicas impulsadas hayan sido correctas y satisfactorias en sus resultados) que a¨²n no toca techo.
Pues bien, desde hace un par de a?os observamos en varios pa¨ªses la irrupci¨®n de dirigentes de partidos de izquierda denunciando excesos ret¨®ricos de las pol¨ªticas de la identidad y el consiguiente abandono de la base popular a la que no le hacen sentido las luchas por el reconocimiento, pero s¨ª las ofertas de seguridad y de segregaci¨®n de la poblaci¨®n inmigrante. Es as¨ª como en Chile, el alcalde frenteamplista de la populosa comuna de Maip¨², Tom¨¢s Vodanovic, no ha vacilado en solicitar p¨²blicamente ¡°apoyo militar para ciertas labores de seguridad¡± en su municipio. No muy distinta ha sido la postura del diputado socialista Daniel Manoucheri quien propuso, en medio de la pol¨¦mica por el asesinato de un militar venezolano en el pa¨ªs por razones posiblemente pol¨ªticas, prohibir el ingreso de venezolanos al territorio nacional por 24 meses y restringir los env¨ªos de dinero desde Chile a Venezuela y desde Venezuela a Chile. De modo m¨¢s vulgar, el diputado del Partido por la Democracia Ra¨²l Soto pidi¨® que los carabineros ¡°salgan a disparar y matar si es necesario, a perseguir y llevar a la justicia a estos delincuentes y criminales¡±. Estos tres ejemplos son tan solo botones de muestra de voces cada vez m¨¢s numerosas desde las izquierdas cuyo denominador com¨²n es abrazar un tema de gran importancia para los chilenos, la seguridad f¨ªsica, rivalizando con la derecha en la ret¨®rica y el contenido de las propuestas.
Se trata de tres ejemplos dispares a los que le falta lo esencial: un l¨ªder de izquierdas que unifique la agenda de causas distributivas, sume una agenda nativista blanda y lic¨²e las pol¨ªticas del reconocimiento para que ¡°otra izquierda¡± sea posible. Hay que tenerlo claro: esa otra izquierda no ser¨¢ necesariamente una buena izquierda, pero es una posibilidad.
Pues bien, otra izquierda est¨¢ emergiendo en Alemania precisamente en los t¨¦rminos que estoy se?alando. En octubre de 2023, la diputada Sahra Wagenknecht abandon¨® junto a nueve parlamentarios el partido Die Linke (¡°La Izquierda¡±), denunciando derivas identitaristas. En una reciente entrevista concedida a la New Left Review, la l¨ªder de este nuevo partido que lleva su nombre (Alianza Sahra Wagenknecht - Por la Raz¨®n y la Justicia) marca distancia tanto con su antiguo partido como con el Partido Socialdem¨®crata (SPD) gobernante, criticando la militarizaci¨®n de la pol¨ªtica exterior alemana y abogando por un acercamiento con Rusia, relevando la importancia de la libertad de expresi¨®n, pronunci¨¢ndose por un giro ¡°hacia la justicia social sin quedar atrapados en el discurso identitarista¡±, mostr¨¢ndose ¡°interesada por explorar terceras opciones, entre la propiedad privada y la propiedad estatal¡±, enfrentando de modo decidido el problema de la inmigraci¨®n. Puede entenderse entonces que Wagenknecht defina a su partido ¡°como una izquierda conservadora¡±.
La naturaleza extra?a de este partido de caracter¨ªsticas personales (en su nombre) y de izquierda conservadora (en su orientaci¨®n) debiese alertar a la pol¨ªtica: estamos viviendo tiempos de grandes turbulencias y de alta volatilidad electoral. Este es el primer ejemplo de un partido de izquierdas que toma distancia tanto de los socialdem¨®cratas como del partido de La Izquierda, con una gran hostilidad hacia los verdes: su primera gran medici¨®n ser¨¢n los pr¨®ximos comicios europeos del mes de junio. Seg¨²n las encuestas, no le ir¨¢ nada de mal a este nuevo partido: de confirmarse, ser¨¢ otro factor en la larga ruta por reinventar a la izquierda en un mundo en el que el eje derecha/izquierda no dice mucho por s¨ª mismo.
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