La Vega Central, el principal mercado de Santiago, asediado por la disputa de delincuentes por el control territorial
Los cuatro homicidios ocurridos entre mayo y agosto en las afueras del popular recinto contrastan con la vida de sus pasillos, llenos de visitantes, que huelen a frutas y verduras frescas y a comida chilena, peruana y venezolana
Elena lleva 73 de sus 85 a?os en La Vega Central, el principal mercado de Santiago de Chile, ubicado en el municipio de Recoleta, en la zona centro norte de la Regi¨®n Metropolitana. Tiene un local de comida chilena que regenta durante d¨¦cadas. Pero, desde mayo cuenta que ha debido cambiar su rutina no por lo que ocurre dentro del lugar, sino afuera y especialmente de noche. ¡°Ahora tenemos m¨¢s cuidado. Si antes est¨¢bamos activos hasta cerca de las siete de la tarde, hoy ya no dejamos que oscurezca, porque el problema no est¨¢ dentro del mercado: aqu¨ª no hay inseguridad, sino que es afuera¡±, dice.
Desde hace unos meses los comerciantes del popular mercado, localizado al pie del r¨ªo Mapocho, han escuchado el silbido de las balas. Y, aunque cuentan que est¨¢n en un espacio seguro ¨Cde hecho, el lugar tiene mucha custodia y est¨¢ siempre repleto de visitantes que van a comprar frutas, verduras y todo tipo de art¨ªculos, adem¨¢s de saborear la gastronom¨ªa chilena, peruana, venezolana y colombiana¨C, en las afueras se ha desatado una disputa entre delincuentes por el control de territorios, lo que ha derivado en cuatro homicidios entre mayo y agosto. El ¨²ltimo de ellos, de los otros siete que ocurrieron este fin de semana en la Regi¨®n Metropolitana de Santiago, ocurri¨® el s¨¢bado en una esquina entre las calles Artesanos y Trento, a casi 250 metros de La Vega Central. Seg¨²n las primeras versiones recopiladas por Megavisi¨®n, dos sujetos a bordo de una motocicleta dispararon al menos cinco veces en contra de un hombre dominicano, que estaba en un puesto de venta informal en las afueras de La Vega Central.
Y, el 10 de agosto, otro asesinato en los alrededores del mercado impact¨® a la comunidad: la v¨ªctima tambi¨¦n fue un ciudadano dominicano y el presunto autor, de la misma nacionalidad, fue detenido con un arma de fuego, municiones y 1,3 kilos de drogas. Se suma una balacera que en julio dej¨® a un fallecido y a una persona herida. En ese momento, el fiscal del Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), Jorge Carmona ¨Cuna unidad creada en Chile en noviembre ante el avance de este tipo de delitos¨C dijo que tras el crimen se investiga un conflicto por ¡°temas territoriales asociados a la venta posiblemente de drogas¡± entre sujetos extranjeros.
La seguidilla de homicidios es contemplada por los trabajadores del mercado minorista con espanto. Seg¨²n los comerciantes y vecinos del sector, la inseguridad es ¡°un monstruo que ha ido creciendo¡±, en especial en los ¨²ltimos cinco a?os. Y. Sosa, un inmigrante venezolano de 27 a?os, que trabaja desde 2019 en un local de La Vega, cuenta que dos semanas atr¨¢s le intentaron robar su motocicleta: ¡°En las cercan¨ªas del mercado no es seguro, porque hay muchos robos y violencia. No me quedo mucho tiempo transitando en las calles por ese motivo, sino que salgo del trabajo y me voy enseguida. Todo ha empeorado despu¨¦s de la pandemia¡±.
Gonzalo Dur¨¢n, delegado presidencial del Gobierno de Gabriel Boric en la Regi¨®n Metropolitana, quien tiene entre sus tareas la coordinaci¨®n de la seguridad, dice, en relaci¨®n con los delitos ocurridos cerca del mercado, que actualmente se realiza un trabajo coordinado intersectorial. Y explica que se estableci¨® ¡°un fortalecimiento muy importante de los servicios policiales de Carabineros y de los distintos organismos fiscalizadores, que han permitido disminuir un 22% los delitos de mayor connotaci¨®n durante el primer semestre de este a?o¡± con respecto a al mismo per¨ªodo del a?o anterior. ¡°Adicionalmente, estamos desarrollando operativos permanentes y sistem¨¢ticos con la Polic¨ªa de Investigaciones para reforzar el control migratorio. Sin embargo, hemos observado un fen¨®meno que, preliminarmente, se deriva de disputas entre grupos delictivos, por lo que estamos trabajando junto al Ministerio P¨²blico en focos investigativos y de inteligencia que permitan desarticular estas bandas y poner tras las rejas a los responsables, recuperando aquellos espacios que han sido tomadas por diversos grupos y que nos permita devolver el barrio a los vecinos y su municipio¡±.
¡°Una Latinoam¨¦rica peque?a¡±
La historia de La Vega Central se remonta a la ¨¦poca colonial, cuando los campesinos estacionaban sus carretas en esa zona para vender sus productos. Con la construcci¨®n del puente de Cal y Canto (cercano al mercado), en el siglo XVIII, se establecieron feriantes y bares. La construcci¨®n de galpones y bodegas se dio hace varias d¨¦cadas atr¨¢s y fue as¨ª como lleg¨® la madre de Elena G., due?a de uno de los lugares m¨¢s antiguos. Recuerda que ella compr¨® un espacio ¡°por unos cuantos pesos¡±: Por eso le duele lo ocurre afuera del mercado. ¡°Esta no es la imagen que queremos darle a la gente, pues siempre nos hemos esforzado por atender lo mejor posible a los visitantes¡±.
Para Arturo Guerrero, vocero de La Vega Central, la inseguridad al interior del lugar no ha penetrado debido al refuerzo policial que existe all¨ª. Y grafica el buen ambiente que se vive con lo que ocurri¨® en septiembre de 2022, cuando uno de los primeros lugares que visit¨® al llegar al pa¨ªs la embajadora de Estados Unidos en Chile, Bernadette M. Meehan, fue precisamente este mercado, donde se fotografi¨® en un puesto de verduras. ¡°Adivine a d¨®nde vino al pisar Santiago: aqu¨ª y su jefe de seguridad alab¨® nuestra seguridad. Eso pasa porque la comunidad es participativa en mantener el orden. No hay que encerrarse para derrotar a la delincuencia, sino enfrentarla y las comunidades para eso deben trabajar con las autoridades¡±, indica.
Adentro, y cientos de metros alejados de la disputa callejera, este mercado tiene todo para ser uno de los mayores atractivos tur¨ªsticos de Santiago. Y as¨ª lo ratifican quienes hacen vida en este espacio que, sobre todo los fines de semana, se topan con docenas de compradores pero tambi¨¦n de visitantes. Sus interminables pasillos huelen a frutas y verduras frescas, y a comida reci¨¦n preparada. A los platos chilenos, como la cazuela y las empanadas, se ha sumado la gastronom¨ªa peruana, venezolana y colombiana. Tambi¨¦n hay jugos reci¨¦n licuados.
Esa multiculturalidad es, precisamente, lo que m¨¢s le atrae a Y. Sosa, quien trabaja hace cinco a?os en La Vega: ¡°Es como una Latinoam¨¦rica peque?a, pero en un solo lugar y donde todos nos llevamos bien, por eso nos duele que afuera haya ese nivel de delincuencia y se crea que ac¨¢, adentro, es lo mismo¡±. Levanta su mano para se?alar uno de los pasillos, cuyos locales tienen banderas de Chile, Venezuela y Per¨²: ¡°Nos hemos venido organizando de forma espont¨¢nea. No s¨¦ si es cultural, pero cada qui¨¦n sabe su rubro. Por ejemplo, los peruanos son los que venden usualmente abarrotes y harinas; a los chilenos com¨²nmente les gusta vender frutas y verduras; mientras que los venezolanos solemos vender m¨¢s comida, tradicionalmente de nuestro pa¨ªs¡±.
En uno de sus rincones se entremezclan aromas. Con la inmigraci¨®n la gastronom¨ªa se ha diversificado, y los comercios de comida dentro del mercado son una muestra de esa variedad. Patricia H., una colombiana residente en Chile y asidua compradora del lugar, dice que en los puestos de La Vega ha degustado por primera vez comida tradicional de Per¨² y de otras naciones: ¡°Es como si uno estuviera viajando, pero est¨¢s en un mismo sitio, donde se prueba de todo¡±.
Nicol¨¢s B., propietario de un puesto de frutas, cuenta que por el lugar no s¨®lo deambulan clientes y turistas, sino que durante a?os vio a psic¨®logos llevar a sus pacientes para mitigar el estr¨¦s, especialmente laboral. Su versi¨®n es cotejada por otros comerciantes con varias d¨¦cadas en este mercado. ¡°Esto era un lugar alegre, incluso que le daba a uno paz. Mi familia, por ejemplo, lleva casi toda la vida ac¨¢. Mi abuelo, Sergio, hace 43 a?os comenz¨® a vender frutas, y luego sigui¨® mi pap¨¢. Nos fue bien y finalmente he seguido con este negocio familiar¡±.
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