Chile y Am¨¦rica Latina
Desde el punto de vista de sus patrones culturales, de sus pr¨¢cticas pol¨ªticas, de sus instituciones, de su seguridad y de su vida cotidiana, Chile se ha venido acercando a Am¨¦rica Latina
En una obra intelectual a la vez ambiciosa, creativa y erudita (Las individualidades robadas de Am¨¦rica Latina, Volumen I, La revoluci¨®n del individualismo. El largo siglo XIX. LOM Ediciones, 2024), el soci¨®logo Danilo Martucelli sostiene que nada caracteriza mejor a Latinoam¨¦rica que sus ¡°individualidades ingobernables¡±. A diferencia del individualismo de cu?o estadounidense, ¨¦ste ¡°no reposa sobre la confianza institucional o entre an¨®nimos, sino que se cimenta sobre modalidades de confianza e incluso de lealtad interpersonales entre individualidades de un mismo c¨ªrculo¡±. Es lo que indican los estudios efectuados desde siempre en la regi¨®n: aqu¨ª se ¡°valoran mucho m¨¢s las relaciones grupales de alta intensidad (familia, amigos) y minusvaloran las relaciones de baja intensidad, como las que se dan con an¨®nimos o con las instituciones¡±, as¨ª como en las asociaciones de la sociedad civil.
No se trata de una elecci¨®n, ni de una ideolog¨ªa, subraya Martucelli. La experiencia les ha ense?ado a los habitantes de estos parajes que las instituciones formales no les prestan atenci¨®n, y si lo hacen ¨¦sta no es igual para todos. Al final del d¨ªa ¨Cas¨ª lo han constatado¨C, ¡°las reglas cuentan menos que los lazos¡±, y que es a ¨¦stos a los que hay que acudir para superar los ¡°embates de la vida¡±. Para emplear las famosas categor¨ªas del soci¨®logo Mark Granovetter, los latinoamericanos conf¨ªan m¨¢s en los ¡°lazos fuertes¡± que en los ¡°lazos d¨¦biles¡±. ?ste es, por cierto, un problema may¨²sculo para la democracia y un caldo de cultivo para el tr¨¢fico de influencias y la corrupci¨®n.
En el fondo, dice Martucelli, ¡°los latinoamericanos nunca le tienen suficiente fe a las instituciones y a las leyes como para darles las llaves de su destino colectivo¡±. Es mucho m¨¢s importante la red de familiares, amigos y contactos, de una parte, y la independencia y la destreza de las que cada uno disponga, de la otra. Por esto el valor que se otorga a la viveza, a la picard¨ªa, al no ser ¡°gil¡± ni ¡°pendejo¡±. Refiri¨¦ndose a esto mismo, Mauricio Garc¨ªa Villegas (El viejo malestar del Nuevo Mundo, Ariel 2023) habla del ¡°padrinazgo¡± y del ¡°individualismo ind¨®mito¡±, los que vendr¨ªan con la herencia cultural de la Espa?a barroca, en particular del ¡°ideal ¨¦pico¡± castellano.
El compadrazgo y la astucia son as¨ª una fatalidad de la que nadie est¨¢ libre. Valen para todos: desde el que trabaja negro al que esquiva el IVA; desde el que enga?a al consumidor al que se colude con el competidor; desde el que acude a un ¡®contacto¡¯ para obtener un trabajo o un contrato al que promete que har¨¢ ¡®gestiones¡¯; desde el que soborna a funcionarios p¨²blicos al que se deja sobornar. Lo usan todos, desde el que acude a estos mecanismos para sobrevivir en las oscuridades de la miseria hasta el que se pavonea de sus ¨¦xitos en una luminosa oficina.
Es particularmente pertinente leer a Martucelli desde el Chile actual. Como es sabido, el sue?o supremo del proyecto neo-liberal fue romper con Latinoam¨¦rica y fijar la vista en Estados Unidos; no s¨®lo desde el punto de vista de la econom¨ªa, sino tambi¨¦n de sus pr¨¢cticas y cultura. Mientras el resto de la regi¨®n continuaba siguiendo la doctrina obsoleta de la Cepal y admirando a Europa, con un capitalismo ultra-regulado por un Estado omnipotente y una pol¨ªtica igualitarista, Chile dar¨ªa rienda suelta a la libertad econ¨®mica y a los ¡°esp¨ªritus animales¡±, con un orden fundado en un vasto tejido de contratos privados, un Estado meramente subsidiario, y una pol¨ªtica subordinada a las leyes del mercado.
Desde que ese sue?o alcanz¨® su peak, treinta y cinco a?os atr¨¢s, ha pasado mucha agua bajo los puentes. Tal vez sea hora que Chile se pregunte si se cumpli¨®; si acaso hoy est¨¢ m¨¢s cerca o m¨¢s lejos de Am¨¦rica Latina.
Desde el punto de vista del desarrollo econ¨®mico y humano est¨¢ ciertamente m¨¢s lejos. Basta con ver su ingreso per c¨¢pita, sus carreteras y aeropuertos, su parque automotriz, su provisi¨®n de vivienda, salud y educaci¨®n, su institucionalidad econ¨®mica, su empuje empresarial. Sin embargo, desde el punto de vista de sus patrones culturales, de sus pr¨¢cticas pol¨ªticas, de sus instituciones, de su seguridad y de su vida cotidiana, Chile se ha venido acercando a Am¨¦rica Latina.
Tres factores han incidido en tal evoluci¨®n. El primero y m¨¢s general, un proyecto neoliberal que no ha alcanzado el magnetismo para convertir la rebeld¨ªa del individualismo ¡®ingobernable¡¯ o ¡®ind¨®mito¡¯ en esp¨ªritu capitalista, como se imaginaba. Junto a un concentrado grupo de grandes empresas y conglomerados que participan en las grandes ligas del capitalismo internacional, lo que se ramific¨® fue un ¡®capitalismo zorr¨®n¡¯ que emplea la transgresi¨®n no para innovar en el campo de la producci¨®n, al estilo shumpeteriano, sino para burlar la legalidad y las regulaciones estatales, al estilo de la cl¨¢sica informalidad latinoamericana.
El segundo factor es la evoluci¨®n del sistema pol¨ªtico, que se ha vuelto m¨¢s fragmentado, m¨¢s d¨ªscolo, m¨¢s informal, m¨¢s incontrolable; en suma, m¨¢s ¡°latinoamericano¡±. Esto es en parte fruto de los cambios introducidos en la mec¨¢nica electoral, que ha favorecido a los caudillos por sobre los partidos; pero tambi¨¦n de una cultura que premia a los aventureros de toda ¨ªndole.
Un tercer elemento fundamental de esta vuelta de Chile al redil Latinoamericano ha sido, sin lugar a dudas, la acelerada y masiva inmigraci¨®n de ciudadanos provenientes de pa¨ªses de la regi¨®n. Ellos carecen de la cultura normativa e institucionalista cuyos or¨ªgenes se remontan en Chile a su formaci¨®n como Naci¨®n. Como en muchas otras latitudes, en un primer momento se pens¨® en una metabolizaci¨®n de la inmigraci¨®n; esto es, que con el pasar de los a?os la poblaci¨®n extranjera se adaptar¨ªa naturalmente a la formalidad, el legalismo y la parquedad chilenas. Pero no ha sido as¨ª, sino al rev¨¦s: en su vida diaria y a todos los niveles, en especial desde el estallido social de 2019, la sociedad chilena ha venido perdiendo su tradicional miedo al Estado, acerc¨¢ndose con esto al patr¨®n latinoamericano.
En suma, la cultura, el sistema econ¨®mico y la institucionalidad pol¨ªtica se han visto desbordadas por una insumisi¨®n individualista que se ha vuelto ¨Cen particular para los grupos medios y el mundo rural-- una amenaza a la seguridad personal, a la gobernanza y al crecimiento.
Por varias d¨¦cadas Chile crey¨® que se pod¨ªa entender en oposici¨®n a Am¨¦rica Latina. Pues bien, hoy es claro que s¨®lo se puede entender desde Am¨¦rica Latina.
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