Un virus viejo y sabio
El genoma del SARS-2 revela m¨²ltiples adaptaciones que delatan su origen antiguo

El coronavirus que ha puesto el mundo patas arriba no ha sido creado en un laboratorio de Wuhan, como le gusta decir a Donald Trump. Ni siquiera es una creaci¨®n reciente de la naturaleza. Su genoma revela una bater¨ªa de adaptaciones desarrolladas a lo largo de d¨¦cadas, tal vez siglos, en un proceso que empez¨® mucho, mucho antes de que los laboratorios humanos estuvieran en condiciones de dise?ar una maquinaria de caos y destrucci¨®n tan perfeccionada. Ni siquiera ahora lo est¨¢n, por fortuna para todos, aunque seguramente esto es solo cuesti¨®n de tiempo. Pero la gen¨¦tica del SARS-CoV-2 (SARS-2, para abreviar) nos revela incluso en esta fase preliminar de la investigaci¨®n unas cuantas lecciones que nos interesa aprender.
Los coronavirus se descubrieron hace m¨¢s de un siglo en un gato con fiebre y un vientre hinchado como una bota de vino reci¨¦n llenada. Se vio despu¨¦s que la misma familia viral causaba bronquitis en los pollos y una gastroenteritis en las cerdas que mataba a casi todos sus cochinillos. No fue hasta la ¨¦poca de los Beatles cuando se descubri¨® que los coronavirus eran la causa m¨¢s com¨²n del catarro humano. Sabemos tambi¨¦n desde entonces que los virus de este tipo pueden saltar entre especies, del perro al gato, del gato al cerdo y de ah¨ª a toda el arca de No¨¦. Como en humanos solo causaban catarros, los coronavirus pasaron inadvertidos para la biomedicina hasta 2003, cuando el SARS acab¨® con la vida de 800 personas. El SARS-2 con el que bregamos ahora ha matado a un cuarto de mill¨®n y subiendo.
La raz¨®n, naturalmente, est¨¢ en sus genes, que muestran toda una serie de novedades (adaptaciones, en la jerga evolutiva) para infectar mejor, reproducirse m¨¢s y por tanto causar m¨¢s da?o a sus v¨ªctimas. Eso no se hace de martes a jueves, y los cient¨ªficos citados por David Cyranoski en Nature piensan que el SARS-2, el causante de la rabiosamente actual covid-19, lleva d¨¦cadas oculto en la naturaleza, discreto y agazapado hasta dar el salto a nuestra especie perpleja.
SARS-2 muta poco, pero eso no tiene por qu¨¦ ser una buena noticia. Lo es en que, cuando haya una vacuna, no ser¨¢ necesario renovarla cada a?o como hacemos con la gripe. Pero no lo es en que algunos de los antivirales m¨¢s eficaces act¨²an justo causando mutaciones a los virus. Como el SARS-2 se protege contra las mutaciones, esos f¨¢rmacos no est¨¢n funcionando contra ¨¦l. Nuestro coronavirus ha evolucionado seguramente por recombinaci¨®n gen¨¦tica, donde dos virus que infectan la misma c¨¦lula se intercambian genes en toda clase de combinaciones. Es posible que esa sea la raz¨®n de que la mayor¨ªa del genoma de SARS-2 se parezca a los virus del murci¨¦lago salvo por los genes de su esp¨ªcula, que son casi id¨¦nticos a los del pangol¨ªn, y son los que le permiten infectar las c¨¦lulas humanas con gran eficacia. Un virus con historia.
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