?Y si llega la vacuna, pero millones de personas se niegan a pon¨¦rsela?
Los colectivos antivacunas tratan de aprovechar la crisis sanitaria para impulsar una resistencia a inmunizarse que ya era un amenaza global para la OMS
¡°?Qu¨¦ pasa ahora con los antivacunas?¡±, se preguntaba jocoso Pablo Motos en su programa hace unas semanas. Desde que estall¨® la pandemia, se han multiplicado los chistes sobre este colectivo que desconf¨ªa de las agujas. Se da por hecho que estar¨¢n escondidos o que habr¨¢n tenido que cambiar de opini¨®n, en medio de una crisis sanitaria global que se soluciona con vacunas. Pero solo hace falta conocer un poco como piensa este grupo de activistas irredentos para saber que la realidad es muy distinta. Los antivacunas no estaban callados, sino muy movilizados, como ha sucedido en todas las crisis sanitarias anteriores. El zika, la gripe A y ahora el coronavirus son episodios que contienen los factores que confirman sus creencias y les ayudan a impulsarlas, aunque parezca parad¨®jico. La pandemia actual es la tormenta perfecta en la que se juntan todos los elementos de una batalla para la que llevan d¨¦cadas prepar¨¢ndose.
La incertidumbre alimenta el pensamiento conspiranoico y estos grupos son especialistas en echar le?a en ese fuego. Tienen muy trabajado el manual de la infoxicaci¨®n online y vienen sembrando dudas y conspiraciones desde hace meses. ¡°Mi respuesta corta es que van a crecer los antivacunas¡±, advierte el soci¨®logo Josep Lobera, ¡°aunque creo que estamos a tiempo de hacer bien las cosas". Mientras se difund¨ªan chistes sobre antivacunas en Twitter, ellos divulgaban historias inventadas como que hab¨ªa fallecido una brit¨¢nica que se ofreci¨® a probar la vacuna experimental, que todo estaba orquestado por Bill Gates, que se pod¨ªa alcanzar una falsa ¡°inmunidad natural¡± o que siete ni?os hab¨ªan muerto en Senegal en la primera inmunizaci¨®n masiva. Cuando llegue la verdadera vacuna a las farmacias, habr¨¢n tenido tiempo de que sus mentiras y medias verdades cristalicen como recelos y desconfianza en parte del p¨²blico. "Estamos a tiempo de hacer las cosas bien, pero ahora es m¨¢s dif¨ªcil que en una situaci¨®n normal y eso me lleva a pensar que vamos a ver crecer los movimientos antivacunas. En cuanto tengamos vacuna, habr¨¢ campa?as m¨¢s fuertes y con m¨¢s repercusi¨®n¡±, explica Lobera. Este soci¨®logo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid acaba de publicar un estudio que asocia el sentimiento antivacunas en Espa?a con la desconfianza en la medicina convencional.
Una cuarta parte de los franceses y de los estadounidenses no tomar¨ªa la vacuna si estuviera ahora disponible. En el Reino Unido, el 12% no se vacunar¨ªa y m¨¢s del 18% intentar¨ªa que familiares o amigos no se pinchasen
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ya consideraba el rechazo a la inmunizaci¨®n una de las principales amenazas sanitarias en 2019, cuando se dieron el triple de casos de sarampi¨®n que el a?o previo. En este momento, el problema podr¨ªa incluso llegar a amenazar la ansiada inmunidad de grupo frente al coronavirus, que se suele ubicar en torno al 70% de la poblaci¨®n. El 26% de los franceses no tomar¨ªa la vacuna si estuviera ahora disponible, seg¨²n un estudio publicado en The Lancet. En el Reino Unido, el 12% no se vacunar¨ªa y m¨¢s del 18% intentar¨ªa que familiares o amigos no se pinchasen, asegura un trabajo de la Universidad de Cambridge. Una cuarta parte de la poblaci¨®n estadounidense tampoco tiene inter¨¦s en vacunarse contra la covid, seg¨²n Reuters, un rechazo que alcanza al 34% de los votantes republicanos, seg¨²n Pew. Solo el 40% de los estadounidenses menores de 60 a?os est¨¢n convencidos de que se la pondr¨ªan, seg¨²n AP.
No todos esos millones de ciudadanos reacios encajan en esta etiqueta de ¡°antivacunas¡±. Hay un c¨ªrculo reducido de activistas militantes que lo viven como un credo; uno mayor de familias que recelan; y luego est¨¢ el p¨²blico general, que puede llegar a desconfiar a la luz de los acontecimientos y sus circunstancias.
Las autoridades deben ser muy transparentes y sinceras mostrando toda la informaci¨®n disponible sobre el proceso de desarrollo de las vacunas, reconociendo que hay prisas, errores e intereses comerciales, explica Lobera. Sobre todo dejando claro que todo eso se controlar¨¢ para lograr un producto final excelente. Y mejor si se permite elegir a la poblaci¨®n entre distintos tipos de vacunas. Porque estos recelos que ya se observan suelen crecer al calor de las suspicacias hacia los intereses de farmac¨¦uticas y Gobiernos. Como explicaba la ensayista Eula Biss en Inmunidad (Dioptr¨ªas), gran parte de la desconfianza hacia el producto final, la vacuna, se centra en realidad en lo que creen que son capaces de hacer los fabricantes con tal de ganar dinero.
"Hacer las cosas bien ahora es m¨¢s dif¨ªcil que en una situaci¨®n normal y eso me lleva a pensar que vamos a ver crecer los movimientos antivacunas. En cuanto tengamos vacuna, habr¨¢ campa?as m¨¢s fuertes y con m¨¢s repercusi¨®n¡±Josep Lobera, soci¨®logo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Estos recelos tambi¨¦n existen, aunque en menor grado, en Espa?a. Hasta ahora sab¨ªamos que m¨¢s de un 6% de los espa?oles creen que los riesgos de las vacunas infantiles superan a sus beneficios, seg¨²n un estudio de Fecyt realizado por el propio Lobera. Pero con la llegada de la pandemia se han multiplicado las creencias sobre conspiraciones, que son la puerta que se abre para dejar pasar otras ideas alternativas. El 29% de los espa?oles cre¨ªa a principios de abril que el virus se cre¨® en un laboratorio, seg¨²n el Reuters Institute de la Universidad de Oxford. Y el 12% cree que las compa?¨ªas farmac¨¦uticas est¨¢n especulando con una vacuna que ya estar¨ªa desarrollada (y el 21% no est¨¢n seguros), seg¨²n un trabajo de Mar¨ªa Victoria-Mas, de la Universitat Internacional de Catalunya. Estas conspiraciones est¨¢n empapando conversaciones en redes y whatsapps, por debajo del radar. En Italia se manifestaron el pasado s¨¢bado los ¡°chalecos naranjas¡±, un colectivo que asegura que el virus no existe, que las vacunas son da?inas y que la culpa es del 5G y de Bill Gates. Un estudio reci¨¦n publicado muestra que existe una relaci¨®n directa y robusta entre creer en conspiraciones y negarse a recibir una vacuna contra la covid.
¡°Con demasiada frecuencia, los responsables de proteger al p¨²blico no parecen entender c¨®mo se mueve la informaci¨®n en la era de Internet¡±, lamentaba recientemente Ren¨¦e DiResta, investigadora de Stanford que fue de las primeras en alertar de las trampas de los antivacunas en las redes. Las crisis sanitarias son ideales para impulsar su agenda. Durante los brotes de sarampi¨®n que golpearon distintos puntos de EE UU el a?o pasado, los grupos antivacunaci¨®n fueron los que mostraron un mayor crecimiento en redes como Facebook, como advierte un estudio publicado la semana pasada en Nature. ¡°Es casi como si hubieran estado esperando esto. Cristaliza todo lo que han estado diciendo¡±, explicaba Neil Johnson, autor del estudio, sobre c¨®mo estaban aprovechando esta circunstancia los activistas antivacunas.
¡°Los reclamos contra las vacunas en Internet no son est¨¢ticos. Responden a las noticias cambiantes y al desarrollo de nuevas t¨¦cnicas ret¨®ricas¡±, explica Jonathan Berman en su reciente libro Antivacunas (Anti-vaxxers, MIT Press). El an¨¢lisis de las webs que se oponen a las vacunas muestra una evoluci¨®n importante en los temas que centran sus argumentos: bajan las menciones a las vacunas como causa de otras enfermedades o la promoci¨®n de remedios alternativos, mientras suben las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Cuando los defensores de las vacunas siguen peleando contra el falso v¨ªnculo con el autismo, los antivacunas van abandonando discretamente esa trinchera para centrarse en narrativas sobre la libertad de elecci¨®n, como explica DiResta.
"Los responsables de proteger al p¨²blico no parecen entender c¨®mo se mueve la informaci¨®n en la era de Internet¡±, lamentaba recientemente Ren¨¦e DiResta, investigadora de Stanford
¡°Sorprendentemente, a pesar de que las t¨¢cticas de las webs contra la vacunaci¨®n se adaptan con el tiempo, los mensajes generales que se difunden caen en las mismas categor¨ªas b¨¢sicas que usaban en la d¨¦cada de 1850. Los temas sobre la libertad personal, los temores a la contaminaci¨®n del cuerpo y la desconfianza hacia el Gobierno y los cient¨ªficos todav¨ªa se utilizan m¨¢s de un siglo y medio despu¨¦s¡±, apunta Berman en su libro. En la ¨²ltima d¨¦cada, hemos asistido a una erosi¨®n constante de la confianza en la ciencia y los expertos, m¨¢s a¨²n en los ¨²ltimos meses, que puede servir de combustible en una futura campa?a de vacunaci¨®n.
¡°Hay un tronco com¨²n entre el pensamiento antivacunas y algunas posiciones pol¨ªticas extremas asociado a la idea de que las ¨¦lites no nos cuidan¡±, afirma Lobera, sobre el riesgo a?adido de polarizar pol¨ªticamente las campa?as de inmunizaci¨®n. En Francia, los votantes de la izquierda de M¨¦lenchon y la derecha de Le Pen son los m¨¢s reticentes a vacunarse contra el coronavirus. Esto puede propiciar mayor movilizaci¨®n contra esa vacuna en paralelo con la ideolog¨ªa, como ha sucedido en pa¨ªses como Polonia o Italia.
Las autoridades sanitarias ya est¨¢n preocupadas por el desarrollo de los acontecimientos: un art¨ªculo publicado en la revista de la Asociaci¨®n M¨¦dica Estadounidense, avisa de que las narrativas que m¨¢s circulan ya est¨¢n cuestionando la seguridad de una futura vacuna, criticando como ¡°tir¨¢nica¡± la inmunizaci¨®n obligatoria y promoviendo teor¨ªas de conspiraci¨®n como que se utilizar¨¢ para inyectar un microchip que vigile a la poblaci¨®n. Algunas pueden parecer ideas rid¨ªculas, pero esos m¨¦dicos reclaman que se activen ya campa?as de salud p¨²blica que contrarresten para prevenir la propagaci¨®n de ideas marginales ¡°antes de que mitos peligrosos arraiguen en la psique p¨²blica¡±.
¡°No es una historia cerrada¡±, avisa Lobera. Y a?ade: ¡°Lo que suceda con esta pandemia depende de c¨®mo se jueguen las cartas m¨¦dicas, pol¨ªticas y de comunicaci¨®n. Porque tiene muchos aspectos sensibles y se deben jugar bien los aspectos comunicativos¡±.
Desmontar bulos funciona
El investigador Timothy Cauldfield acaba de publicar un estudio en el que explica que es posible hacer frente a bulos como los que alientan colectivos antivacunas. Lo resume ¨¦l mismo en este dec¨¢logo:
1- Proporciona la informaci¨®n cient¨ªfica (s¨ª, funciona).
2- Usa contenidos claros y que se puedan compartir.
3- Alude a fuentes independientes y fiables.
4- Si existe, resalta que hay consenso cient¨ªfico (y que la ciencia evoluciona).
5- S¨¦ amable, natural y humilde.
6- Crea una narrativa (la creatividad gana).
7- Llama la atenci¨®n sobre las falacias.
8- Titula con los hechos (no con la desinformaci¨®n).
9- Recuerda que tu audiencia es el p¨²blico general (no el negacionista duro).
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