Lecciones para la pandemia del hombre que ayud¨® a erradicar un virus en mula
El octogenario vir¨®logo Rafael N¨¢jera, veterano de la campa?a de la polio de 1963, se recupera tras sufrir la covid-19 y perder a su esposa
Es dif¨ªcil resumir una vida en dos frases. Cuando el coronavirus acab¨® con la existencia de Margarita V¨¢zquez de Parga el 28 de abril, su viudo y sus dos hijos escogieron estas dos para su esquela: ¡°Siempre llena de vitalidad, fue una maravillosa esposa, madre y abuela. Llen¨® de alegr¨ªa la vida de familiares, amigos y compa?eros de profesi¨®n¡±. V¨¢zquez de Parga, de 78 a?os, fue adem¨¢s la directora de los Archivos Estatales del Ministerio de Cultura durante una d¨¦cada, al mando de millones de documentos que iluminan episodios de la historia como el descubrimiento de Am¨¦rica y la Guerra Civil espa?ola. Su viudo es Rafael N¨¢jera, nacido en C¨®rdoba hace 82 a?os, pionero de la virolog¨ªa en Espa?a y tambi¨¦n infectado por el coronavirus.
Cuando apenas ten¨ªa 25 a?os, N¨¢jera recibi¨® el encargo de iniciar la primera campa?a de vacunaci¨®n sistem¨¢tica en Espa?a. En 1963, recorri¨® pueblo a pueblo toda la provincia de Le¨®n para dar a cada ni?o un azucarillo con tres gotitas de la vacuna oral contra la polio, una enfermedad causada por un virus muy contagioso que provocaba par¨¢lisis a 2.000 criaturas cada a?o. En algunas aldeas, con muchos afectados cojeando con rudimentarias muletas o directamente arrastr¨¢ndose por el suelo, parec¨ªa que los ni?os volv¨ªan de la guerra.
¡°Sol¨ªamos ir en jeep, pero muchas veces ten¨ªamos que llegar en mula o andando, porque hab¨ªa caminos infernales¡±, recuerda N¨¢jera. Su equipo llevaba las vacunas refrigeradas en unas neveritas de Coca-Cola a las que hab¨ªan borrado los logotipos. ¡°No hab¨ªa un duro. Ten¨ªamos lo justo y nada m¨¢s. Pero erradicamos la polio en Espa?a, que no s¨¦ si ha habido algo m¨¢s importante en la historia de la sanidad espa?ola¡±, celebra. El octogenario vir¨®logo cuenta que tuvo el privilegio de vacunar a la primera ni?a en 1963, siendo un joven m¨¦dico, y de firmar en 1988 el certificado de erradicaci¨®n de la polio en Espa?a, ya como primer director del entonces reci¨¦n creado Instituto de Salud Carlos III, en Madrid.
¡°Siempre he pensado que aquella campa?a de la polio fue el ¨²nico elemento que, al final, fue capaz de aglutinar a las familias de distintas ideolog¨ªas en los pueblos tras los brutales enfrentamientos de la Guerra Civil. Hab¨ªa familias en las que unos hab¨ªan matado a otros, eso no era algo para olvidar en 10 a?os. Aquello era terrible. Por eso creo que la campa?a de la polio tuvo un significado profundo. Las familias se un¨ªan por algo que estaba por encima de los odios, porque era a favor de los ni?os¡±, reflexiona N¨¢jera, convaleciente en su casa del municipio madrile?o de Pozuelo de Alarc¨®n tras sufrir la embestida del coronavirus.
¡°Aquella campa?a de la polio fue el ¨²nico elemento capaz de aglutinar a las familias de distintas ideolog¨ªas en los pueblos tras la Guerra Civil¡±
El vir¨®logo cree que su esposa se infect¨® en una visita rutinaria al hospital. Despu¨¦s se contagi¨® ¨¦l. ¡°He tenido un cansancio muy grande, con muchos dolores musculares. Tantos que un d¨ªa me ca¨ª solo en casa y estuve m¨¢s de una hora de reloj intentando levantarme del suelo, no pod¨ªa¡±, rememora. Ahora, ya con una prueba PCR negativa que indica que ha superado la infecci¨®n, N¨¢jera se encuentra ¡°bien, dentro de lo que cabe¡±.
El vir¨®logo public¨® el a?o pasado la historia de la instituci¨®n que ayud¨® a fundar en 1986, en un libro titulado El Instituto de Salud Carlos III en el marco de la evoluci¨®n de la Salud P¨²blica. El volumen radiograf¨ªa la batalla pol¨ªtica que precedi¨® a la campa?a de la polio. La primavera de 1962, recuerda N¨¢jera, fue explosiva en la Espa?a franquista, con huelgas en la cuenca minera asturiana que se extendieron a otros sectores y provincias. Las fuerzas de oposici¨®n a la dictadura, desde los socialistas a los mon¨¢rquicos, se reunieron en M¨²nich (Alemania) del 5 al 8 de junio para proclamar su apuesta por la democracia, en un congreso que la prensa del r¨¦gimen bautiz¨® como ¡°el contubernio¡±.
¡°Hubo una represi¨®n tremenda¡±, revive N¨¢jera. El dirigente comunista Juli¨¢n Grimau fue detenido el 7 de noviembre en Madrid, juzgado en un consejo de guerra sin garant¨ªas y fusilado al amanecer del 20 de abril de 1963. El esc¨¢ndalo internacional fue monumental. N¨¢jera cree que la dictadura franquista us¨® la campa?a de la polio para intentar lavar su imagen. ¡°Tras el asesinato de Juli¨¢n Grimau es cuando todo se puso en marcha¡±, rememora.
N¨¢jera calcula que el retraso del r¨¦gimen franquista en enfrentarse a la epidemia provoc¨® casi 15.000 casos de polio en ni?os que se podr¨ªan haber evitado. Desde 1957 ya exist¨ªa una vacuna inyectable autorizada en Espa?a, la desarrollada por el estadounidense Jonas Salk, pero la dictadura no la financiaba y se vend¨ªa a 200 pesetas, unos 600 euros actuales. ¡°Se vacunaron cuatro ricos y nadie m¨¢s¡±, lamenta N¨¢jera. ¡°La responsabilidad hist¨®rica del franquismo ha sido brutal¡±.
¡°La epidemiolog¨ªa pr¨¢ctica debe ser de suela de zapato. No de despacho ni de ordenador: de suela de zapato¡±
Un equipo de j¨®venes m¨¦dicos, liderado por Florencio P¨¦rez Gallardo, empez¨® a promover una campa?a de vacunaci¨®n universal y gratuita con una nueva vacuna oral, la concebida por el vir¨®logo Albert Sabin, polaco nacionalizado estadounidense. El Ministerio de Trabajo, controlado por falangistas, apoyaba la inyectable de Salk, mientras que el Ministerio de Gobernaci¨®n, m¨¢s mon¨¢rquico y cat¨®lico, apostaba por las gotitas de Sabin, de eficacia ya demostrada en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ¡°Los reaccionarios de este pa¨ªs la llamaron la vacuna comunista. Pero gracias a esa vacuna comunista sus hijos y sus nietos no han tenido polio¡±, zanja N¨¢jera.
¡°La futura vacuna contra la covid-19 tiene que ser fruto de un proceso democr¨¢tico y estar disponible para cualquiera que pueda estar en riesgo. Eso es un elemento fundamental de nuestra civilizaci¨®n. Si no, apaga y v¨¢monos¡±, subraya el vir¨®logo. ¡°De nada sirve vacunar a los ricos si los pobres son el reservorio. Las campa?as de vacunaci¨®n no se deben basar en el capital, sino en la epidemiolog¨ªa¡±, a?ade con contundencia.
N¨¢jera fue uno de los primeros profesores de Virolog¨ªa en Espa?a, en 1971 en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, junto a sus colegas de la campa?a de la polio Florencio P¨¦rez Gallardo y Luis Valenciano. Tambi¨¦n fue el primer presidente de la Sociedad Espa?ola de Virolog¨ªa. Y el director hasta 1986 del Centro Nacional de Microbiolog¨ªa, donde se enfrent¨® a los primeros casos de sida en Espa?a. ¡°Aquello fue terrible, aut¨¦nticamente terrible. A la vez que nos encontr¨¢bamos con una enfermedad nueva exist¨ªa un componente de discriminaci¨®n social horroroso, lo cual complicaba las cosas much¨ªsimo¡±, sostiene.
El cient¨ªfico hace un llamamiento a no relajarse ante la pandemia de covid-19. La eliminaci¨®n de la polio en Espa?a, dice, cost¨® 25 a?os, de 1963 a 1988, pero se podr¨ªa haber logrado en cinco si el r¨¦gimen franquista no hubiese bajado la guardia ante los primeros ¨¦xitos de la vacunaci¨®n. N¨¢jera recuerda que, al final, la enfermedad se derrot¨® rastreando ni?o a ni?o: ¡°Aparecieron unos casos sin conexi¨®n, en Salamanca, e indagando epidemiol¨®gicamente, algo que parece que ahora se est¨¢ olvidando, vimos que eran familias gitanas emigrantes de Valencia hacia Salamanca. Las seguimos y las identificamos, en un trabajo como debe ser la epidemiolog¨ªa pr¨¢ctica: de suela de zapato. No de despacho ni de ordenador: de suela de zapato¡±.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.