El colesterol ¡®bueno¡¯ no es tan bueno
Un estudio del Hospital del Mar revela que solo un subgrupo de lipoprote¨ªnas de alta densidad se asocia realmente con una disminuci¨®n del riesgo cardiovascular
Nunca es oro todo lo que reluce. Ni la vida de los influencers en Instagram ni las bonanzas de las lipoprote¨ªnas de alta densidad que discurren por los tejidos del cuerpo humano. Esas part¨ªculas, conocidas como HDL, son las transportistas del colesterol, una sustancia grasa necesaria para la vida, aunque peligrosa si se acumula en exceso en las arterias. Las HDL, sin embargo, gozan de muy buena fama y, de hecho, tambi¨¦n se llaman colesterol bueno porque, a diferencia de las lipoprote¨ªnas de baja densidad (LDL o colesterol malo), capturan esta sustancia grasa depositada en las arterias y la trasladan al h¨ªgado, donde se elimina. As¨ª, tener altas las HDL era una se?al cardioprotectora, mientras que los niveles elevados de LDL implicaban un mayor riesgo de problemas de coraz¨®n ¡ªestas lipoprote¨ªnas llevan el colesterol a las c¨¦lulas, pero son incapaces de transportar el excedente al h¨ªgado para su eliminaci¨®n¡ª. Sin embargo, una investigaci¨®n del Hospital del Mar de Barcelona ha hecho tambalear las bondades de las HDL y ha concluido que el colesterol bueno no es tan bueno. O, al menos, no todo: solo un subgrupo, las part¨ªculas de HDL peque?as, se asocian con una disminuci¨®n del riesgo cardiovascular. Las part¨ªculas grandes de HDL, no.
¡°Ten¨ªamos muchos estudios que nos demostraban el riesgo de enfermedad coronaria: altos niveles de HDL disminuyen el riesgo y altos niveles de LDL, lo aumenta. Con respecto a la prevenci¨®n, de hecho, tenemos varias familias de f¨¢rmacos para disminuir el LDL y, al bajar estos niveles, se reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular¡±, explica el investigador del Hospital del Mar-IMIM, Roberto Elosua. La clave est¨¢ en que el LDL no llega al h¨ªgado. ¡°No es capaz de engancharse a los receptores hep¨¢ticos, no encaja y no puede liberar el colesterol en el h¨ªgado para eliminarlo¡±, concreta el experto. El colesterol se deposita en las paredes de las arterias y puede provocar ateroesclerosis: se acumula en el vaso sangu¨ªneo y forma una especie de placas que estrechan las arterias y restringen el paso de la sangre.
Para los investigadores, el ¡°Santo Grial¡±, como lo llama Elosua, era encontrar alg¨²n f¨¢rmaco que aumentasen los niveles de colesterol bueno. ¡°En los 2000 se fabricaron f¨¢rmacos que casi multiplicaban por dos los niveles de HDL, pero se vio que no reduc¨ªan el riesgo de enfermedad cardiovascular, sino que incluso aumentaba. As¨ª que no se autoriz¨® su uso y no llegaron a las farmacias¡±, relata Elosua. Pero el fracaso de esos f¨¢rmacos fue el punto de partida para los investigadores del Hospital del Mar: empezaron a cuestionarse si realmente hab¨ªa una relaci¨®n causal entre los niveles de HDL y la enfermedad coronaria.
¡°Y fuimos a la gen¨¦tica para analizar si esta relaci¨®n era causal o no. Conocemos unas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas, cambios en la posici¨®n de alguna letra en la secuencia del genoma, que hace que algunas personas tengan m¨¢s HDL. Y pensamos: si yo tengo caracter¨ªsticas gen¨¦ticas que hacen que tenga m¨¢s HDL que t¨², yo deber¨ªa tener tambi¨¦n m¨¢s protecci¨®n cardiovascular¡±, explica. Pero esa premisa no se cumpl¨ªa: ¡°El HDL no causaba una disminuci¨®n del riesgo de infarto¡±.
Lo que s¨ª descubrieron, no obstante, es que la clave estaba en los subgrupos de HDL, que lo hay de part¨ªculas m¨¢s peque?as o part¨ªculas m¨¢s grandes. Los expertos hallaron que aquellas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas vinculadas a la creaci¨®n de part¨ªculas grandes de colesterol bueno no eran tan favorables. De hecho, ten¨ªan una relaci¨®n directa con un riesgo m¨¢s grande de infarto. Sin embargo, las caracter¨ªsticas gen¨¦ticas asociadas a part¨ªculas peque?as de colesterol bueno se relacionaban con un menor riesgo de infarto. ¡°Las part¨ªculas peque?as de HDL son m¨¢s funcionales en el transporte reverso de colesterol, que es el traslado del colesterol al h¨ªgado para eliminarlo por las heces¡±, resume Elosua.
Este hallazgo todav¨ªa no tiene un impacto visible en la pr¨¢ctica cl¨ªnica, pero abre una ventana de oportunidades. Para empezar, para investigar nuevos f¨¢rmacos. ¡°Si pudi¨¦semos usar f¨¢rmacos para modular la actividad de esos genes asociaciones a la creaci¨®n de part¨ªculas peque?as de HDL, podr¨ªamos aumentar sus niveles en el organismo¡±, apunta Elosua, y aumentar la protecci¨®n cardiovascular. El investigador, que ha publicado su estudio en la revista Metabolism Clinical and Experimental, tampoco descarta que, en las anal¨ªticas tradicionales de sangre, se implemente de forma rutinaria la evaluaci¨®n del HDL desglosado seg¨²n el subgrupo de part¨ªculas para afinar mejor el riesgo cardiovascular real.
Por lo pronto, y a falta de f¨¢rmacos y un control m¨¢s exhaustivo del verdadero colesterol bueno, Elosua revela dos elementos que juegan a favor para aumentar los niveles del colesterol bueno, bueno: ¡°la dieta mediterr¨¢nea y el ejercicio f¨ªsico¡±. Eso no falla.
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