Una ¨®rbita distante: Artemis explora los nuevos caminos hacia la Luna
El inter¨¦s por el polo sur lunar y las limitaciones del potente cohete SLS de la NASA obligan a recurrir a una maniobra espacial m¨¢s compleja
A la tercera intentona, la NASA ha logrado poner en marcha hacia la Luna a la nave Orion, el primer paso hacia el regreso de humanos a nuestro sat¨¦lite. Un viaje que llevara una trayectoria peculiar para lo que sol¨ªa ser habitual en el abordaje lunar. En los a?os heroicos de la astron¨¢utica, enviar una sonda a nuestro sat¨¦lite era cuesti¨®n de apuntar y disparar. No apuntar donde estaba la Luna en ese momento, sino donde estar¨ªa al cabo de los tres d¨ªas que durar¨ªa el viaje. Los matem¨¢ticos rusos eran maestros en ese arte. Tan solo a veces se permit¨ªan el lujo de expulsar una nube de sodio a medio camino para estimar si la trayectoria era o no correcta. Por lo dem¨¢s, si la punter¨ªa hab¨ªa sido buena y el cohete no sufr¨ªa desv¨ªos, llegar¨ªa; si no, bueno, se intentar¨ªa una vez m¨¢s. Ahora la cosa ha cambiado.
Las limitaciones del nuevo cohete SLS, el m¨¢s potente de la historia, y el inter¨¦s por explorar los cr¨¢teres oscuros del polo sur lunar ha obligado a recurrir a ¨®rbitas m¨¢s complejas. En el caso del primer vuelo del programa Artemis, la ¨®rbita inicial ser¨¢ una a baja altura (unos 100 km) pero enseguida aprovechar¨¢ la propia asistencia gravitatoria de la Luna para pasar a una mucho m¨¢s alargada, llamada ¡°DRO: Orbita Distante Retr¨®gada¡±. Distante porque se alejar¨¢ hasta 70.000 kil¨®metros, aunque manteniendo un perilunio muy bajo. Y retr¨®grada porque girar¨¢ en sentido contrario a c¨®mo se mueve la Luna alrededor de la Tierra. Aunque esto ¨²ltimo no es novedad: los Apolo hac¨ªan lo mismo.
70.000 kil¨®metros son m¨¢s de lo que alcanza la esfera de atracci¨®n de la Luna. En otras palabras: Esta ¨®rbita depende no solo de la gravedad lunar, sino tambi¨¦n de la terrestre. En concreto, es un delicado equilibrio que aprovecha la interacci¨®n con los puntos de Lagrange para asegurar una trayectoria estable. De hecho, es tan alargada que la nave Orion ejecutar¨¢ dos vueltas, empleando para ello unas dos semanas. Por eso la misi¨®n durar¨¢ tanto. ?Cu¨¢nto exactamente? Dos horas despu¨¦s del despegue, la etapa superior del cohete impuls¨® a la nave Orion fuera de la ¨®rbita terrestre para ponerla en curso para un vuelo de 25 d¨ªas que lo llevar¨¢ cerca de la superficie lunar antes de navegar 65.000 kil¨®metros m¨¢s all¨¢ de la luna y de regreso a Tierra. Se espera que la c¨¢psula americe en el Pac¨ªfico el 11 de diciembre.
Artemis is rescheduled to launch on its journey to the Moon on Wednesday, Nov 16. This trajectory is slightly different than the previous ones. The lunar flyby that aims it back to Earth happens closer to lunar apogee. pic.twitter.com/uHuzIePnVS
— Tony Dunn (@tony873004) November 13, 2022
Solamente una nave ¡ªel orbitador de la Chang¡¯e 5¡ª ha utilizado hasta hoy una ¨®rbita distante. Y eso fue tras muchos meses de vuelo. Cumplida ya su misi¨®n principal de contribuir a conseguir las primeras muestras de roca lunar para China. Fue solo a principios de este a?o cuando, tras un largo periplo, entr¨® en ¨®rbita lunar estable. All¨ª est¨¢ ahora anclada, contribuyendo a estudios de interferometr¨ªa de larga base.
Alcanzar esa ¨®rbita requiere un modesto incremento de velocidad. Un factor importante porque la c¨¢psula Orion es muy pesada y sus reservas de combustible, limitadas. Tanto que, aunque resulte sorprendente, es incapaz de salir por sus propios medios de una ¨®rbita lunar a baja altura, como lo hac¨ªan los Apolo hace medio siglo. Necesita ayudarse del empuj¨®n gravitatorio que proporciona la pr¨®xima Luna al pasar muy cerca de ella. Es el mismo tipo de maniobra que se viene utilizando desde hace mucho en las sondas interplanetarias: J¨²piter, Venus o la propia Tierra ayudan a incrementar la velocidad de algunas naves para dirigirlas hacia su objetivo final. Y gratis, sin consumo de combustible.
De Apolo a Artemis
Las antiguas c¨¢psulas Apolo dispon¨ªan de un motor con reservas de combustible para provocar un cambio total de su velocidad (en jerga astron¨¢utica, ¡°delta V¡±) de casi 3 kil¨®metros por segundo. Suficiente para frenar al llegar a la Luna (890 metros por segundo) y luego otro tanto para acelerar en el regreso a casa. Y a¨²n quedaba margen para ejecutar varias correcciones de vuelo.
Los veh¨ªculos destinados a la Luna se equiparon con motores que permit¨ªan corregir su trayectoria a medio camino. Eso aumentaba mucho las probabilidades de ¨¦xito. La clave estaba en llegar por lo menos al punto de equilibrio entre la Tierra y la Luna. Hasta ah¨ª, todo era subida, con la gravedad del terrestre retardando y retardando el avance de la c¨¢psula, como ocurre con una piedra que se lanza al aire. Pero una vez all¨ª, el viaje se volv¨ªa cuesta abajo, donde predominaba la atracci¨®n lunar con la consiguiente aceleraci¨®n de la nave. El problema ser¨ªa frenar, para no acabar en pedacitos sobre una llanura polvorienta.
Las c¨¢psulas Apolo segu¨ªan ese tipo de trayectorias, bien conocidas y descritas por la mec¨¢nica newtoniana. Una vez cerca de la Luna, encend¨ªan su motor de maniobra para entrar en una ¨®rbita casi por encima del ecuador o solo ligeramente inclinada. Nada extra?o, puesto que para los primeros aterrizajes se escogieron zonas de baja latitud: mientras dos astronautas exploraban el terreno, el otro, a bordo de la nave nodriza, sobrevolaba con cierta regularidad el lugar de aterrizaje. Si era necesario un despegue de emergencia, los c¨¢lculos orbitales para reunir las dos naves resultaban relativamente sencillos.
Orion dispone de un motor algo m¨¢s potente, pero con tan poco combustible que no llega a la mitad de esa cifra. Eso impide utilizar la t¨¢ctica del Apolo y obliga a echar mano de ¨®rbitas especiales que permitan aprovechar la gravedad de la Luna (y su interacci¨®n con la Tierra) para ara?ar unos cuantos metros por segundo. Por ejemplo, la ¡°Orbita Distante Retr¨®grada¡± que se utilizar¨¢ en la primera misi¨®n Artemis. O la a¨²n m¨¢s ex¨®tica ¡°Orbita de Halo Cuasi Rectil¨ªnea¡± planeada para el primer desembarco, en el 2024 o m¨¢s tarde.
Todas estas trayectorias ahorran combustible, pero son lentas de alcanzar. As¨ª que los nuevos viajes a la Luna van a tomar su tiempo. Las limitaciones del Apolo en cuanto a reservas de ox¨ªgeno, consumibles y alimentos aconsejaban una ida y vuelta r¨¢pida (cosa de tres d¨ªas), aunque eso supusiera un mayor gasto de combustible y un cohete gigantesco. Orion posee mucha m¨¢s autonom¨ªa, as¨ª que se puede permitir un viaje m¨¢s relajado: cuatro d¨ªas m¨¢s otros tres antes de alcanzar la ¨®rbita distante.
Cuando llegue la misi¨®n de alunizaje, la c¨¢psula Orion aparcar¨¢ en una ¨®rbita a¨²n m¨¢s extra?a, conocida bajo el impronunciable acr¨®nimo de NRHO: Orbita de Halo Cuasi Rectil¨ªnea. Nunca se ha utilizado, as¨ª que la NASA decidi¨® probarla antes con un sat¨¦lite peque?o de solo 25 kilos. Se le bautiz¨® CAPSTONE (en ingl¨¦s, ¡°piedra angular¡± aunque en realidad son siglas).
Una prueba bal¨ªstica
CAPSTONE despeg¨® desde Nueva Zelanda en pasado mes de junio. Iba a bordo de un cohete relativamente modesto, as¨ª que se decidi¨® utilizar una trayectoria bal¨ªstica de m¨¢ximo ahorro de energ¨ªa. De hecho, Aprovechar¨ªa un delicado equilibrio entre Tierra, Luna y Sol para alejarse hasta m¨¢s de un mill¨®n de kil¨®metros del planeta y luego volver a caer. Eso le permitir¨ªa llegar a ¨®rbita lunar a paso de caracol, casi sin tener que frenar. Eso s¨ª, el ahorro se paga en tiempo de vuelo: Todav¨ªa est¨¢ en camino y no llegar¨¢ a destino hasta noviembre.
Esa trayectoria es un ensayo para la que en el futuro deber¨¢ seguir la estaci¨®n lunar Gateway, seg¨²n figura en los planes de la NASA, aunque de momento, el primer vuelo tripulado se har¨¢ sin contar con ella.
Y todav¨ªa hay otra nave m¨¢s en camino hacia la Luna. Es la sonda coreana Danuri, que tambi¨¦n sigue una trayectoria similar, movi¨¦ndose en precario equilibrio entre el tir¨®n del Sol, la Tierra y la Luna. Son ¨®rbitas ¡°ca¨®ticas¡± en el sentido matem¨¢tico del t¨¦rmino: Una peque?¨ªsima perturbaci¨®n al lanzamiento produce enormes desviaciones al final. Una variante del ¡°efecto mariposa¡±. Pero son imprescindibles para enviar el m¨¢ximo de carga con un cohete de tama?o medio. No hay prisa. Danuri despeg¨® en verano y no se espera que llegue a destino hasta las Navidades.
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